En el mundo virtual, donde el algoritmo manda y la concentración es la norma, un colectivo originado en Rosario desarrolló una aplicación gratuita para celulares. La iniciativa reúne voces de ámbitos hasta ahora dispersos. El resultado: una suerte de quiosco virtual que exhibe lo que las plataformas dominantes retacean, o sencillamente ocultan.
La mega fusión entre Cablevisión y Telecom reactualiza un problema que viene de lejos, pero que se profundiza día a día. Una tendencia global que obliga a revisar una y otra vez cuestiones híper sensibles como la producción, circulación social, distribución y comercialización de noticias, comunicaciones personales y datos. ¿Cómo eludir los filtros de Google, Facebook o Twiter? ¿Cómo escapar al omnipresente algoritmo que bajo una promesa de libertad nos hace cada vez más dependientes? ¿Cómo salirse de la mirada del Gran Hermano? Una de las respuestas posibles es Otras Campanas. Una aplicación sencilla y gratuita para celulares que reúne unas 250 publicaciones alternativas y que se puede bajar de Google Play.
“Los que definimos medios alternativos no aparecían. Amigos, con los que hacía tiempo que no teníamos contacto, nos llamaron para pedirnos una mano con la renovación estética de una web que estaban armando y que reunía medios diferentes a los hegemónicos. En ese momento entendimos que nuestra necesidad era la misma de otros”, recuerda Malena. Su profesión es la psicología. Al igual que Germán, recibido en Ciencia de la Computación por la Universidad de Nacional de Rosario, Malena preferirá no aparecer con su apellido. Tienen sus motivos. Son de orden filosófico y Socompa los respetará. Ya se verán las razones.
Café de por medio, Malena y Germán explican que su fuente laboral es la agencia de servicios digitales Goodbytes y que Otras Campanas es pura militancia. Un proyecto sin fines de lucro. Una idea que nació de una necesidad concreta: que la información no les llegara filtrada por las plataformas que dominan la web. “Hay ciertos discursos, de los cuales te enterás tengas o no ganas, hagas o no hagas un esfuerzo, uses o no uses tal o cual tecnología. Te enterás porque están ahí, en el bar, en la calle, en el taxi. Esas redes sociales generan una doble ficción. Al que emite el mensaje, la ficción que lo están escuchando, que lo están leyendo. Al que lee, la ficción que elige lo que está leyendo. En ese sentido, Otras Campanas busca ser un vínculo más directo, un atajo, un camino más claro”, explica Germán.
La propuesta es sencilla: transitar el mismo camino que recorrieron ellos para encontrar a esos otros. Para leerlos diariamente y entender de qué hablan. Sin embargo, hay una diferencia. Y no es menor. La improbable tarea de buscar en un universo atomizado se facilita con la aplicación que desarrollaron.
German cuenta que primero pensaron en Twiter. Desde su experiencia profesional explica que en algún sentido es más fiel que otras plataformas. Se supone que la red del pajarito ordena en forma cronológica y muestra todo lo que se decide seguir. Se supone, pero la realidad es bastante diferente: “Algunas veces decidís seguir a un periodista, pero resulta que no aparece. En cambio, si optás por un medio hegemónico, ese medio aparece todo el tiempo”. Como lo que buscaban era un panorama amplio, tuvieron que ir en busca de algo diferente. El desarrollo implicó varias etapas. El primero estaba en la web y solo mostraba las portadas de los medios seleccionados. “No era suficiente. Hoy por hoy, la mayor parte de la información a la que accedemos es por la vía del celular. La solución fue, además de la renovación estética, empaquetar lo que se había hecho para la web en una aplicación para celulares”, agrega Malena.
En su atapa inicial, la aplicación estaba en los teléfonos de un puñado de personas. Algo así como una herramienta para amigos. “Desarrollamos la primera versión para celulares y la publicamos. De ahí en más se fue sumando gente. A nivel software tenemos un servidor que busca las noticias, una aplicación para revisar y otra para los usuarios. La selección tiene que ver con un control de calidad, con una cuestión técnica. Estaríamos encantados si pudiéramos evitarlo. Solo se descarta lo que se ve mal y las noticias duplicadas. Somos una docena de personas. El núcleo está Rosario y Buenos Aires”, precisa Germán. El proceso está bastante automatizado. Sin embargo, el trabajo insume muchas horas del día, todos los días.
