Contra todas las ciencias que afirman que los peces – y en especial los pejerreyes – son bichos de sangre fría, El Pejerrey Empedernido se calienta y mucho cuando ve lo que hacen los formadores de precios y el gobierno mientras cada día se pone más difícil comer dignamente. Pasen y lean, que al final encontrarán una receta de albóndigas y zucchinis baratita y para chuparse los dedos.

Claro que sí, a ustedes se las presento. Son ellas. Mis primas. Las Pirañas Vengadoras. Se juntaron hace añares y de tanto en tanto vuelven y vuelven. El bautismo de fuego de las fundadoras de semejante hermandad secreta, femenina y combatiente quedó registrado en una novela de mi amigo Ducrot. De paso se las recomiendo aunque poco y nada tiene que ver con los asuntos nuestros de cada día, o tal vez sí. Cuánto mejor sería el mundo de todos, y por consiguiente nuestros yantares también, si no existiese la CIA y quienes le cuidan el culo y le sirven. Porque eso acontece en cada lugarcito de la muy nuestra América, como la llamaba don José (Martí). La novela que les decía es “El derrocado” y cuenta, entre otros asuntillos de nuestra historia, que aún es presente, como mis primas se morfaron en pleno río Paraná a un turrito agentucho empleado de Langley, allá por el ’55. Entraron en acción muchísimas veces después pero siempre guardaron bajo perfil, como se dice ahora, y desde hace un tiempo que vienen amagando con resurgir. Tanto que consideran que el constante aumento en los precios del morfi de los argentinos, porque la inflación, porque el índice de precios al consumidor, porque lo que hay que pagar por la canasta familiar, o porque la puta madre que los pario, que para ellas y para mí simplemente se trata de un choreo a mano desarmada. Y hasta ahí, puesto que el día que se venga maroma por estos lados, el garcaje de los formadores de precios, que son las empresas concentradas y oligopólicas con sus servidores públicos, cuentan con canas garrotes para moler a palo costales y pierneras de vecinas y vecino alzados. Por eso les contaba, las Pirañas Vengadores me enviaron un mensaje cifrado para que lo traduzca y reparta. Oiga primo Peje, usted avise, que si los precios no se contienen y bajan, si los ingresos de los laburantes no suben en serio, un día de estos nos tornaremos anfibias, saldremos de las aguas, tomaremos las rúas y no dejaremos culo de turro sin morder hasta los tuétanos, sean culos particulares de patronos y burócratas sindicales, sean de funcionarios que no funcionan, porque no quieren, no saben o no pueden, y si esa así que se las tomen, que no están ahí donde están por hacernos un favor sino porque lo desean con alma, ya que el poder y sus ventajitas gustan más que el dulce de leche y las empanadas salteñas y tucumanas, para mí picantes y con uvas pasas, entre las más sabrosonas. Por eso, muchos y para propio gozo han convertido a la práctica política en algo parecido a la venta de Coca o Pepsi (Cola) o de cualquier mierdolanga parecida… Antes de seguir, un par de aclaraciones: Que los incontinentes del aplauso acrítico, que lo son por acomodaticios y obsecuentes o porque no entendieron ni un poquito los incontables ejemplos que nos regala la Historia, e insisten en que no hay que criticar porque si no se le hace el juego a la derecha o no sé a qué carajos, pues que ellos por favor cierren el pico y duerman tranquilos. Repugnar y escupir sánguches en mal estado es un bien de amor que necesitan quienes dicen estar del lado de los de a pie, si es que no mienten, claro, y si no toman a los humanos por boludos aunque tengan ovarios, y a los Peje por nabos escamosos. Y que nadie crea que el choreo sistemático al pueblo es patrimonio exclusivo de los argentos; ¡no…! Acaso si nosotros somos parte, y bien al borde de los bordes, del sufrimiento de los muchos en el mundo entero, mientras los ricos ganan y ganan hasta el empacho…Ved lo que cuenta el texto “Imperio cibernético devora producción alimentaria mundial”, del mexicano Juan Danell Sánchez y publicado hace algunos días por los andurriales del Internet, en un sitio que se llama Alainet: “Cada vez más las multinacionales dueñas de las tecnologías digitales