Preparada desde hace meses, la jugada periodístico-judicial de los cuadernos Gloria que probaría coimas empresariales al kirchnerismo estaba lista para ser utilizada cuando fuera necesario. El momento llegó cuando se descubrieron los aportantes truchos de Cambiemos.
La “Operación Cuadernos” estaba armada desde hace algunos meses, pero se mantenía “en parrilla”, como se dice en la jerga periodística. Esto es guardarla hasta el momento indicado para su publicación. Una suerte de “as en la manga”.
Lo primero que hay que decir, es que no haber desmontado los servicios de inteligencia interna de la Dictadura, tal vez sea la mayor defección de nuestra democracia. El remisero Oscar Centeno –ex militar-, bien pudo ser un agente colocado al lado del famosísimo “Lic. Baratta”, uno de “los veinte número dos de Julio De Vido”, como bien dice la revista Barcelona.
Un muy superficial análisis de las copias de los célebres cuadernos (los originales ya sabemos que fueron –como correspondía- incinerados), muestra un Centeno que anota sus viajes (como todo remisero que al final de la jornada debe arreglar cuentas con su empleador), describiendo destinos y kilometraje, sin demasiado –diría que ninguno- detalle. Ese primer cuaderno, sin dudas, lo escribió él sin que se lo dictaran y en el momento en que realizaba su tarea como chofer. Los restantes (no están los originales para realizar las pericias correspondientes), habrían sido escritos hace pocos meses –a mano alzada por el mismo Centeno-, dictados por el no tan enigmático Jorge Bacigalupo (también sería agente de inteligencia), ex integrante de la Policía Federal que por su edad, bien podría estar sospechado de crímenes de lesa humanidad.
Obviamente, hay que mencionar que todo esto debía contar, necesariamente, con el concurso de un medio hegemónico (La Nación viene escribiendo la historia según sus intereses, desde hace más de cien años) y un Poder Judicial (representado en este caso por el Fiscal Stornelli y el Juez Bonadío) absolutamente permeable a los intereses del gobierno de turno.
Por supuesto, todo este montaje no hubiese sido posible sin los antecedentes de corrupción que nos atraviesan desde Bernardino Rivadavia –nos endeudó por generaciones con la banca inglesa- hasta nuestros días. A eso, hay que agregarle la opacidad que caracteriza al financiamiento electoral de todos los partidos políticos que hacen a nuestra democracia.
Temo no equivocarme, si digo que la ya mencionada “Operación Cuadernos” debía salir a la luz a mediados de 2019, en plena campaña electoral, a efectos de esmerilar la imagen de quien se erige como cabeza de la oposición, es decir, Cristina Fernández de Kirchner. También hubiese servido para restar posibilidades a cualquier candidato de génesis peronista. Pero convengamos que “el enemigo” de Cambiemos, sigue siendo la ex Presidenta. Sin embargo, como dice Macri, “pasan cosas” y hubo que poner sobre el tapete ese as que se guardaba en la manga. Tuvieron que utilizar la “bala de plata”.
El pasado mes de julio, fue fatídico para el gobierno de Cambiemos. Devaluación galopante, tasas de interés en la estratósfera, tarifazo, ajuste, inflación, aumentos de la pobreza y la indigencia, caída del empleo…los datos macroeconómicos se fueron de control, configurando una verdadera crisis, que se intentó disimular con el eufemismo de “tormenta”. El resultado de los desaguisados económicos macristas (que no son un error, porque para eso vinieron), fue el regreso al Fondo Monetario Internacional (FMI). Y todos sabemos que el FMI representa los peores momentos de nuestra historia, 2001 inclusive. Por supuesto, buena parte del electorado macrista, supone que todo eso es la resultante de “la fiesta populista” y sigue bancando el latrocinio. Pero pasaron otras cosas, difíciles de digerir para los macristas bienpensantes: una, la aprobación en Diputados de la legalización del aborto. La otra cosa que pasó, fue peor: “un tal Juan Amorín”, periodista de El Destape, descubrió que María Eugenia Vidal, gobernadora de la provincia de Buenos Aires, sería la jefa de una asociación ilícita dedicada a lavar dinero de origen indeterminado, mediante aportes a su campaña electoral. Eso ya fue demasiado y ahí estaría el por qué de la oportunidad en que se da a conocer la “afición literaria” del remisero Oscar Centeno, quien como expresara Aníbal Fernández: “habla como Monzón y escribe como García Márquez”.
Habría mucha más tela para cortar respecto de este tema. Podría decirse, como bien indica el periodista Ernesto Tenembaun, que está preso Ricardo Jaime (ex Secretario de Transporte de De Vido), pero no corrieron su misma suerte los empresarios del sector. Está detenido José López (encargado de las construcciones en Planificación), pero no cayó ningún empresario de ese rubro. Sin embargo, con Baratta, se detuvo a varios empresarios vinculados a la generación de energía. Podrá decirse que le tocó perder a Sanchez Caballero, pero convengamos que si bien no es un “cuatro de copas”, tampoco llega a ser “siete bravo” en el mazo de IECSA, empresa de Angelo Calcaterra, primo en “la famiglia”, supuesto testaferro de Mauricio Macri. Sanchez Caballero, bien podría ser un alfil entregable en el tablero de los intereses políticos de Cambiemos. No sería descabellado pensar que el objetivo principal de esta maniobra, sería Gerardo Ferreyra, socio de los chinos en la construcción de las represas en Santa Cruz, a quien el macrismo intenta voltear desde el primer día en que se hizo cargo del gobierno.
Como dijera Heidegger: “el tiempo es sólo velocidad”. Y esto va a pasar. Vendrán otras noticias (no nos olvidemos de los docentes muertos en Moreno, por el escape de gas en una escuela. Muertos que también son responsabilidad de Vidal y su gente), distintas novedades, hechos e interpretaciones. Pero lo que va a continuar, será la difícil situación por la que atraviesan millones de argentinos, estragados por la pobreza y la incertidumbre de no saber qué llevar a la mesa en el próximo almuerzo o cena. Como dijera alguna vez el Indio Solari: “nada más difícil que la zozobra de la miseria”. Y eso, no se tapa con la primera plana de ningún diario.