Es el ministro que siempre quiso Macri para esa cartera. Será el primer titular de la Sociedad Rural Argentina que salta al gobierno desde 1940. Un signo de época.
Macri decidió meter mano en su gabinete y le pidió la renuncia al radical Ricardo Buryaile. Lo que podría pasar por un simple recambio en el Ministerio de Agroindustria cobra otra dimensión a la luz de su reemplazante: el entrerriano Luis Miguel Etchevehere. El hombre elegido para pilotear una de las principales áreas de gobierno fue electo en 2012 presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA) en lugar de Hugo Biolcatti. Un baldazo de agua fría para Buryaile. Sus allegados afirman que se había resignado a no ser candidato a diputado nacional por Formosa para mantenerse en la cartera. En la Casa Rosada aseguran que la versión no es correcta. Sostienen que Buryaile figuraba desde hace tiempo en la lista de los prescindibles. Tendrá, sin embargo, un premio consuelo: como representante ante la Unión Europea y representará al país en el capítulo agropecuario de la negociación por el tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.
Más allá de los enroques, el desembarco de Etchevehere en Agroindustria tiene un claro objetivo: consolidar la relación de Cambiemos con el núcleo más concentrado del campo. Un sector que sintoniza con las grandes empresas exportadoras y tiene presencia en el sistema financiero. Etchevehere, al igual que Biolcatti, no sólo representa a la entidad más tradicional de los grandes productores, sino que también fue uno de los más acérrimos opositores a la Resolución 125 que promovía las retenciones móviles y frustró el “voto no positivo” de Julio Cobos. Por esos días, Etchevehere participó en la conformación de la Mesa de Enlace y propició el lock out patronal que propició la no comercialización de granos y hacienda. Además, tuvo un rol destacado en las agitadas jornadas que incluyeron tractorazos y cortes de rutas.
A diferencia de otros dirigentes de la SRA, Etchevehere siempre tuvo un perfil alto. Su carrera en la SRA comenzó en el ’93, cuando fue electo delegado zonal por Entre Ríos, cargo desde el cual saltó a la vicepresidente de la entidad antes de ocupar el lugar de Biolcatti. Sus antecedentes incluyen la dirección del diario La Acción de Nogoyá, el cargo de secretario de la Asociación de Diarios Entrerrianos y ser cofundador del Consejo Empresario de Entre Ríos. No es un recién llegado al círculo de Macri. “A diferencia del anterior gobierno, vemos en Cambiemos un gobierno que cumple, y eso genera confianza y compromiso”, sostuvo en la última apertura de la Exposición Rural de Palermo. Una adhesión cantada luego de la decisión de Macri de bajar un 5 por ciento las retenciones a la soja y eliminar las que obraban sobre el trigo, el maíz, la carne, pesca y las economías regionales.
Según su visión, los años del kirchnerismo fueron años de “obstrucción y desprecio” para los productores agropecuarios. Como otros referentes de la SRA, Etchevehere coincide plenamente con las políticas de Cambiemos. Su postura carece de secretos: baja de impuestos a la producción y libre mercado son sus axiomas. Su entusiasmo por el oficialismo le valió críticas hasta de Felipe Solá, quien lo definió como “un operador macrista” y afirmó que desde la presidencia de la SRA “transformó a la entidad en un local partidario de Cambiemos”. El bonaerense fue más lejos y en julio pasado, luego del discurso de Etchevehere en Palermo, le endilgó su silencio ante el cierre de tambos, la crisis del sector lácteo y los recurrentes problemas que aquejas a los pequeños y medianos productores.
