Los hechos y las modalidades se repiten; grupos de hombres que salen en busca de una presa a la que violar. Una práctica que no tiene que ver con el deseo sexual sino con el ejercicio brutal del poder.
El 1° de enero, cinco hombres oriundos de Mar del Plata violaron a una nena de 14 años en el camping El Durazno, en Miramar. Ese mismo día, en la localidad salteña de Las Lajitas, otra nena de la misma edad fue abusada por tres hombres, encubiertos por una mujer. También para esa fecha fue víctima de un ataque sexual una chica de 15 años, cuando caminaba rumbo a su casa en Villa Elisa, partido de La Plata. Por el caso de la primera, el diario Clarín publicó una nota culpabilizando a la víctima y a sus padres. El jefe de la Policía de Miramar fue desafectado del caso por supuestos vínculos con los acusados.
“No recuerdo, en mis 25 años de juez, otro momento en que se haya dado una seguidilla como ésta” –reflexionó al respecto el ex camarista Carlos Rozanski en referencia a los tres casos de violaciones en manada que se sucedieron el pasado 1° de enero en Argentina. “Esta reiteración es imposible de entender si no se remite a un contexto, a la situación del país y a la regional. Porque hay un contexto de violencia y de sometimiento”, dijo a Página12 y agregó: “Yo destacaría dos aspectos porque éstos no son crímenes aislados. Por un lado, se están dando estos hechos aberrantes, habilitados por el contexto de violencia, de varios tipos de violencia. Por el otro, nuestra sociedad ya demostró que puede superar contextos muy difíciles, muy violentos, sabemos encontrar la salida. De situaciones violentísimas como la última dictadura, salimos con las Madres, las Abuelas, los organismos de derechos humanos. De la actual situación, con tanta violencia institucional, social y sobre todo política, tendremos que ver cómo salimos”.
Susana Toporosi, psicoanalista infantojuvenil y coordinadora de Salud Mental del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, agrega el contexto creado a partir del NiUnaMenos: “Hay que pensar que en una sociedad patriarcal la construcción de la masculinidad pasa por un movimiento de alejarse de lo femenino. No hay que perder de vista que los varones son paridos, salen de un cuerpo de mujer. Entonces, hacerse hombres es hacerse autónomos. En el patriarcado lo que caracteriza a los hombres es la acción, lo autoritario. Por eso a veces aparecen estos actos de reafirmación de la masculinidad a través del sometimiento de alguien considerado débil (mujeres, adolescentes, trans). Porque lo central en una violación es que es un ejercicio de poder, de sometimiento, en el que la sexualidad es un arma o una herramienta. El varón necesita mostrarles a los otros varones cuán fuerte es (y necesita ocultar cualquier sospecha de su propia debilidad). En un momento en que el movimiento de mujeres está poniendo en cuestión el lugar del hombre como dominador y la mujer como sometida, la masculinidad en el contexto patriarcal reacciona con actos de extrema violencia. Y otra cuestión a pensar es el hecho de que la difusión de estos actos tan violentos propende a la reiteración y no a la prevención. Hay que pensar en para qué se cuenta esto, qué se cuenta y cómo se lo cuenta”.
El accionar en “manada”, es un término que se hizo popular luego de que se hiciera público en España que cinco hombres habían violado a una joven de 18 años, el 7 de julio de 2016, durante las fiestas de San Fermín, en Pamplona. Esa denominación comenzó a utilizarse ahora para hablar de la violación en Miramar.
Asimismo, la cuestión gira también en torno al rol de los medios de comunicación y el tratamiento mediático para esto tipo de casos. El martes, el diario Clarín publicó una nota en la que básicamente responsabilizaba a la nena de Miramar y sus padres por la violación. “Botellas de fernet y alcohol por todos lados. Una carpa del horror. Descontrol. Una chica de 14 años que no debió estar allí, sino con sus padres y su hermano festejando el Año Nuevo, en otra carpa. Todo terminó mal, con cinco hombres acusados por violación, detenidos por la Policía”, sostenía el diario.
Frente a la avanzada violenta de los discursos hegemónicos, que demonizan a la víctima, la periodista especializada Luciana Peker afirmó que en esa estigmatización de las jóvenes por parte de los grandes medios “no solo se ataca a una, sino que se busca disciplinar, asustar, retar y restar autonomía a todas. Y cuando no alcanza con las chicas también a sus madres (por encima de sus padres) como responsables por las conductas o cualquier acto de goce, libertad, rebeldía o experimentación de sus hijas”.
