Una mirada sobre el día fundacional del peronismo desde la calle (de tierra), las empleadas de la panadería (con TN en la tele) y las fotos de época que pelean a codazo limpio.
El domingo 25 de octubre de 2015 voté en una escuela de Berazategui; calles de tierra, casas bajas de material, algunas sin revoque, alambre tejido al frente, mucho perro, bicicleta; corazón de la Tercera Sección Electoral. Entregué mi voto a Daniel Scioli y salí del cuarto oscuro con el estómago abrumado por un sabor horrendo a escuerzo en descomposición.
Resolví comprarme una pastafrola de dulce de batata. La mejor se vende en una panadería del Cruce Varela donde la Ruta 1 se encuentra con la 2 en una encrucijada de diagonales. La capa de batata es de dos centímetros de espesor. Las empleadas que atienden son minas de 25 a 35 años con perfil mixturado entre tumba y vida ligera. Diosas de la figazza, los miñones y la flauta.
El televisor de la panadería clavado en TN a media tarde tiraba proyecciones. Saqué el tema en busca de complicidad electoral: ¿A quién votaste? La rubia de guardapolvo amarillo cortito acompañó la respuesta con una sonrisa que despertó galgos hasta en Siberia. Con ese gesto inflamable en la boca, ella dijo:
―A Vidal…
No era un sabor lo que abrumaba mi estómago, sino un escuerzo lleno de vida.
A la rubia le dije la verdad; que había votado al manco. Después de esa confesión nada peor podría suceder. Error.
―Mi mamá es peronista ―dijo ella―, pero yo no entiendo nada. Son todos iguales.
―¿Y por qué votaste a Vidal?
―La vi ayer en Canal 2 y me gustó como sonreía.
La pastafrola de batata se convirtió en curso rápido de realpolitik.
Ese domingo aun lanza mensajes que me llenan de preguntas. Se emitieron 25 millones y medio de votos. El Frente para la Victoria triunfó con 9,3 millones; segundo el PRO con 8,6; y tercero Unidos por Una Nueva Alternativa con 5,3. Si el peronismo, o quienes se llaman peronistas, portan sus estandartes o cantan la marchita, hubieran conformado un frente de unidad, hoy no estaba escribiendo sobre estos asuntos. El país sería otro; con muchas carencias, pero difícilmente el retroceso hubiera sido de una magnitud que se percibe con los ojos cerrados.
¿Cuál es el único plan que puede llevar al peronismo a ganar la próxima elección? La unidad. ¿Unidad entre quiénes? Los que en 2015 no pudieron o, más probable aun, no quisieron conformar una alternativa con expectativas reales de triunfo, extraviaron no una sino “la” oportunidad de consolidar un rumbo, lo cual ante este presente no es poca cosa. En primera vuelta, el FpV (37%) y UNA (21%) sumaron 24 puntos porcentuales más que el PRO (34%).
Peronismo unido para 2019: ¿Moyano? En 2015 inauguraba estatuas de Perón junto a Mauricio. ¿Massa? En enero de 2016 fue el invitado de Macri a Davos y durante meses vivió con el brazo en alto aprobando leyes oficialistas o enviando a sus muchachos para que lo hagan. Llegó la nueva política, había que leer en esas fotos. Tres años después los que provocaron el presente prometen a codazo limpio llevarnos al futuro. Parece joda.
La consigna que me transmitió Eduardo (Blaustein) para estas líneas ―que no son de un opinador serial y medio me incomoda hacerlo― es un reflexión sobre el estado actual del peronismo. Como soy un tipo que mira la realidad desde la calle e intenta poner el oído en la gente, me hago preguntas anteriores: ¿existe hoy el peronismo? O más, ¿existe el mundo y el país en el que el peronismo fue posible? Pienso que la respuesta es negativa en ambos casos, pero si no lo fuera creo que hay abismos nunca resueltos dentro del… movimiento. Cuando hablamos de peronismo, ¿de quién hablamos? La pregunta atraviesa el presente y se remonta al pasado como una sonda que le reclama coherencia al adulto con traumas de infancia no resueltos. ¿Cristina o Urtubey? ¿José López Rega, ministro de Bienestar Social del General, o el padre Carlos Mugica, militante villero asesinado por la Triple A, organización parapolicial creada por el ministro López Rega?
Entonces, para responder la consigna, diría que en este 17 de Octubre al peronismo lo veo jodido. Pero más jodidos nos veo a nosotros.