y de la inteligencia artificial, impulsoras de la llamada cuarta revolución industrial, se adueñan de la producción y distribución de los alimentos a nivel global (…) Los gigantes de la tecnología digital, liderados por Microsoft (propiedad de Bill Gates, cuyos activos superan los 286 mil millones de dólares) y Amazon (cuyo dueño Jeff Bezos, es dueño de una fortuna superior a los 200 mil millones de dólares) van por el mercado global alimentario, que tiene un valor de más de 1.6 billones de dólares anuales (un millón de millones seiscientos mil millones de dólares, para que no exista confusión en la cifra), y del que dependen 2.500 millones de productores que en la actualidad se dedican a la agricultura en mayor o menor escala. Sólo en la producción de cereales, que es la base de la alimentación mundial, la FAO – la misma organización que alerta sobre el hambre creciente en el Tercer Mundo, apunta este Peje – publicó que en 2020 la cosecha fue de 2.744 millones de toneladas, y en el caso de futras y hortalizas la cifra es de 2.000 millones de toneladas. En cuanto a cómo se producen los alimentos, baste decir que, de los 2.500 millones de productores a nivel mundial, 1.500 millones pertenecen al sector de pequeños agricultores y de estos, 500 millones levantan cosechas para autoconsumo con muy limitados excedentes que comercializan en los mercados locales. El restante, mil millones, son productores que pueden colocar sus cosechas en los mercados nacionales e internacionales. El grupo mayoritario se integra por explotaciones rudimentarias, carecen de las tecnologías y mecanización de la agricultura industrial, con rendimientos y productividad muy limitada por hectárea. Los otros, son los grandes consumidores de insumos, maquinaria y agroquímicos que les permiten obtener de sus tierras una producción que es 20 o más veces superior a éstos, lo que les permite abastecer el mercado internacional de alimentos. Ahí es donde, de entrada, han enfocado sus baterías los gigantes de la tecnología digital (…). Las compañías de agronegocios que venden semillas, plaguicidas y fertilizantes tienen aplicaciones mediante las cuales logran que los agricultores le proporcionen datos a cambio de asesorías y descuentos en la utilización de sus productos. Bayer, la compañía de pesticidas y semillas más grande del mundo, ha dado a conocer que su aplicación se usa en propiedades que cubren más de 24 millones de hectáreas en Estados Unidos, Canadá, Brasil, Europa y Argentina (…). Amazon que, al igual que Microsoft, desarrolla su propia plataforma de agricultura digital, puede, potencialmente, utilizar los datos recolectados por Bayer y otras numerosas compañías que usan sus servicios en la nube (…). Apple en alianza con Agworld desarrolla una aplicación para usar en la agricultura de precisión que centraliza la administración del campo entregando información agronómica y la historia de los cultivos (…). Esta “herramienta” está disponible en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica y Chile (…). Facebook Invirtió 5 mil 700 millones en Reliance Jio, el operador de red móvil más grande de India. Lanzó, en 2020, una aplicación móvil centrada en los agricultores (…). Google desarrolló Earth Map junto con la plataforma geoespacial de la FAO, Hand-in-Hand, para usarla como una herramienta de recolección masiva de datos sobre clima, medioambiente y agricultura (…). La corporación china Alibaba encabeza las fusiones de comercios minoristas de alimentos, presencial y por internet, con una inversión de 12.700 millones de dólares en tiendas físicas (…). Syngenta compró Cropio en 2019, una empresa de plataforma digital para avanzar en su trabajo hacia la agricultura digital. En conjunto, más de 40 millones de hectáreas serán administradas en todo el mundo (…). Los llamados gigantes de las tecnologías digitales trabajan para monopolizar la producción y distribución de alimentos, y eso les dará un poder global infinito debido a que podrán determinar cuáles y cuándo se producirán los alimentos, y establecer los precios a los que se deberán comercializar, todo ello con un costo social que se reflejará en una mayor pobreza