En una atmósfera de totalitarismo creciente, el balance de dos años de gobierno resulta nefasto. Un modo caprichoso de resumirlo: todo lo que se le achacó al kirchnerismo en términos de autoritarismo, hoy, aparece multiplicado. (Ilustraciones: Gustave Doré, para La Divina Comedia).

Hay demasiadas cosas sabidas y compartidas entre Socompa y sus lectores sobre estos dos años de gobierno macrista, su relación con los medios y la gravísima pérdida de diversidad de voces como para –al menos en esta oportunidad- tener que hacer grandes desarrollos. Esta vez optaremos por un balance en lo posible telegramático, con ínfulas de cronológico, sobre muchos de los horrores acumulados, aunque con horror de olvidar muchos más.

  • TN no desapareció.
  • El Grupo Clarín, si fue débil, hoy está más fuerte que nunca.
  • Lo primero que hizo el gobierno, de manera anticonstitucional y a decretazo puro y presidencial de Necesidad y Urgencia –eso que le reprochaban falsamente a CFK, quien solo firmó dos o tres de esos decretos- fue hacer polvo la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
  • A ver si se entiende mejor de este otro modo: ¿qué es de lo primero que se hacía en cada golpe de Estado en Argentina? Rodear con tanques y tomar por asalto emisoras de radio y televisión. Acá lo hicieron –va de nuevo- por decreto de Necesidad y Urgencia. Ese método fue también –nunca olvidarlo- el que quisieron aplicar para designar a los dos nuevos jueces de la Corte Suprema. Amén de las limitaciones del kirchnerismo cuando debió de verdad aplicar la LSCA, la búsqueda y la emergencia de una mayor pluralidad de discursos en su ciclo es innegable. Igualmente, el autoritario kirchnerismo mostró –con una propuesta histórica del CELS- una actitud de muchísima más apertura institucional y democrática cuando renovó la Corte, en el inicio del mandato de Néstor Kirchner.
  • Fue al toque, al recontra toque de asumir el poder, que Mauricio Macri designó a El Milico Oscar Aguad al frente de un flamante ministerio de Comunicaciones. A los diez días de sentarse en la silla, Aguad nombró a su yerno al frente de ArSat, como para inmediatamente vaciarla o extranjerizarla. Siempre corriendo, todavía en diciembre de 2015 y de nuevo por decreto, Macri traspasó la AFSCA y la AFTIC al nuevo ministerio. Los dos organismos fueron intervenidos. Hubo cero participación legislativa, o interacciones institucionales, o acuerdos con otras fuerzas. Pero el Satán o Ceaucescu del pasado sigue siendo el kircherismo, el de la Ley Mordaza. Hoy la AFSCA –tan discutida, tan central en tiempos K, tan mejorable también- está… ¿qué? ¿Irrelevante? ¿Muerta? Al servicio de las corporaciones, pongamos.
  • Como ministro de Comunicaciones, Aguad –solo conocido hasta entonces por lo radical conservador tirando a facho y por sus relaciones con represores, a los que protegió como funcionario cordobés- se mostró torpísimo, anacrónico e inútil. Cometió tantos papelones que hasta los diarios conservadores lo ridiculizaron (claro que con cariño), ni qué decir en las redes sociales. Pero bueno: fue premiado. El inútil fue ¿ascendido? tras la victoria electoral de Cambiemos a ministro de Defensa (puede que Comunicaciones cotice más que Defensa, salvo que en el gobierno piensen usar las FFAA en una represión futura). Sabemos que hace pocos días los familiares de los submarinistas desaparecidos lo cagaron a puteadas en Mar del Plata. Macri lo mandó al muere, por no animarse a asumir él mismo la tragedia, un ídolo. Dicho entre paréntesis: sigue estudiando, el Presidente, desde el viernes pasado, mientras se escriben estas líneas, si graba un mensaje para los familiares de los submarinistas que Aguad dio por muertos. Volveremos al punto.
