Noticias la pintó en su tapa como la mejor representante de la “rebeldía hueca” y el INADI se solidarizó con ella invocando cuestiones de género. El organismo se ocupa de Canosa y poco hace con los miles de discriminados por color de piel, género y aspecto físico. Una muestra más de una dirigencia política prendida a los medios y que se prepara poco y nada para las funciones que se le encomiendan.
El INADI salió en defensa de Viviana Canosa por la tapa de la revista Noticias en la que se la proponía como la mejor representante de la “rebeldía hueca”. En los considerandos de su resolución se lee: “Instamos a la Revista Noticias a comunicar con responsabilidad y a fortalecer su perspectiva de género en el abordaje de las noticias, para no incurrir en estereotipos de menosprecian las capacidades de las mujeres y que las afectan como colectivo”. Noticias no ataca a Canosa por su condición de mujer ni la discriminó en modo alguno, salvo que tratar a una persona de hueca sea una forma de discriminarla. Ella seguirá con su programa y que aparezca en una tapa no interfiere para nada en su vida profesional, incluso puede decirse que la favorece. O sea que discriminación no hay.
Donde sí se la comprueba es en la policía que detiene adolescentes por portación de cara, en las diferencias salariales entre hombres y mujeres que hacen el mismo trabajo, en las empresas que rechazan a postulantes por razones de color de piel, género o aspecto físico. Eso sí que afecta y mucho la vida de las personas. De eso el INADI se ocupa poco y nada porque no da mucho centimil y porque son problemas estructurales que siempre son más difíciles de abordar. Lo de Canosa es fácil y habilita a aparecer en todos los medios haciendo gala de “sororidad”.
Todo este episodio muestra varias cosas. Por un lado, el abaratamiento de ciertos problemas. Iguala las críticas que recibe una conductora televisiva con el drama de la segregación que sufre tanta gente. Un problema del pensamiento político correcto: creer en que las cosas de modifican cuando se las nombra o se las muestra de una manera diferente. Naomi Klein lo califica en No Logo como una “cultura de la representación” y daba como ejemplo la creencia entre varios sectores progresistas de que la presencia de afroamericanos en series de televisión hablaba del fin de racismo. Black Lives Matter viene a demostrar que el éxito de El show de Bill Cosby o el de Ophrah Winfrey no significan que haya mejorado la situación de los negros estadounidenses.
Por el otro y en esto cae una enorme parte de la dirigencia (empresaria, sindical, política), muestra que solo se lee la realidad a través de los medios. Los problemas no existen hasta que no aparecen en las tapas de los diarios o en la tele. Lo que importa es lo que está ahí. Libros que hablen del país que resultan imprescindibles como el Facundo o Literatura argentina y realidad política de Viñas, para no hablar de Borges y de Walsh. O sino que reflexiones sobre el poder como los de Foucault o los de Marx. La lista podría ser interminable y no es la idea hacer recomendaciones de lectura. Lo cierto es que prescindir de estos y de otros libros muestra una voluntad de vivir fuera del mundo de las cosas. En consecuencia, esta decisión de no aceptar los espesores y contradicciones de la realidad lleva a que la mayoría de los debates giren alrededor de lo que se publica y difunde. La vieja idea de caminar los barrios, de que militancia fuera el canal a través del cual se visibilizaran los problemas concretos de la gente pasó a cuarteles de invierno, con la excepción de las organizaciones sociales.
El episodio Canosa también revela una escasa preparación para la gestión pública. La enorme mayoría de la dirigencia política no se forma ni lee libros. No solo de literatura, aunque no estaría mal que lo hicieran porque allí se internarían en esas complejidades de la realidad que eluden los medios. Tampoco, como parece suceder con Donda, se lee respecto del área que se tiene a cargo. Salir al cruce de la tapa de una revista es no haber ahondado en lo que significa realmente discriminar. Hay montones de textos escritos sobre el tema, investigaciones, debates alrededor del asunto a los que no se puede ignorar supinamente sobre todo cuando tratan del tema del que su función le exige ocuparse.
Poner esfuerzos en un personaje menor como es Canosa por una tapa de una revista menor habla también de cuán lamentable es hoy el debate político en la Argentina. Cruces de acusaciones, chicanas, insultos, nada de discusiones serias, fake news, sofismas y silogismos falsos. Toda esta degradación lo que hace es minar la democracia algo en lo que están empeñados muchos, entre ellos Viviana Canosa, por más hueca que sea. Dejemos de mirar la tele al menos por dos días.