Una sesión donde abundaron los discursos insólitos, se impidió entrar a diputados y madres del Plaza, y la vicepresidenta Michetti quiso apurar las intervenciones por “sugerencia” del Ministerio de Seguridad. (foto de portada: Emiliana Miguelez).
Ayer a la mañana, antes de lo que se había estipulado, comenzó la sesión histórica en el Senado ya que, por primera vez, se trató el debate por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. El proyecto de Ley, que fue presentado por primera vez hace 13 años, contaba con la media sanción en diputados y encaraba la recta final de una votación cerrada, con un margen acotado para sorpresas y cambios.
Mientras las calles se empezaban a colmar de hordas de pibas y pibes a los que no los frenaron ni el frío ni la lluvia, adentro del recinto podía respirarse una un aire tenso que a lo largo de las casi 17 horas que duró el debate que culminó con 38 votos en contra y 31 a favor, dos abstenciones y una ausencia.
Durante la sesión, varios senadores debieron acelerar sus exposiciones por orden de la presidenta del Senado Gabriela Michetti, que insistía en apurar la votación alegando, entre otros argumentos, supuestas recomendación del Ministerio de Seguridad “para evitar eventuales incidentes afuera”. Además, en línea con esta clara intención de acelerar los tiempos y evitar posibles negociaciones o dilaciones, el recinto fue vallado imposibilitando el ingreso de las autodenominadas “sororas”, grupo de diputadas que apoyaron e impulsaron la media sanción en la Cámara Baja. Del mismo modo, le negaron el ingreso a Nora Cortiñas, miembro de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. Finalmente, a la noche, la diputada kirchnerista Mayra Mendoza denunció, a través de la red social Twitter, que la echaron del recinto “escoltada y empujada por personal de seguridad del Senado. “Orden de la Presidenta Gabriela Michetti”.
Mientras tanto, la geografía de la calle describía, por un lado, una clara columna donde sobresalía el color celeste que aglutinaba al sector antiderechos que, por lo que pudo verse, contaba con un dispositivo de gran envergadura que les permitió tener una calidad de sonido propia de cualquier recital. Y por el otro, una gran marea verde que, en línea con la incidencia que el movimiento feminista ya tiene en la sociedad, latía, gritaba, bailaba y se abrazaba por la reivindicación de los derechos de las mujeres en pos de lograr, ni más ni menos, que la igualdad.
Con respecto a los discursos, varios senadores expusieron su voto acompañado de pensamientos de lo más vetustos, recalcitrantes, y retrógrados. Algunos llenos de falacias y errores conceptuales respecto al proyecto que se estaba debatiendo. En esa línea, vale resaltar los dichos del senador salteño, Rodolfo Urtubey: “Hay algunos casos en que la violación no tiene esa configuración clásica de la violencia sobre la mujer, sino que a veces la violación es un acto no voluntario con una persona que tiene una inferioridad absoluta de poder frente al abusador, por ejemplo en el abuso intrafamiliar, donde no se puede hablar de violencia, pero tampoco de consentimiento, sino de una subordinación, sujeción. Sería sano avanzar en esta cuestión de la ausencia de la voluntariedad entendido con amplitud que no es solamente la violación clásica”.
Asimismo, la senadora por el Partido Justicialista de San Juan, Cristina del Carmen López Valverde, no tuvo vergüenza en decir públicamente que no había leído el proyecto de ley a lo largo de todos estos meses y que igual lo iba a rechazar: “Sería muy irresponsable de mi parte votar un proyecto al que yo no he podido acceder, analizar, estudiar en profundidad”.
Sin ir más lejos, el senador Alfredo De Angeli, habló de su familia numerosa y los recuerdos de su madre haciendo pan casero: “A mi madre jamás se le pasó por la cabeza realizarse un aborto” y continuó: “Jamás estaría de acuerdo en acompañar a una mujer en ese drama de abortar (…)Se sigue la tradición, en muchos casos, que cuando se entera que una mujer está embarazada, se va con alegría a felicitarla, se le regala una planta para que vaya creciendo y vea la imagen de su hijo. Esas son las cosas que no podemos perder nosotros”.
Más temprano que tarde esta ley será sancionada porque no hay manera de tapar el sol con la mano. Sin embargo, lo que no se puede esconder y ni siquiera tolerar, es a una generación de políticos que no solo son incapaces de ver y leer el presente sino que legislan en torno a una sociedad que ya no existe más, con la gravedad que esto conlleva. En este caso, son los responsables del rechazo de una ley sobre un hecho que sucedió, sucede y seguirá sucediendo que es el aborto. Privilegiaron el pasado, en el que reinaba la hipocresía, dejando en claro su incapacidad de hacerse cargo de un presente que les queda enorme. Por suerte atrás de ellos viene una generación con la capacidad suficiente para pedir, exigir y legislar, ni más ni menos, que por un presente donde reine la igualdad de derechos.
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