Eduardo Pastorini aparece caracterizado, en una nota firmada por Nicolás Wiñazki en Clarín, como un “testigo clave”, de supuesta filiación kirchnerista, que estuvo en el lugar de los hechos y que anda retaceando su declaración. De su propio puño y letra Pastorini desmiente cada párrafo de la nota.
Mi nombre es Eduardo Rubén Pastorini. Me veo forzado a rebatir públicamente las mentiras de los medios masivos de comunicación, que se valen de mi persona en una más de sus delirantes maniobras, distrayendo la atención acerca del hecho público y notorio que es la desaparición forzada de Santiago Maldonado en el marco de la represión ocurrida en la Lof de Cushamen el primero de agosto de 2017.
(N. de la R.: la nota de Clarín puede leerse en: https://www.clarin.com/politica/misterioso-testigo-vio-corte-ruta-mapuches_0_S1Hoamjq-.html )
Lo primero que tengo para decir es que mi involucramiento en los hechos no es en carácter de “testigo clave” (lugar en el que me quieren situar los medios), sino como un vecino consciente que reclama al Estado la aparición con vida de Santiago Maldonado.
La primera de las muchísimas mentiras con las que se construye un relato de ficción es la que afirma que estuve en la Lof el 31 de julio, encapuchado. Se respalda esta afirmación con una foto donde se resalta en rojo una persona que no soy yo, sumado a un video donde esa misma persona es recibida por un grupo de gente.
Sin embargo, yo, Eduardo Pastorini, llegué a la Lof el primero de agosto de 2017. Luego de escuchar en la radio comunitaria de El Bolsón, FM Alas, asistí a un llamado a la solidaridad dirigido a aquellos vecinos de la Comarca que tuvieran vehículo, para llevar a familiares de la comunidad (a quienes conocí ese mismo día cuando acudí al llamado), hacia el territorio recuperado en la Lof de Cushamen, ya que la Gendarmería había entrado al lugar luego de la represión que se llevara a cabo en horas de la madrugada.
Llegamos después de las 13 horas, información que debería constar en algún registro de la Gendarmería Nacional, ya que al bajar del auto algunos de los gendarmes nos solicitaron los documentos personales y los retuvieron por unos minutos.
Mi único silencio es mediático y es parte de una decisión deliberada de no prestarme al juego macabro de los medios masivos, convencido de que nada real sucede allí, nada se esclarece, nada se comunica.
Esta decisión no equivale a callar, señores periodistas. Yo no callo: desde el primero de agosto marcho junto a la comunidad de El Bolsón para reclamar por la aparición con vida de Santiago Maldonado. Esto ni Clarín ni La Nación pueden saberlo, ya que nunca se tomaron el trabajo de venir a hacer una tarea de investigación auténtica en el lugar de los hechos.
Dice Clarín que soy un testigo clave para la causa. ¿En qué se basa? No puedo saberlo. Lo único que puedo decir es que nunca fui citado a declarar y hasta donde sé, la citación debería provenir del Juzgado que lleva la causa y no del Grupo Clarín. En cualquier caso siempre estuve a disposición de la Justicia.
Encarno, alternativa o simultáneamente, según las etiquetas de un periodista de Clarín, las siguientes caracterizaciones: maestro de música, sindicalista militante, gremialista judicial, militante kirchnerista, encapuchado, misterioso testigo que no habló, empleado del Gobierno de Río Negro, vocal del Sindicato de Trabajadores Judiciales de Río Negro. Señores comunicadores, mi día sólo tiene 24 horas.
Invito a Clarín, a La Nación, a sus periodistas y a todos los trabajadores de otros medios que operan como replicantes de sus relatos ficticios, a que emprendan una investigación que esté a la altura de lo que las circunstancias requieren y rectifiquen así todas las mentiras vertidas sobre mi persona y mi relación con los hechos.
Pido también que no se valgan más de mi imagen y mis datos personales para crear una persona que no soy y utilizarla con el fin de distraer a la opinión pública de la responsabilidad del Estado en la desaparición forzada de Santiago Maldonado.
Por último responsabilizo de todo lo que pudiera llegar a ocurrirme a los medios de comunicación que expusieron mi imagen, y a cada uno de los periodistas que a través de su accionar irresponsable me sitúan en una posición de vulnerabilidad y riesgo.
Aparición con vida de Santiago Maldonado.
Juicio y castigo a los culpables