Ni hegemónicos, ni repetidoras
La idea es no dejar a nadie afuera. No es poco. Marca una diferencia. “Todos ponemos intereses en juego. Los medios hegemónicos y los alternativos. Pero hay intereses más nobles que otros, que tiene más de sentido común, más horizontales, más humanos…”, afirma Malena. Qué medios tienen un lugar en Otra Campanas y cuáles no se fue despejando con el tiempo. Dicen que al principio parecía claro. Luego, advirtieron que la discusión era compleja. “Hay medios que no son conocidos, pero que solo replican a los hegemónicos. A esos los descartamos. No tiene sentido, no producen contenidos”, agrega German. La discusión quedó saldada en una especia de fórmula que dice: ni hegemónicos, ni repetidoras. Lo demás, ante la duda va, y el resultado es muy bueno.
La charla derivará hacia otro tópico. La etiqueta “medios alternativos” no les termina de cerrar. Especialmente a Malena: “Te pone en una relación de asimetría con los hegemónicos. Muchos prefieren hablar de contra hegemónicos, colectivos, autogestionados o comunitarios… El problema es cómo escapar a la lógica de definirse a partir del otro. El lenguaje está tan tomado desde lo vertical que es difícil escapar de ese lugar”. El criterio que adoptaron fue detenerse en el discurso. En aquello que es disonante, que cuestionan la lectura dominante, que interroga al poder. “Sí, es cierto, hay medios que están como en Corea del Centro. Esos también están. No queremos bajar línea. Nuestra intención es preservar la propuesta original, y no recortar según nuestro criterio”, afirma Malena.
Lo que se hace se comparte
En Otras Campanas adhieren a la filosofía del software libre. “Si damos una nota, hablamos del proyecto y de la aplicación. No importa quiénes somos. Es una cuestión de principio. Toda la gente que trabaja en la iniciativa está de acuerdo. Es importante para nosotros. Es parte de mensaje”, aclara Malena.
Germán explica que la posición del software libre nació con el surgimiento de las redes sociales. Incluso antes de Facebook. Antes de que se volcara la vida privada a la web. Todo arrancó con la problemática sobre la privacidad de los datos: “Fue un poco en contradicción con la propuesta de Google. Cuánto más información les damos más negocios hacen. La materia prima de la nueva economía son los datos personales para lo que sea. En el mensanger casi nadie estaba con nombre y apellido. Por lo general se usaba un nick. Facebook naturalizó la tendencia egoica de querer figurar. Se aprovechó de esta debilidad humana. Ahora, con alguna crítica, con alguna reflexión, hay cada vez más gente que repara en la cuestión”, agrega Malena.
La idea tiene mucho que ver con Otras Campanas. “Si precisás una herramienta y no está, hacela y compartila”, sintetiza Germán. Usar software versus escribir software, esa es la cuestión. Al menos para los entendidos.
Ninguno de los integrantes de Otras Campanas tiene cuentas en las redes sociales. “No quiero que alguien pueda googlear y tener una lista de las cosas que hago, de mis amistades, y menos estas empresas. ¿Qué tranquilidad puedo tener si ni siquiera sé qué software compra el Estado y para qué lo usa? Es algo que puedo hacer por mi seguridad y me encantaría que otros lo hagan”, afirma Malena. “Lo más triste es que saben casi todo de todos porque como sociedad nos tomanos el trabajo de contárselos minuto a minuto”, remata Germán.
La burbuja de filtros
“¿Para qué están Whatsapp, Facebook y Twiter? ¿Para que nos comuniquemos…? La verdad es que no. Para eso no están. Cuando arrancó Whatsapp, el argumento de los vanguardistas era que te podías comunicar gratis. Que te ahorrabas el mensaje de texto. Suena raro que una multinacional arme una aplicación para que nos comuniquemos gratis. Es un tema complejo, pero seguro que no lo hicieron para que ahorremos”, asegura Germán.
