Tergiversaciones, operaciones malintencionadas, mucha  pero mucha mala leche, dudoso sentido del humor y patoterismo son la marca de estilo de aquel tipo que alguna vez trabajó en una revista y en un diario que defendían los derechos humanos además de las reivindicaciones de los pueblos originarios. Hoy, caprichoso como fue siempre,  Lanata descalifica a Santiago Maldonado, defiende a Benetton y se dedica a insultar a quien se le antoje.

Jorge Lanata comenzó su carrera truchando papeles menores para trabajar en Radio Nacional en dictadura, o más precisamente al final del Gobierno de Isabel, López Rega y la Triple A. Más de una vez dijo “Yo era muy chico”. Sí, unos 17 años, la misma edad en que desaparecían o eran asesinados otros chicos de 17. Continuó un tiempo haciendo notitas pedorras –modelos, famosos- en algún diario o revista popular. Dio su primer salto a la famita compitiendo con Eduardo Aliverti en radio Belgrano. De allí pasó a El Porteño. Esa revista alojó a quienes fueron siendo marginados del primer período esplendoroso de esa emisora entre alfonsinista y crítica, muy creativa. Lanata también cayó allí mediante notas de denuncia, cargadas de ironías, por supuesto, y también de debilidades.

¿Por qué importa mencionar a El Porteño? Porque la revista fue fundada por el hoy empobrecidísimo Gabriel Levinas, Jorge Di Paola y Miguel Briante. Porque la causa de los pueblos originarios y de los Derechos Humanos –entre otras- hizo de El Porteño una publicación emblemática. La foto de un toba que hoy llamaríamos qom fue la primera portada, con el título “Aborígenes: la memoria perdida”. También se escribió sobre ellos como “los primeros desaparecidos”. El Porteño dedicó lo que fue quizá la primera portada argentina íntegramente dedicada a Hebe de Bonafini. Su foto y el título “Esas viejas molestas”. Las Madres, los presos políticos, otros organismos, Augusto Conte, contaban con columnas regulares en la publicación.

Allí fue a parar Jorge Lanata y desde allí pasó a la fundación de Página/12, diario también emblemático en la defensa de los Derechos Humanos, el de los recordatorios a las víctimas del Terrorismo de Estado. En la biografía que escribí sobre Lanata di a entender que el colectivo diverso de periodistas de Página (y el producto resultante) trascendía largamente y complementaba el empuje y la creatividad de su primer director. Lo dije con demasiada prudencia. Hoy diría que … No. Estaba por escribir que si las relaciones azarosas que hizo Lanata no hubieran sido por izquierda, Lanata hubiera hecho un diario muy distinto a Página, provocador, por supuesto. Pero no, las relaciones fueron con sobrevivientes del ERP, con exiliados de regreso, con militantes o ex militantes. Y creo todavía que el Lanata de los primeros 80 aun tenía algunas convicciones sin que eso lo convirtiera en una buena persona. Al menos exhibía en su departamento las típicas fotos del buen progre ejemplar: un Cortázar fumando, un Walsh, los libros obligatorios y se la pasaba diciendo “fascista, fascista”, sobre todo al hablar de peronismo. Años después, ya famosuelo, quiso mimetizarse tardíamente con la iconografía de un rocker; no le alcanzaba lo conseguido; no le alcanza incluso hoy. Escribió la novela olvidable de un rock-star en decadencia en la decadente (kitsch) Venecia: Historia de Teller.

Nuevas guerras contra el terrorismo

Como sea, este hombre, se sabe, pasó de la identificación presunta con las Madres, los pueblos originarios, la defensa de al menos un sector de la comunidad wichi de Formosa durante el kirchnerismo, a la caza del indio terrorista. El que escribe está mega podrido de que se hable de Lanata y de escribir sobre Lanata pero lo último es demasiado: esconder la desaparición de Santiago Maldonado en la denuncia de un hipotético foco terrorista mapuche, y además con racismo.

Ojo: la denuncia y el conocimiento público de RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) nacieron a partir de la desaparición de Santiago, no antes. Él fue el primero y lo siguieron otros mercenarios y la complicidad de las patronales mediáticas en articulación con el Estado que desapareció a Santiago. La Patagonia es grande pero lo son mucho menores la cantidad y población de comunidades mapuches. La Patagonia cuenta con diarios importantes como el Diario de Río Negro, otros diarios, radios alternativas, etc. La ubicación de las comunidades mapuches y de sus luchas (aquí en Socompa Daniel Cecchini escribió sobre el tema) es conocida. Canal 13 y TN en los 90 y más adelante denunciaban la extranjerización de las tierras del lejano sur, con mapa y todo.

Pero de pronto, como decía el viejo tema de  Les Luthiers, um acontescimento: en Chile y Argentina nació el terrorismo mapuche y jodete Santiago Maldonado si desapareciste porque estabas cerca de ellos. Jodete, escribió Lanata en Clarín, sin mencionarlo por su nombre ni hablar de su desaparición sino aludiendo a un “militante sensible de pelo enrulado que lucha para declarar Mapucheland como estado independiente”. Es perverso el mecanismo, también es cobarde. Porque si vas a querer victimizar a Santiago escribí su nombre, no hagas ironía fácil.