“No importa si la víctima estaba alcoholizada, si tomaba o si se drogaba, si compraba marihuana o si buscaba cocaína. No importa si usaba shorts o minifalda. No importa si era infiel o tenía muchos novios. No importa si quería tener sexo si tuvieron con ella como no quería o con quienes no quería. No importa si le gusta bailar o si tiene la tanga floja. No importa si es buena o mala. No importan sus notas escolares o si se había ido de vacaciones sin su familia o había paseado sola. No importa si viajaba sin un hombre o con amigas. No importa si era mochilera o hacía dedo. No importa si caminaba por un bosque de noche o si era virgen o había estado con muchos hombres o no estaba con quien no le gustaba. No importa si se sacaba fotos posando en las redes sociales o si usaba bikini. Lo único que importa es que el sexo es su derecho, su deseo y su decisión. Y la violación es siempre un delito. Y la culpa es de quienes los cometen. Nunca. Nunca. Nunca. Jamás es culpa de la víctima”, afirma Peker.
Los casos
Miramar. Una adolescente de 14 años denunció ser violada por cinco hombres en un camping de Miramar, luego de los festejos de Año Nuevo. Ocurrió en el camping El Durazno, sobre la ruta 11, cerca del acceso a la localidad balnearia. Los acusados, que tienen entre 21 y 23 años, se encuentran detenidos. La familia había alquilado un bungalow para pasar las fiestas. Luego del brindis de fin de año, los padres de la menor notaron que la adolescente se había ausentado por varias horas y salieron a buscarla por el predio. La encontraron en una carpa rodeada por los agresores. El padre llamó a la Policía, que llegó al camping a eso de las 7 de la mañana y detuvo a los acusados. Este viernes, la justicia marplatense confirmó la detención formal de los acusados. Según Página12, fuentes de la investigación adelantaron que la chica presentó lesiones compatibles con abuso sexual, pero no lesiones defensivas, situación compatible con una víctima de violación semiinconsciente por la ingesta de alcohol.
Por otra parte, el jefe de la Policía de Miramar fue desafectado de su cargo por no actuar con rapidez para realizar las diligencias de la Justicia y preservar la escena donde ocurrió la violación. Según trascendió, Caballero no habría cumplido con la orden de trasladar a los detenidos y tendría algún tipo de vínculo con uno de los acusados. El policía será investigado penalmente por incumplimiento de deberes de funcionario público.
Salta: El 1 de enero, la nena había salido con amigas a saludar a vecinos de Las Lajitas, un lugar de alrededor de 20 mil habitantes, cerca de la capital. Al cabo de un rato, como no regresaba, su madre salió a buscarla; la encontró, la chica le pidió quedarse un rato más, y ella accedió. Poco después, una mujer la llamó para decirle que creía que la nena gritaba desde dentro de una casa frente a la suya. Al llegar, la madre de la chica escuchó los gritos; una mujer “estaba adelante, tomando mate y le decía que ahí no estaba”. “La nena gritaba ‘mamá, llevame, mamá, me duele’ y la tipa no la quería dejar pasar. En la casa había cuatro habitaciones, de una sentía que la hija gritaba. Mi prima no se explica de dónde sacó fuerza, porque debe pesar 55 kilos, pero tumbó la puerta. Había dos tipos teniendo a la nena y uno en la puerta, que disparó, se dio a la fuga cuando ella entró. Ella entró a las patadas, los tipos salieron. Y ella alzó a la nena, le puso la ropa y salió; la vecina las trajo al hospital en camioneta”. En el hospital, “apenas la vio, el médico dijo que le habían dado alguna droga, porque la nena estaba en otro mundo”. Los tres hombres están detenidos por la violación y la madre de uno de ellos, también detenida, está sospechada de ser cómplice primario.
La Plata: Durante la madrugada del 1º de enero, una chica de 15 años fue atacada cuando caminaba rumbo a su casa en Villa Elisa, partido de La Plata. Según el portal 0221, la víctima fue sorprendida en la calle por siete encapuchados “que se manejaban con lenguaje de señas”. “La menor contó que mientras tres de los criminales la sostenían, el resto la manoseaba y uno de ellos la violó. A la aberración del ataque, se suma el temor de haber sido contagiada de alguna enfermedad de transmisión sexual. En medio del ataque, la chica logró zafar uno de sus brazos, tomó un palo y se defendió. Los agresores escaparon en medio de la embestida de la víctima, quien fue analizada por médicos policiales que determinaron que en el cuello tenía lesiones compatibles con una “sujeción violenta”.