extrema en el medio rural y un constante encarecimiento del mercado (…). ¿Para qué seguir, no? Hasta ahí el escenario de un futuro que es presente y sobre el cual las grandes empresas argentinas del modelo sojero- cerealero – extractivista, de los agronegocios, los puertos, las vías navegables interiores – la Hidrovía – y de la alimentación, concentradas y oligopólicas trazan el panorama de desolación para los millones que la yugamos – este Peje se metamorfosea humano y también la sufre – y, por lo visto, por ahora sin mayor capacidad de respuesta por parte de las autoridades del Estado, más de intentos de precios acordados o como quieran llamarlos y otros parches que las empresa se encargan de hacer estallar siempre, más temprano que tarde. Y si no fijáos lo que difundieron hace horas nomás Tiempo Argentino y otros medios periodísticos que leen por estas comarcas: “El gobierno imputó por desabastecimiento a grandes empresas de consumo masivo. Mastellone, Fargo, AGD, Danone, Molinos Cañuelas, Bunge, Molinos Río de la Plata, Unilever, P&G, Paladini y Potigian fueron acusados por retener productos para su comercialización y generar faltantes en supermercados”. ¿Conocidas, no? Todas forman parte de Chorros Sociedad Anónima, o sea las formadoras de precios… Por fin, y otra vez, ahuequen el ala aplaudidores acríticos: con las excepciones del caso, porque ya van a saltar diciendo que en tal cual lugar de tal cual barrio se consigue a tal ventajoso precio, y sobre todo con la mención de los millones de pesos que el Estado destina a la asistencia alimentaria para los cientos de miles, millones, más empobrecidos por este el modelo económico y social que soportamos, perverso e infinito, le hago pito catalán a las mediciones y encuestas. Por fallas en sus modelos o porque quienes las realizan viven en Marte, lo más próximo a la realidad tangible es que, hace alrededor de medio año, en la zonas más densamente pobladas del país, entre ellas la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, los aumentos en los precios de los alimentos básicos y necesarios para satisfacer el derecho de todos a una comida digna, sana y apetecible hace meses que vienen en escalada incontrolable, a promedio (en serio) de entre 15, 20 y algo más por ciento en forma mensual, y que los salarios medios tienen temperaturas de iceberg. Fíjense si no, que ya aparecieron contratos de alquiler para viviendas con ajustes periódicos en base a la evolución de los precios de la llamada canasta familiar… El choreo al pueblo amenaza con ser incontenible, en una país con casi la mitad de su población en la pobreza y con castas de mal vivientes que engordan sus cuentas en forma obscena… Por eso, para el día que se acerque por mis cuevas entre las arenas del Tuyú la primera avanzada de ellas, las primas, las Pirañas Vengadores, tendré listo un plato sencillo: con carne picada de vaca, si pueden mitad de vaca y mitad de cordero, amasijada con trigo burgol y entre dos huevos, con sal, pimienta, un algo de ají molido y comino, más perejiles y ajos secos; abordemos la tarea de redondear unas galanas albóndigas, las que, tras sus pasos por los hornos, danzarán mazurcas perfumadas junto a mitades justicieras de zapallitos largos o zucchini asados antes, con salecita, pimienta y oréganos que le dicen. Y una cierta salsa de yogur natural y enterito, no jodan con descremados, amable anfitrión de besos con aceite de oliva, pocos, y hojas de menta picadillas… Qué alguien aporte uno tubos de totín, y este humilde servidor y sus primas los esperan con susurros de un tango que dice: Cachorro de bacán, andá achicando el tren; los ricos hoy están al borde del sartén. El vento del cobán, el auto y la mansión, bien pronto rajarán por un escotillón. ¡Lo que te van a gozar! Pedazo de haragán, bacán sin profesión; bien pronto te verán chivudo y sin colchón. ¡Ya está! ¡Llegó! ¡No hay más que hablar! Se viene la maroma sovietista. Los orres ya están hartos de morfar salame y pan y hoy quieren morfar ostras con sauternes y champán…Gracias Enrique Delfino y Manuel Romero por “Se viene la maroma (1928)”… Y ¡salud!

¿Querés recibir las novedades semanales de Socompa?

¨