Almudena Grandes murió el 27 de noviembre, a los 60 años. En Socompa recuperamos esta entrevista realizada el año pasado por Karina Sainz Borgo donde la escritora habla de sus novelas, la memoria y las mujeres.
Historiadora y novelista. Maniquea para unos, Galdosiana para otros. En 2017, tras publicar Besos en el pan, retomó su serie Los Episodios de una Guerra Interminable con Los pacientes del doctor García (Tusquets), una novela que acaba de ganar en Francia el Premio de Literatura Jean Monnet, un certamen creado en 1995 y que en ocasiones anteriores han recibido Arturo Pérez-Reverte, Antonio Tabucchi o el belga Pierre Maertens.
Los pacientes del doctor García propone una historia sobre las identidades enfrentadas. Es un libro vertebrado alrededor del precio de ser otro, y que han de pagar quienes sobreviven. Es, según ella, de las novelas más ambiciosas de su ciclo galdosiano: abarca la Guerra Civil, la posguerra y se extiende hasta la Guerra Fría. Se desarrolla entre Madrid, Buenos Aires, Berlín. A esa siguió La madre de Frankenstein.
Su madre le pidió a Almudena Grandes que estudiara una carrera de chicas. Algo que le permitiera abrirse paso al mismo tiempo que hiciera de ella una mujer cultivada. Así que Grandes (Madrid, 1960) eligió Historia. Pero la vida, que juega sus cartas, la hizo elegir y ella optó por la ficción. Desde 2010, Almudena Grandes puso en marcha su serie de novelas sobre el siglo XX español, que comienza con la Guerra Civil y que tuvo como primera entrega Inés y la Alegría, y a la que siguió El lector de Julio Verne, Las tres bodas de Manolita, Los pacientes del doctor García y La madre de Frankenstein.
La memoria es el gran tema de su generación, ha asegurado antes. Quizá porque cuando tenía doce años, se enteró de que su abuela había visto bailar desnuda a Josephine Baker. Desde ese día, Almudena Grandes se pregunta por España, una nación en la que el progreso no es una línea continua y en la que, en una misma familia, una abuela puede adelantar en modernidad y desenfado a su hija y su nieta. Sobre el libro premiado en Francia, su novela más reciente y otros asuntos como el feminismo, la memoria histórica y la literatura, habla Almudena Grandes en esta entrevista.
-¿Cómo cree que fue leída Los pacientes del doctor García en Francia? ¿Qué percepción tiene?
-La novela se publicó en Francia este pasado mes de enero. Por culpa de la pandemia no he tenido ocasión de tratar con los medios franceses ni de encontrarme con mis lectores allí. Quiero pensar que habrán podido descubrir como en España hubo gente que trató de combatir la dictadura desde la clandestinidad.
-En Los pacientes del doctor García plantea una historia de espías. Pero aquí hay otra cosa. En realidad está hablando del encubrimiento, de la impunidad.
–Los pacientes del doctor García quizá ha sido la novela más complicada de escribir. Hablamos de una red de evasión de nazis clandestina, y eso de entrada ya plantea muchas dificultades para la documentación. El Estado franquista nunca reconoció su connivencia con esta red. La vía diplomática de la resistencia, que es de la que hablé en esta entrega, pretendía demostrar que Franco pertenecía al Eje. Lo consiguieron, pero la comunidad internacional no actuó en consecuencia. Cuento por ejemplo también como muchos alemanes se hicieron ricos en la España de Franco gracias a las contratas públicas.
–La madre de Frankenstein es la quinta entrega de su galdosiana serie ‘Episodios de una guerra interminable’. Durante la crisis económica la detuvo para publicar Los besos en el pan, ¿se ha planteado volver a hacerlo?
-Siempre digo que mis lectores son mi libertad. Yo escribo lo que me da la gana, porque mis lectores me sostienen. Si ellos me abandonaran, no podría escribir los libros que creo que tengo que escribir, tendría que ponerme a escribir los libros que otros creen que tengo que escribir. En su momento, con Los besos en el pan, pude hacer un alto en el proyecto narrativo en el que estaba inmersa porque tuve de repente la inquietud de mirar la realidad que trataba en mis columnas de opinión. Algo de esto me ha pasado durante el confinamiento. Estoy trabajando en una novela de anticipación. Un Episodio del futuro.
-Su tema es la memoria. Lo ha sido desde hace ya una década. ¿Qué opina de la Ley de Memoria Democrática?
-La Ley de la Memoria Histórica es importante por el hecho de existir y creo que es un error pensar que la memoria tiene que ver solo con el pasado. España no puede seguir siendo un país anómalo a la hora de enfrentarse a su pasado. Es importante también que la Ley vaya dotada de presupuesto.
-Dijo haber escrito La madre de Frankestein en memoria de todas esas mujeres que no pudieron atreverse a tomar sus propias decisiones. Las nuevas feministas han reforzado el discurso ante las de hace sesenta años ¿Cómo es un feminismo del siglo XXI si el del XX no llegó a cuajar?
-Creo que el feminismo es la única revolución social del siglo XX que triunfó y que en este siglo ha seguido mejorando la vida de la gente. Pero siempre, cuando estamos a punto de dar un gran salto hacia la igualdad, cuando parece que llegamos y la tocamos con los dedos, pasa algo y nos mueven la escalera. Vamos a ver cómo evoluciona el mundo, porque igual nos toca defender salvajemente lo que merecemos. La situación de la mujer en el mundo está muy ligada a la pobreza, a la esclavitud, a la explotación… Me identifico con todas las causas que denuncian que hemos construido una civilización injusta, arbitraria, cruel y odiosa.
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