  • Uhhhh, metamos estos diez kilos de asado en la parrilla, la parrilla del balance de dos años de macrismo & medios. Metamos encarecidamente a los que querían preguntar -¡valientes!-. Homenajeemos a los periodistas que cantaron el estribillo “Queremos preguntar”. Los mismos que hoy no preguntan un carajo al actual poder ejecutivo ni al económico. Eso sí, las desvaídas conferencias de prensa que da Macri –y que Cristina no- mejoran la calidad de la democracia en mil puntos. Estamos como queremos.
  • Otros diez a treinta kilos de asado a la parrilla para el balance de estos dos años. Mejor hagamos un asadazo justicialista de esos que, magníficos, se hacían en el conurbano en tiempos menos aciagos para el peronismo. ¿Por qué más tira de asado y más achura? Porque el dueño de casa del programa en que se blandieron las pancartas del “Queremos preguntar”, el Más Pija de Todos, Jorge Ernesto Lanata, el líder multitudinario del Queremos Preguntar, tampoco pregunta un carajo de nada, pero nada de nada, al actual poder ejecutivo ni al económico. No, el muchacho opera abiertamente para el gobierno. Si no fue el primero fue el segundo en plantar la leyenda de RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) como novísima y letal amenaza terrorista.
  • El capo total de la independencia periodística, el irreverente, corajudo, el campeón de la ironía, el que se cree gran satírico y fuck you, el tipo que hace treinta años se reía y se cagaba en fórmulas políticas algo berretas como “herencia recibida”, fue el primer campeonazo que le recomendó al gobierno protegerse de la crítica, blindarse y escudarse en la –literalmente- herencia recibida. Repetimos: fue literal, pasmosa y obscenamente así. Lanata escribió y dijo que el gobierno debía apelar en defensa propia al concepto “herencia recibida” como para distraer con el pasado y aguantar los trapos en el presente. Siguieron Majul, La Nación, Clarín. Sin necesidad seguramente de esas recomendaciones, el gobierno lo hizo. Desde el Principio, todo es herencia recibida: mentiras del INDEC, antes los jueces no se animaban y ahora sí juzgan funcionarios, las tarifas de los servicios eran ridículas (y hoy recobramos la dignidad de pagarlas, dijo Mauricio), ahora dialogamos, antes no, largo etc.
  • Todos los que tanto denostaban el “relato kirchnerista”, marcaron –tal como blandieron el salvavidas de la herencia recibida- la necesidad comunicacional del macrismo de darse un relato, otro relato, su propio relato. Otra vez, por ridículo y obsceno que suene, fue literalmente así. En tiempos K puteaban contra la ficción, contra el relato K. Luego rogaron por un relato M. Coherencia absoluta. Joya, nunca taxi.
  • En lo que llevamos escrito, que ya es bastante, apenas si estamos recorriendo los primeros dos meses de gobierno macrista.
  • Desde el primer día de la asunción de Macri, (y desde hacía añares): los links y las portadas y dos tercios de la agenda mediática fueron eternamente dedicadas a la corrupción K. La corrupción solo es corrupción cuando se encabeza con la letra K. No me digan por favor que de vez en cuando La Nación mete una crítica o una denuncia y que Alconada Mon alguito escribe y acaso Carlos Pagni sobre los jueces, aunque más bien como operando. Sí, sucede eso y sucede mucho menos en Clarín. Pero es 95 a 5, donde 95 es puro blindaje. Mientras tanto: diputados rajados de manera inconstitucional –aunque uno mismo sospeche de ellos- y humillación pública para Amado Boudou y presión insoportable hasta que echaron a Gils Carbó. ¿Autonomía o independencia del Poder Judicial? Elisa Carrió levantando copas de champagne. Sociedad mediática del linchamiento. Estos dos años fueron una cosa de una paz y una serenidad democrática realmente conmovedoras, man. Y no te hablo de la economía porque no sé cómo gastar la guita.
