El Pejerrey empedernido no deja de reflexionar sesudamente sobre la pandemia y sus efectos económicos y políticos, pero eso no le quita el apetito. Fijate lo que te propone para mandarte al buche y andá comprando un vino rosado en tu próxima excursión al exterior… de tu casa.

Viejo Gómez, vos que estás de manguero doctorao y que un mango descubrís aunque lo hayan enterrao, definime, si podés, esta contra que se ha dao, que por más que me arremango no descubro un mango ni por equivocación; que por más que la pateo un peso no veo en circulación. ¿Dónde hay un mango, viejo Gómez? Los han limpiao con piedra pómez ¿Dónde hay un mango que yo lo he buscado con lupa y linterna y estoy afiebrado? ¿Dónde hay un mango pa darle la cana si es que se la deja dar? ¿Dónde hay un mango que si no se entrega lo podamos allanar? ¿Dónde hay un mango, que los financistas, ni los periodistas, ni perros ni gatos, noticias ni datos de su paradero no me saben dar? (…). ¡Cómo cantaba la Tita esta letrilla de Ivo Pelay con música de Francisco Canaro; claro es de 1933, época de fulerías por estas aguas. Y sí, ya se don Ducrot, que el tío Beto está haciendo las cosas lo mejor posible, que el bichito del orto se expandió por mundo y todo lo que usted quiera, pero es que me hago un raje desde mi cueva submarina para aprovisionarme de vituallas manducables y me asaltan, me afanan don; mire lo que sigue. Trescientos por un kilo de picada rojilla, y me acuerdo de la parentela del carnicero; ya sé, el coso quizá no sea el responsable, entonces del trompa del frigorífico y de las tantas manos intermediarias. Quinientos sesenta entre frutas un poco y hojas no muchas, y le veo la jeta a mi verdulero de cabecera, con quien solemos debatir acerca del cuál o cómo es el mejor anticucho de corazón partido de vaca no cubana, pero quien ahora no sale de su estupor, pues me da vergüenza cobrarle eso a los vecinos, dice, pero nos están matando. Y enfilo para “el chino”: mil no me acuerdo cuánto más, y 婊子Biǎo zi o 懒妇Lǎn fù, es decir ¡la puta!, y agrego que los parió; toda esa guita por algunos lácteos, una par de tubos que son vitales, café, azúcar, lavandinas para el ñoba y jabones para lavarnos las manos. Mire don Ducrot, sé de buenas fuentes, como dicen los de su oficio, que el gordo Ginés y la piba esta, la Vizzoti, que es un fenómeno, vienen de prima y la están piloteando, pero no así resulta el estofado con los que algo tendrían que hacer para que el garcaje nacional, siempre los mismos, dejen de esquilmarnos con la suba de los precios, sobre todo los del morfi. Malicio que alguna maldad de las grosas están planeando, pero qué digo, si usted mismo lo escribió en las redes el otro día, según me chimentaron, y nos decía: Los formadores de las cadenas de precios están haciendo estragos: en alimentación los aumentos no cesan…En carnes, lácteos y vegetales se trata de dos remarcaciones por semana…Acaparan y ya juegan al desabastecimiento…Los grandes supermercados tienen una estrategia: aprovechar el COVID 19 para liquidar a la competencia de los comercios de cercanías…Los frívolos que ven en esta “crisis” los signos de un cambio de época, que vayan percibiendo cuál será ese “cambio” en nuestros países: más concentración de la riqueza y la constatación, una vez más, de que, para la burguesía, la enfermedad es un negocio…Y ni hablar de lo útil que puede resultarle el dispositivo de control social perfeccionado desde el miedo, con doble gestión: voluntaria y policial…Techint no está sola…Las vapuleadas Pymes no resistirán…No sólo los ingresos de los eufemísticamente llamados trabajadores informales -¿un cuarenta por ciento de la masa laboral?- están en serio compromiso; la CGT advirtió que cuatro millones de los “formales” ven peligrar sus ingresos por el parate productivo, las últimas cuentas informan que más de un tercio de los argentinos son entre pobres e indigentes y quien más sufre es la pebetada ….Cuando las economías centrales del sistema movilizan billones de dólares y euros, saben de las inminentes plusvalías excedentarias que para ellas el futuro post “plaga” promete, como en otros casos que enseña la historia …Y para estos lados del mundo más dependencia, más pobreza y más riqueza en cada vez menos nanos, si no surge cierta decisión política de patear algunos culos……Bien, a ahuyentar demonios y a cocinar, que para eso vinimos y tenemos que bancar la parda, por fulera que se venga, y para ello qué mejor que los jardines de las delicias para el sabor, que tal cual lo buenos amores, nos salvan cuando la que te jedi es grela y viene fallando. Y ahí vamos: le meten mano fuertecita – entre masajes y esas cosas, ¿se entiende?-, a la picada aquella carne que tantos dinares nos costó, y si para dos mejor siempre que de a uno en ronda, con medio kilo zafamos, en remezcle dale a un par óvalos huevos, sal, pan y queso rallado, que un tanto así de perejil fresco y ajos hechos como si puré de tanta mete cuchilla que te mete; pimientas y si tienen o consiguieron zaatar y harisaa, las del Mediterráneo Oriental, mucho mejor; si no con cominos y ají molido y dale que va  que allá en el amasijo se van a encontrar, hasta que con forma de pequeñas balas de cañón queden conformadas nuestras bundukas, mandonguilles, almandongillas, mondrongillas, almandrongilas o almóndigas, qué digo, albóndigas. A una asadera entonces, de piso modositamente aceitado, y al horno que no te arrebates vida mía, pues la velada es lunga…Y en el mientras tanto, ya con un copetín del paso corto en mano qué tal un jerecillo helado, batís vosotros un qué se yo, cuarto de litro, de yogur natural entero, nada de esas pendejadas descremadas, y sin azúcar ¡por dios de los avernos!; con un beso de aceite oliva, pimienta negra molida, sal, menta seca y cierto ay de mí más picoso si les viene en gracia para vuestro gaznate, y por qué no apenas si zarcillos de pepino fresco entre sus olas blancas, tal cual damo de compañía para aquellas polpettas, llegado el caso de berretín amoroso por la italiana lengua del Dante. Dejad de lado el jerez y servid copas de vino rosado refrescado, que si no del tinto de la preferencia de vuestras mercedes del amor, ellas o ellos, que yo con mi Pejerreina. ¡Y salud!

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