Te ofrecen una cosa y después te mandan cualquiera, bajo el lema “donde aparece una expectativa nace una desilusión”. Productos culturales, explicaciones sesudas, espacios que te van a volar  la cabeza. No te ilusiones, aquí una lista para estar sobre aviso.

A quién corresponda:

En mi carácter de usuario de sistemas políticos y económicos, les hago llegar esta lista de quejas:

Me prometieron una noche de poesía, y era un lugar lleno de barbudos con anteojos que leían algo acerca de sus desengaños amorosos.

Me prometieron una experiencia que iba a cuestionar mi idea del arte, y eso era entrar a un salón pintado de blanco que en el centro tiene una mesa con una banana.

Me prometieron “la belleza de una nueva sensibilidad indie” y era una chica cantando lento y embolante una sarta de canciones que hablaban de ella misma.

Me prometieron “todo lo que tenés que saber para estar informado” y eran cuatro pelados en una mesa hablando de economía.

Me prometieron “una novela que pinta la realidad de este tiempo” y era una historia sobre las desventuras de un par de drogones.

Me prometieron la transgresión de una obra de teatro cuestionadora y era una pareja en bolas gritándose durante una hora.

Me prometieron periodismo independiente y era un tipo que miraba a cámara, y lo único que hacía era criticar al peronismo.

Me prometieron un seminario que iba a cambiar mi vida y era una charla TED larga con alguien que no paraba de contar cuentitos pedorros.

Me prometieron “una bebida natural y refrescante”, y era agua saborizada con químicos.

Me prometieron un espacio cultural alternativo, y era un galpón donde vendían cerveza a 200 mangos.

Me prometieron una película necesaria y era la historia de un tipo en la calle vendiendo pañuelos Elite.

Nos prometieron pan y trabajo y nos dieron neoliberalismo.

 

Devuélvanme mi dinero. Gracias. No, gracias a vos.

 

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