El dirigente de Podemos recibió ayer el Premio Rodolfo Walsh de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, entregado por Florencia Saintout. Socompa reproduce aquí su discurso completo.
Es un honor venir a la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, semillera académica de algunos grandes, como Adolfo Pérez Esquivel, Ernesto Sábato o Néstor Kirchner. Gracias por creerme merecedor de este premio un premio que lleva el nombre de Rodolfo Walsh, ejemplo de lucha, del buen hacer periodístico, la defensa de los derechos Humanos
Yo no soy merecedor de este premio por un mérito individual, en todo caso me toca representar el esfuerzo colectivo de cambio, de trasformación. Por eso quiero dedicar este premio en primer lugar a la gente y a los colectivos sociales que en España luchan por la libertad de expresión. Hoy en España se encarcela a dirigentes políticos catalanes, pero en España se encarcela también a raperos y titiriteros. En España se multa y se persigue a humoristas por hacer sátiras políticas, mientras corruptos y corruptores siguen desatando un escándalo en el país, y quiero dedicar este premio también al movimiento feminista, al movimiento de las mujeres de mi país como a las de aquí.
El movimiento feminista en mi país y en Argentina ha sido de vanguardia. La lucha feminista es la revolución democrática más importante que estamos viviendo en los últimos años. Las mujeres no solamente están luchando por sus derechos, son además las que luchan por una sociedad mejor para todos y para todas.
Permítanme comenzar recordando que el gobierno español hace poco más de un año recibió al presidente de la Argentina. Macri se reunió con el rey de España, se reunió con Rajoy, se reunió con directivos de empresas trasnacionales, se reunió con el ex presidente Aznar, pero también acudió al Congreso de los Diputados en España. Ahí fue recibido por los portavoces de varias bancadas. Entre todos ellos había sola una mujer, una jefa de bancada de Podemos, que es Irene Montero. Irene recibió a Macri con una foto de una remera donde se veía el rostro de Milagro Sala y la palabra libertad. Aquella fotografía de una mujer rodeada de hombres con una remera de Milagro Sala pasó a la historia y aquel gesto de Inés fue la ternura entre dos pueblos.
Yo quiero hoy hablar de esa ternura de su pueblo y de nuestro pueblo, que comparten una lengua que fue la lengua del imperio, pero hoy también es la lengua de los humildes. Dijo Unamuno que el océano que separa España de América deja de ser una barrera o un obstáculo gracias a un elemento inmaterial común: la lengua común. Esta lengua común nos ha permitido ampliar nuestro horizonte cultural. Así como en se Argentina siente como propio a Cervantes, en España sentimos a Borges y a José Hernández como expresión de una cultura común. Fue Cervantes quien con Sancho nos demostró que el verbo del escudero de dichos tradicionales era esencial para reflejar un pueblo. Como fue Hernández quien entendió y supo reconstruir las expresiones del gaucho argentino. Como español quiero hoy reivindicar la memoria de nuestro Martin Fierro, representante de la dignidad de los de abajo, de la épica de la gente sencilla. Ese espíritu de justicia y dignidad con vocación universal es el mismo que plasmó de manera inmortal Cervantes en el Quijote, ese espíritu se encarna en la épica de lo cotidiano en la épica de la gente común. Tengo que decirles que me avergüenzo como español cuando en España, desde las oligarquías políticas y económicas o desde la propia monarquía, que se llama a sí misma monarquía democrática reivindican, el imperio y el colonialismo. Yo quiero reivindicar hoy otra forma de relacionarnos, quiero reivindicar a San Martin, el libertador que se formó como militar en España, que vivió la lucha por la independencia y la revolución antiabsolutista y que buscó otra cosa para su tierra, para la Argentina. Quiero reivindicar hoy como español a ese argentino universal que fue Ernesto Che Guevara. El Che seguía en su infancia la defensa de la republica contra el fascismo. Ese joven Che que conoció el compromiso de su padre con los republicanos exiliados de mi país. Y quiero reivindicar también hoy a los humildes, a los descamisados, quiero reivindicar a los españoles, muchos de ellos sus abuelos que vinieron a esta tierra escapando del hambre. Los campesinos, jornaleros, don nadie. En busca de una esperanza de vida a aquellos nadie construyeron con su esfuerzo a construir desde abajo la patria argentina. Quiero reivindicar esos conventillos que recuerdan a los trabajadores italianos, españoles, polacos y criollos que se mezclaron y consiguieron una patria. Y hoy quiero reivindicar también a todos los argentinos que se alistaron en las Brigadas Internacionales que combatieron en España por la justicia social.