  • ¿Pierden plata o poder adquisitivo los jubilados? Notita al fondo. ¿Condenas masivas en la megacausa ESMA? Llegan corresponsales de todo el mundo a cubrir el juicio pero página 20 de la edición impresa de nuestros diarios.
  • Saltamos ahora de los primeros meses de gobierno macrista a los últimos días. Pequeñas acciones mediáticas cotidianas. Posteo de quien escribe en Facebook: “¿Populismo decían? La Nación despliega a todo trapo como primer titular el simulador del Mundial. CATORCE titulares después (igual y parejamente dedicados al Mundial) un título sobre las broncas que le tiraron los familiares de los submarinistas a Aguad (averiado pero no hundido). Ya no destaca el ‘Macri conmovido pensó/ desechó grabar un video’. El tarifazo de gas y luz ocupa el puesto 25”. No se puede saltear –imposible- la obviedad de decir qué pedazo de tsunamis hubieran desatado tarifazos como los del macrismo de haberlos aplicado otros gobiernos, o por lo menos el de la letra K.
  • Otro posteo, mismo tema, mismo día, mismo autor: “Resulta que tenemos un presidente cobarde. La Nación: ‘Si bien evaluó emitir un mensaje sobre la búsqueda y los 44 tripulantes, lo descartó porque “aún no es el momento”. Uno de los motivos fue el recibimiento que tuvo el ministro de Defensa, Oscar Aguad, que viajó por la mañana a Mar del Plata para reunirse con los familiares de los tripulantes, reunidos en la Base Naval de esa ciudad. Aguad, según testigos del encuentro, no la pasó bien’”.
  • Horitas después, y es que ese día al que escribe le dio un ataque de furia, convertida en cartelito negro de FB: “El Presidente, conmovido, analiza grabar un mensaje”.
    Clarín. Desde la mañana temprano, conmovido analiza”. Le perdonan TODO.
  • Hace pocos meses. El caso Maldonado. Lo primero que intentaron hacer los medios dominantes fue desaparecer a Santiago de toda luz pública. La precaria existencia de otros espacios (Página, el programa del Gato Sylvestre, muchas webs como Socompa, la movilización popular junto a los organismos de Derechos Humanos) impidieron esa desaparición mediática. La segunda y extensa intentona fue sembrar, en alianza con el gobierno, mil pistas falsas o dar por cierta toda afirmación oficial. La primera: que Santiago ni siquiera había estado en la ruta, aunque sí en unas veinte localizaciones posibles. El tercer paso y mito intoxicante: la emergencia del terrorismo mapuche. La muerte de Santiago no está aun esclarecida y resulta más que sospechosa. Hubo una segunda muerte, de un pibe de 22 años, mismo conflicto. Balazo en la espalda. Nada. De lo que se habla es de terrorismo mapuche, Apocalipsis de la Boleadora.
  • Sandra Russo escribió en Facebook algo que recreo a mi modo. Tipo “en el principio fuimos los expulsados de 6,7,8 pero a nadie le importó porque éramos kirchneristas”. Tiene bastante razón. El que escribe tuvo sus amores y bronquillas con 6,7,8 pero es cierto: naturalizamos esa primer pateadura, harto previsible. Luego vino el cierre en terremoto continuo de los medios kirchneristas armados por empresarios aventureros de cercana y permanente relación con, mínimo, Néstor Kirchner. La respuesta de CFK a la Negra Vernacci sobre la responsabilidad de los gobiernos K en apostar a esos tipos fue desagradabilísima, típicamente verso y evasiva. Ya aclaré alguna vez que no existen muchos empresarios ácratas y cierto es que cuando uno se pone grandecito acepta que no siempre los políticos pueden ni deben decir la verdad. Y como sea: se trata de comparar ciclos políticos. Reformismo kirchnerista “desprolijo” versus conservadurismo híper autoritario macrista.
