El texto completo de la carta que el hermano mayor de Santiago Maldonado leyó en Plaza de Mayo a los dos meses de su desaparición, luego de ser secuestrado por la Gendarmería.
Santiago:
Donde estés, quiero que sepas que te quiero. Cada día que pasa te extrañamos. Necesito que aparezcas pronto, no puedo dejar de pensar en vos. Cada día que pasa te lloro más y me pregunto por qué sos vos quien está pasando por esto y no yo. La respuesta es inmediata: nunca me involucré en diferentes causas como lo haces vos.
Las personas como vos nos enseñan, nos abren los ojos, nos muestran el camino; pero también dejan en evidencia las miserias humanas. Ojalá puedas escucharme y entender la demora en encontrarte.
No es porque no te busque, ni tampoco porque haya gente a la que no le importes. Todo lo contrario. Es mucha la gente que te quiere sin haberte conocido y que reclama por vos. Ver tu cara en todos lados, siempre con tu sonrisa, me da mucho orgullo. Pero también me da tristeza e impotencia porque no estás con nosotros.
Hay muchos intereses en el medio y vos te preguntarás ¿estos intereses son más importantes que mi vida o la de cualquier persona? Lamentablemente, para algunos estos intereses son más importantes que la desaparición de una persona en manos de una fuerza del Estado. Para ellos solo somos un número, una estadística, un casillero. Pero somos hijos, hermanos, amigos y personas con derechos que exigimos justicia.
Santiago: te estoy buscando, te sigo y te seguiré buscando. Más allá de intuir donde te tienen, es difícil encontrarte.
Cuando esta pesadilla comenzó, nuestro hermano Germán les pidió colaboración de los gendarmes. Confieso que creí que eso podía funcionar para que aparecieras rápido. Ahora estoy convencido de que no existe la bondad en los efectivos, ni en los jefes que participaron de la represión en la comunidad mapuche: junto a ministros, jueces y fiscales solo cuidan sus intereses. No sé cuánto tiempo va a llevar encontrarte.
Sé que tal vez hubiera sido distinto si te quedabas en casa y no salías a reclamar por los más desprotegidos, por las causas justas y los pueblos originarios.
Hoy me vuelvo a preguntar dónde estás, Santiago.