Y quiero reivindicar hoy a las grandes olvidadas de la historia, a las mujeres. Ellas han quedado siempre fuera de los libros, ellas son siempre las olvidadas. Por eso hoy en este acto quiero reconocer de manera particular a las brigadistas argentinas que lucharon en España. Frente a los que hoy reivindican el imperio y la corona, frente a los que dicen como Macri que todos los argentinos son descendientes de europeos, yo quiero reivindicar aquí, como español, la dignidad de los exiliados finalizada la guerra civil española. Muchos de mis compatriotas se exiliaron en este país. Llegaron a Argentina hombres y mujeres perseguidos por un régimen fascista que hicieron de este país una Patria. El Centro Gallego, el Centro Asturiano, el Centro Republicano Español se convirtieron en un lugar de encuentro para miles de españoles y españolas que huyeron de la represión. La esterilización cultural del franquismo permitió que convergieran en estas tierras innumerables personalidades de la cultura y del arte. El movimiento editorial argentino se expandió gracias Gonzalo Benítez, a Atilio Rossio, fundadores de la Editorial Lozada, editorial de los exiliados. Editorial Lozada, cuyo catálogo estuvo prohibido en España, se convirtió en una tribuna de pensamiento republicana, donde entre otras obras se pudo editar toda la obra literaria de la Generacion del 27 por primera vez en América, dándole voz perpetua entre otros a Federico García Lorca. El teatro argentino también tuvo su revolución con la llegada de Margarita Xirgú, quien luego de su paso por la Argentina seria nombrada directora de la Escuela Dramática de Montevideo.
Entonces fue el pueblo español el que se configuró como una segunda patria para los exiliados argentinos que vinieron huyendo de las atrocidades del estado. Norma Aleandro, Héctor Alterio e innumerables actores directores escritores y artistas llegaron a España abriendo sus casas y creando toda una corriente de la cultura de los argentinos en los españoles.
Quiero reivindicar hoy también el exilio económico de ida y vuelta. En el 2001 el pueblo argentino se echó a la calle ahogado por la dirigencia de quienes se creyeron dueños del país. Hartos, cansados de políticas neoliberales que llevaron a la ruina, millares de argentinos vinieron a España en aquel momento en busca de un porvenir mejor, aportándonos lo mejor de sí mismos en unos momentos tan difíciles para su tierra. Como la historia de nuestros dos países siempre se cruza, la crisis inicial de 2007 hizo que muchos jóvenes españoles hayan probado suerte en la Argentina.
Para finalizar quería dejarles una última reflexión. Los procesos de emancipación latinoamericanos fueron un ejemplo de lucha para todo el mundo. En España seguimos emocionados del planteo de los argentinos frente a la bancarrota a que había conducido al país el proyecto de saqueo de la oligarquía. Aquel “que se vayan todos” nos conmovió. Y vimos como Argentina resurgió como país con un proyecto nacional de justicia social y de reconstrucción regional de la Patria Grande latinoamericana. Años después en España también surgió un movimiento que también se enfrentó a las oligarquías al grito de “no nos representan”. Aquel movimiento estableció las condiciones de posibilidad de nuestro partido. El camino está lleno de dificultades, pero estoy convencido de que seguiremos caminando juntos.