Los silencios de Etchevehere
“Está mejorando la economía y la formación de empleo. Tenemos que apostar por solucionar los problemas de una manera civilizada. Es una imagen del pasado que no condice con la realidad que vive el país”, dijo en agosto sobre la movilización hecha por la CGT y la CTA. Nada dijo, en cambio, sobre la causa judicial que hizo pública el diario Página 12 y que lleva adelante el Juzgado de Instrucción N° 3 de Entre Ríos. Allí se investigan las maniobras financieras realizadas por la estancia Las Margaritas S.A. con fondos irregularmente asignados por el Banco Nación. En la causa son investigados por administración fraudulenta Etchevehere y sus hermanos Arturo Sebastián y Juan Diego -presidente de la Fundación Pensar de Entre Ríos y actual funcionario del Enacom-; además del ex titular de la entidad Carlos Melconián. El meollo de la causa es sencillo: los fondos, uno 900 mil pesos, son producto de una línea de subsidios diseñados para asistir a agricultores familiares ante desastres agropecuarios. Las Margaritas, propiedad de los Etchevehere, tiene una extensión de 5.000 hectáreas dedicadas a la agricultura y la ganadería.
El caso, que reveló el periodista Sebastián Premici, tiene varias puntas. Según las actas del directorio de Las Margaritas S.A., los fondos no se usaron para cubrir ninguna catástrofe climática, sino para saldar un crédito tomado por la firma y que le habría permitido a los Etchevehere vaciar otra sociedad de la familia. El acreedor, un financista de nombre Walter Grenón, está imputado en otra causa por evasión tributaria. En principio, el juez federal Sergio Torres y la Sala Segunda de la Cámara Federal rechazaron las imputaciones. Sin embargo, no está dicha la última palabra. En setiembre, la Cámara de Casación decidió revisar la causa en la que están acusados Melconián y Etchevehere por los presuntos delitos de “negociaciones Incompatibles con la función pública y administración fraudulenta en perjuicio de la Administración Pública”.
Cosas de familia
Las relaciones de Etchevehere con su hermana Dolores no son las mejores. Poco importarían si se tratara de un problema familiar. Sin embargo, la cuestión excede lo hogareño y pinta al personaje. “Van siete años y medio de estafas. Las Margaritas tomó créditos a través del Banco Itaú para sembrar soja, con un plan de promoción de siembra con tasa subsidiada por el Banco Central, por 250 mil dólares. Ese dinero fue desviado a las cuentas de otras sociedades, una de ellas es Sociedad Anónima Entre Ríos (SAER), que es la editora de El Diario de Paraná”, relató a Página 12 Dolores, hermana de Etchevehere y accionistas de Las Margaritas.
Según la mujer, hacia 2012, la mayoría accionaria de SAER la tenía el empresario Grenón (el mismo que cobró con dinero del Banco Nación), mientras que el 40 por ciento restante pertenecía al Grupo Etchevehere. Dentro del patrimonio de SAER había 18 inmuebles. La mujer afirma que la empresa fue vaciada. Su versión señala que de esos bienes, diez fueron transferidos a dos sociedades de Grenón y las restantes a Construcciones del Paraná SA, constituida por el Grupo Económico Etchevehere “al solo efecto de recibir esos inmuebles”. En otras palabras: se trataría de una típica maniobra de vaciamiento. SAER quedó sin activos, los que fueron traspasados a una firma insolvente. La maniobra es engorrosa y los detalles están en internet.
En esa ocasión, Dolores Etchevehere abundó en precisiones y aseguró que la estrategia fue pergeñada por “un conjunto de contadores, abogados, escribanos, empleados bancarios, empresas cerealeras y consignatarias de hacienda”. Una parte del crédito tomado en el Itaú fue a la editora de El Diario de Paraná (SAER), y el resto a AMUS, una mutual que los hermanos varones de Dolores habrían usado para perfeccionar el vaciamiento y la elusión del fisco.
No es el único antecedente que exhiben los Etchevehere. En mayo de 2014, el Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios fiscalizó siete establecimientos agropecuarios propiedad de Las Margaritas S.A. Durante el procedimiento, los inspectores constataron que había peones de más de 50 años que no sabían leer ni escribir, trabajadores no registrados que vivían en unidades sin luz, agua potable y baños. Muchos ganaban sueldos irrisorios y no tenían acceso a los recibos de ley.