Escribió Lanata modelo 2017 y cito textual porque aun creo que lo impreso en papel tiene algún peso particular:

  •       Que el grupo RAM es responsable de “incendios, amenazas, secuestros, abigeato y destrucción de maquinarias”. Todo eso ya lo había escrito en Infobae otro periodista y lo dijimos aquí en Socompa.
  •       Ya sea Santiago Maldonado o Jones Huala, al voleo, se trata de algún “setentista que cree que la guerra sigue”. Extraño setentista, si habla de Santiago, con rastas, vendiendo artesanías o haciendo tatuajes en El Bolsón.
  •       “RAM mantiene reuniones cotidianas con La Cámpora y la Universidad de las Madres, y recibe financiamiento y apoyo logístico de las FARC colombianas y grupos extremistas kurdos de Turquía”. Ídem anterior: esa tarea sucia, con apoyo kurdo-colombiano (¡maravilla de coordinación del Eje del Mal!), más financiamiento de la Pérfida Albión, ya había sido consignada por el otro periodista. Todo material en crudo-crudísimo provisto por el ministerio de Seguridad seguramente a través de los servicios de Inteligencia que Lanata siempre cuestionó en el lejano pasado. Todo recontra no chequeado.
  •       Mencionó Lanata en Clarín –así como vagamente y al pasar, en el tumulto de las pavadas- “un viejo proyecto K de entregar parques nacionales a los indios” (¿¿¿¿????). Él, que siempre se mostró como antichauvinista, antinacionalista, recurrió a lo peor de la derecha patriotera en estas pocas palabras: “mapuches que debaten su pasaporte entre Argentina y Chile”. Y tras la coma veloz: “aparición de nuevos corredores de droga en la Cordillera”. ¿Tantas cosas juntas, Lanata, y nosotros en pelotas? Ahora queremos que hables de las armas de destrucción masiva.
  •       Y de nuevo, todito apretado y sin chequear, material en crudo de los servicios, como si fueran confiables: “Desde 2013 hubo 77 atentados de la RAM, Resistencia Ancestral Mapuche, en Río Negro, Chubut y Neuquén: incendios, amenazas, secuestros, abigeato, destrucción de maquinarias, etc. También quemaron la estación La Trochita, emblema de El Maitén, inaugurada en 1922”.
  •       Pasamos después a un párrafo, apenas ambiguo, como quien dice yo fui otro Lanata, ¿remember me?: “¿Quién podría defender a Benetton?”. Responde él mismo a su pregunta: “El reparto indiscriminado de tierras lleva décadas de trámites irregulares, supuestos pueblos originarios que no son tales, ocupaciones ilegales y violentas, punteros políticos disfrazados, etc”.
  •       Y si todo esto no fuera suficiente, sigo entregando, tres por cien pesos, deshistorizando cagándome de risa en la cara de los mapuches: “¿Seguirían comprando en ese caso (si contaran con su país independiente) los mapuches a sus mujeres, como lo hicieron siempre? ¿Mantendrían entre los hijos distintos linajes y serian polígamos? ¿Tendrían un sistema legal distinto? ¿Lapidarán a las adulteras como en Bolivia? ¿Debemos respetar las culturas caníbales comiéndonos a los estudiantes?”.

No te mueras nunca

Un ídolo, Gordo, vos que en una época decías “Tenemos todos los papeles”. No, Lanata, dame pruebas. Perdonen que use las mayúsculas de los foros violentos, pero ya sean Bullrich, Macri, Garavano, los servicios o Lanata: ya sea que hablen de las FARC, ETA, kurdos o atentados, MUESTREN LAS PRUEBAS, esas que sí abundan respecto de cómo fue la desaparición de Santiago Maldonado. Y el otro detalle no muy menor: también hay que recordar el pavoroso arsenal que se halló en los campamentos secretos de estos terroristas que de un día para el otro pusieron en vilo a Chile y Argentina. Lo escribí en una nota de hace varios días: “serruchos, alguna hacha de mano, otra de leñador, una hoz junto a un martillo -¡¡bú!!-, celulares viejos hechos polvo, un panfleto, machetes, una boina, alambre de campo, boleadoras”.

Los detalles sobre la versión oral-televisiva del programa de Lanata circularon bastante en las redes como para abundar en ellos. “Tuvo un quilombo con Gendarmería”, los que hacen campaña por la aparición con vida de Santiago “son todos unos delirantes”, “Puede haber sido un asesinato pero no una desaparición forzada” (¿lo das por muerto? ¿Quién lo mató? ¿Y el  cuerpo?)

Escribí varias veces a lo largo de unos veinte años que me pudría que me preguntaran siempre –tías, amigos, parientes lejanos- “¿Qué le pasó a Lanata?”. No sé, tracen la ecuación que quieran –adicción demencial a la figuración, síndrome de la insatisfacción permanente, cien toneladas de ego, una inicial formación conservadora allá en su barrio de Sarandí, guita, resentimiento- y respóndanse solitos. O quizá prefieran la respuesta de Jones Huala cuando Lanata le preguntó “¿Vos de qué trabajás?”:

  –En el campo. A los 13 años trabajé en la construcción. ¿Usted trabajó en la construcción alguna vez?”.