El viernes pasado murió en Buenos Aires, Analía García, trabajadora de prensa y militante gremial comprometida. Aquí el homenaje de sus compañeros.

Quienes conocimos a Analía García tuvimos un fin de semana demoledor. A todos los males de este tiempo, a la muerte de otra compañera invalorable como Alcira Argumedo, se sumó el enterarnos de que el viernes, de súbito, como del rayo diría Miguel Hernández, se nos había ido Analía. Tan joven, seis décadas.

Trabajadora de prensa y militante de su gremio por años, queremos rendirle este pequeño tributo.

Hacia fines de la dictadura cívico militar, llegó a la Ciudad de Buenos Aires desde Daireaux, provincia de Buenos Aires, su lugar en el mundo, donde hoy descansa. Allí tenía y tiene una extensa familia curtida en el compromiso político. Estudió la Carrera de Comunicación en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Allí conoció a un grupo de estudiantes fundadores de la Biblioteca Autónoma de Periodismo (BAP),  luego trabajadores de prensa, que al cabo fueron uno de los diversos núcleos que confluyeron en lo que en 1986 conformaría la Utpba, el nuevo gremio de nuestra actividad.

A partir de entonces, colaboró con una entrega absoluta en las secretarías de Organización, Gremial, Asuntos Profesionales y de Derechos Humanos,  armando encuentros y redes comunicacionales, congresos y seminarios, tempranamente peleando por reivindicar la mirada y el derecho de género, y entre tantas otras tareas, siendo la coautora del libro “Pirí. Retrato de Susana Lugones” a mediados de la década de 1990, sobre esa recordada compañera desparecida por la dictadura. O viajando a Cuba en pleno “período especial” para llevar, junto a una delegación argentina, algo de ayuda. Luego, en el deterioro irremontable de aquella entidad sindical, fue maltratada, como tantos, por algunos dirigentes y se retiró de la actividad gremial por un tiempo, pero siempre manteniendo su generosidad sin límites, su solicitud, su entrega y solidaridad para quien la necesitara.

En los años siguientes sufrió las peripecias de una actividad profesional devastada por la “flexibilidad” laboral, la precariedad instalada a fuego como en tantos otros gremios, pero mantuvo su don de ayudar, y allí donde consiguiera un empleo, llamaría a todes para sumar a quien lo necesitara. Algunes la creían algo frágil, son quienes aceptan que el ser humano va perdiendo sin remedio el don de ser sensible y se acomodan a esta realidad de una especie que, en demasiadas ocasiones, y en su caída, da vergüenza al resto de los seres vivos. La “fragilidad” de Analía era su fortaleza, esa extraordinaria sensibilidad era lo que la acercaba a cada une de sus compañeros y amigues, es lo que en estos días se ve en los innumerables mensajes que recorren las redes despidiéndola.

Hacia el fin de la primera década de este siglo, Analía García contribuyó con su regreso a la militancia a formar una nueva agrupación de prensa que, con otras opositoras a la conducción de la Utpba, buscó un camino alternativo para que les trabajadores del gremio recuperaran su herramienta sindical. Fue parte esencial de La Gremial de Prensa y, en 2010, la compañera que logró, con una gestión extraordinaria, que el querido Osvaldo Bayer aceptara la candidatura a secretario general de la Lista Multicolor, Frente de Unidad para Luchar.

Agotadas las instancias de recuperar el gremio desde adentro, ese embrión de unidad buscó otros caminos y pudo constituir otra entidad, sobre todo cuando varias de las agrupaciones que formaban esa lista pudieron sumar a las ramas de televisión y radio, a cuyas primeras comisiones internas Analía había ayudado a armar. Esa nueva entidad fue el SiPreBA, que hoy representa a la mayoría del gremio.

Aunque por diversas razones ella no estuvo en el camino final de esa construcción, participó en varios de los hitos de su recorrido. Como siempre de atrás, sin querer nunca estar en primera fila, lejos de las luces, como los enfermeros y enfermeras que hoy dan batalla a cada hora contra el mal (los males…) que nos acechan. Como una militante de fierro. Ahora, y luego de varios años de nuevo en inestabilidad laboral, estaba trabajando en el área de comunicaciones de una empresa aseguradora, y también, cuando podía, esforzándose por ayudar a quienes la rodeaban.

Tuvo con Roberto, su expareja, a su hija Anahí, y esta le dio un nieto, Valentín, que fue su amor de este tiempo y de los últimos días de un 2021 implacable cuando necesitamos tanto -como en los años que vendrán- el calor y afecto de compañeres como Analía García. Un abrazo fuerte a sus familiares y seres queridos. Y hasta siempre querida compañera. Gracias por habernos acompañado y haber estado ahí. Presente. Ahora y siempre.

 

Firmas (por orden alfabético): Nora Anchart, Fernando Aguinaga, Alejandro Belvedere, Nicolás Borojovich,  Carlos De Mori, Fernando Tato Dondero, Marcela Fernández Vidal, Raúl Ferrari, Oscar González, Irene Haimovichi, Luis Lázzaro, Facundo Martínez, Alfredo Migueles, Leandro Murciego, Matías Noailles, Ana Paoletti, Leon Piasek, Néstor Piccone, Néstor Restivo, Verónica Rímuli, Marina Sepúlveda, Ariel Solito, Antonio Soriano, Daniel Vides, Flavia Vogel Wainberg, Gabriel Wainsten, siguen las firmas…

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