En ciencias de la computación se habla de la burbuja de filtros. Es lo que las redes sociales hacen a partir de la información que dejan los usuarios. Se sabe: las plataformas arman un perfil y después muestran lo que ellos creen que al usuario le gusta, o lo que a ellos les conviene que al usuario le guste. Germán lo define como un modelo de caja negra: “Nadie sabe muy bien cómo funcionan los algoritmos de Google y Facebook. Hay algunos datos, algunas ideas, sospechas, pero nada a ciencia cierta”.
Durante unas horas, Otras Campanas fue la aplicación más descargada desde GooglePlay. “Tenemos la captura de pantalla como recuerdo”, dice Germán. La clave es que la aplicación se popularice. Que el uso se torne costumbre. “Es muy difícil romper con los hábitos, sobre todo a nivel digital, donde todo está muy automatizado. La gente se pega a Facebook, Twiter y Whatsapp. Todos van por ahí porque no hay alternativas. Hay una dependencia y en esa relación de dependencia si hay alguien sale perjudicado es sobre todo el periodismo, y en especial los medios alternativos. Si el camino son estas redes estamos jodidos, más jodidos todavía”, agrega Malena y destaca las noticias censuradas en Facebook y los canales de Youtube cerrados.
Usuarios activos
Muchos usuarios de la aplicación se han convertido en colaboradores. Sugieren material de muy variado contenido que les permite agregar nuevas publicaciones. Feminismo, cultura, política, psicología, economía y literatura comparten la grilla con noticias puras y duras. La apuesta actual es contactar a los medios incluidos para difundir la aplicación. “Que los medios lo vean como una herramienta para auto difundirse”, dice Malena. Con algunas notas en medios gráficos, radiales y digitales de Rosario, Córdoba y Buenos Aires, la propuesta fue ganando visibilidad.
¿Qué lectura hacen desde Otras Campanas del ecosistema periodístico? Malena ensaya una respuesta: “Lo que vemos es una clara migración de periodistas que vivían de su profesión en los grandes medios y de golpe tuvieron que volver al lado del militante. Lo bueno es que en ese volver para recuperar cierto lugar han logrado también recuperar cierta pluma propia. Hay mucha producción y muy variedad. Me parece que ganaron libertad. Se expresan y lo hacen muy bien. Mucho de eso lo descubrimos a través de la aplicación”.
La mirada, además, pone el acento en la crisis que atraviesa el sector. El cierre de la agencia DYN y los despidos en una multitud de medios, como en el caso de Telam, sobrevuelan la charla. Tanto como el impacto de las nuevas tecnologías. El diálogo se mueve al terreno de esa vieja meta de los periodistas: la primicia. “Hoy, con la velocidad que se replican las cosas, los datos puros y duros tiene poca relevancia. Publicás y casi al instante lo replican otros. Tranquilamente pueden pensar que la primicia es mía y no tuya, porque la vieron primero en mi sitio. ¿Qué importa más, tener la primicia o que el tema llegue y se hable del tema?”, plantea Germán.
La visión no está exenta de críticas. Tanto Germán como Malena subrayan que el campo de los medios alternativos está muy atomizado y que cada uno, a pesar de compartir un espacio común de producción, tira para su lado. “Sería importante que se juntaran, que se pudiera armar una plataforma web para reunirlos y que a la vez sirva como una herramienta de comunicación entre los periodistas que trabajan en esos medios. Pero bueno, nos parece que a veces ganan los egos. Es una lectura que hacemos desde afuera”, aclara Malena. Sobre el final de la entrevista dirán que es el momento de defender ciertos intereses y de jugar todos por el mismo lado. “Algunos lo entienden, y desde ese lugar valoran la aplicación porque los reúne en igualdad de condiciones. Lo único que buscamos es que se conozcan voces nuevas. Que se visualice un sector que habla de cuestiones muy importantes”, remata Germán.
La aplicación está disponible en https://otrascampanas.org y puede bajarse desde Google Play o bien usarse desde cualquier navegador entrando a https://app.otrascampanas.org