Cuando todos los discursos son simulacros del parecer sin ser, volver a la literatura es un buen camino para pensar el estilo, el modo de narrar del subsuelo, de la roña que hay que barrer, o convertirla en diamantes. Sin palabras impiadosas, la liberación seguirá siendo un espejismo, una engaño en manos de tahúres de la política y de la cultura.
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Además de sus textos narrativos y críticos, Piglia fue un docente incansable. Las clases que daba...
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El Che lo escribió una carta a su madre sin saber que había muerto, el agnóstico Borges rezaba...
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Todo el mundo tiene secretos pero no parece ser esa la mejor pista cuando de contar vidas ajenas...
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No tenía razón Heráclito con eso de que nunca nos encanutamos en la misma fase.