  • Pero no deja de ser tristísimo ni de dar bronca: el kirchnerismo, en buena medida por verticalismo y encierro, nos dejó con el culo al aire, política y comunicacionalmente. Perdieron centenares de compañeros periodistas además. Estamos en pelotas política y comunicacionalmente. Dijo ayer Juan Grabois que tenemos una oposición de cartón. Dijo algo así como que estamos metiendo toda la responsabilidad de la resistencia al macrismo en los movimientos sociales. Interesante para debatirlo.
  • Pero no fueron solo los cierres de los medios K. Fueron despidos y expulsiones masivas en los medios públicos (reemplazos por tropa propia) al mismo tiempo que se dice “todas las voces”. Estamos en pleno proceso de vaciamiento de canal Encuentro y Pakapaka. Y es también ajuste brutal o cierre liso y llano de medios nada K: la agencia DyN, el Herald, retiros “voluntarios” en medios tradicionales. Despidos de Roberto Navarro y Víctor Hugo Morales. La tristísima salida –“pausa”, la llamó- de Horacio Verbitsky de Página/12. Habrá que seguirlo en cohetealaluna.com. Estamos, en el pequeño gremio de los periodistas, entre los 2500 y 3000 despedidos. Balance de dos años, estimadísimos: una diversidad y una ganancia de riqueza periodística, desde que asumió Macri, de la putísima madre.
  • Dos años de macrismo en relación a algunas de las más recurrentes críticas al kirchnerismo:
  • Apretaban a los jueces (el macrismo decuplicó el apriete).
  • Usaban “la caja” para extorsionar gobernadores o intendentes (el macrismo, ídem y mucho más pior. Por algo, extorsión mediante, consiguen aprobar leyes de espanto en el Congreso).
  • Atentaban contra la libertad de expresión (ofensiva por la Ley de Medios, pérdida absoluta de pluralidad).
  • Cuestionaban el reparto de la pauta oficial. Esta es la peor de la historia. Pero ya Macri la repartía a su antojo, antidemocráticamente, como Jefe de Gobierno.
  • Por si esto fuera poco tenemos también la teoría majuliana de Corea del Centro. Referida a periodistas de derecha o tibios, según entiende Majul, que dejan de “hacer hincapié en la herencia kirchnerista y sus actuales consecuencias para pasar rápidamente a endilgarle la responsabilidad a la administración que encabeza Mauricio Macri”. Más claro, echale agua que volvimos a uno de los puntos iniciales: dos años de gobierno mamando de las ubres de la herencia recibida. Nunca un gobierno logró tanto, eso es cierto.
  • Desde hace meses, los que leen las notas de quien escribe lo saben, vengo tratando de descular y comparar qué pasó con los medios en la última dictadura y qué en macrismo. Sigo aterrorizado ante esa comparación, aunque no desaparezcan periodistas y aunque muy precariamente sobrevivan espacios de resistencia. La situación es atroz y lo que ya escribí es que no podemos hacer la comparación tomando el contexto de la dictadura porque se supone que no vivimos en una y porque este gobierno fue elegido y refrendado por el voto popular. Debemos analizar al gobierno y al comportamiento de los medios según el contexto del presente, que es teóricamente democrático, con lo cual, sencillamente, las cosas son más graves. Y acá detengo este balance con algo que queda feo que es la autocita… pero para qué fingir reescrituras que aporten poco. Escribí hace meses que “el lenguaje y la agenda y los tratamientos se parecen ominosamente al lenguaje, los modos, la agenda y los tratamientos de la dictadura. Es más feo: porque no hay Terror estatal que pueda presuntamente ‘explicar’ el comportamiento de los medios: miedo, censuras presuntamente externas, ser secuestrado y aparecer en una zanja”.
  • Escribí en la misma nota esto otro: “Es peor aun porque el nivel de sofisticación de los lenguajes mediáticos (incluido el estudio y conocimiento sobre las audiencias) y su capacidad de impacto cultural deja en ridículo a las jergas medievales de la dictadura”.
  • Revolución de la alegría.