Ayer hubo una marcha de los trabajadores de la comunicación por la constante pérdida de puestos en los medios argentinos, que cada vez informan menos con menos gente. La diversidad mediática es un componente indispensable de la vida democrática. Pero eso no parece importarles a empresarios y menos aún al gobierno.

Hay algo peor que la mala noticia: la noticia repetida. Desde hace dos años los trabajadores de prensa venimos contando lo mismo, cronistas de nuestra propia crónica. Ya dijimos que sin trabajo no hay libertad de expresión, agregamos ahora que sin derechos no hay democracia. Son dos consignas que alcanzarían para quebrar la anodina línea de la resignación y la costumbre que parece afectar a gran parte de ese grupo inasible llamado “la sociedad” a la hora de considerar –si es que se detienen a hacerlo- cómo y con quién se informan.

Hoy, 7 de junio, habrá para hombres y mujeres de pluma y micrófono salutaciones que, entre otras, sostendrán que la prensa es la garantía moral de la Patria, la escribanía de la Historia. Pero la pompa tiene una circunstancia ineludible: de 2016 a hoy desapareció el equivalente a  diez redacciones de Clarín completas. Editemos, pues, la marcha de ayer de la Mesa Nacional de Presa, encabezada por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires, SiPreBA: “¡Último momento! Al peor estilo Venezuela, los diez medios más grandes de la Argentina se quedan sin periodistas”. Pero no son las calles de Caracas. Es por la avenida Belgrano, cruzando 9 de julio, donde se velan los 3.000 puestos caídos en todo el país.

Nuestro oficio tiene un axioma (con algo de verdín en sus letras): es noticia el avión que cae, no el que llega. Contradigamos con gusto las reglas, repasando –como se diría en la jerga- lo ocurrido en la víspera. Y que sea Ignacio, del canal comunitario Barricada TV, el que relate la experiencia de “otra forma de concebir la comunicación y el trabajo”. El medio transmite desde IMPA, una fábrica recuperada de Almagro. El escenario los define. Acaban de sufrir la embestida del monstruo. Del verdadero monstruo. Canal 13 les interfirió la señal a lo largo de 2016 pese a que habían ganado legítimamente el concurso para ingresar a la grilla de la Televisión Digital Abierta, TDA. Agrega Ignacio que “lo único que le importó al gobierno fue derogar de la ley de Servicios Audiovisuales el artículo que prohibía la concentración de medios; está vigente la obligación de entregar el 33% del espacio a medios sin fines de lucro, pero no le interesa hacer que se cumpla”. Da gusto ver a esos pibes, presentes en cada conflicto gremial o social que el monopolio de la información ignora. Pasa por ahí Federico, de Tiempo Argentino, y refiere que el periodismo no está en crisis, lo que cruje es el modelo de negocios, esclavo de la pauta oficial. “Hay que apuntar a que sean los lectores los que controlen y sostengan el medio”, aporta desde su lograda experiencia de autogestión.

 

Estefanía regala abrazos nuevos. Los otros abrazos quedaron color sepia, esos que recibía de los que le daban el pésame cuando –como delegada- fue despedida del diario Hoy de La Plata. Luchó por su reincorporación, la obtuvo, pero poco después sufrió la debacle de la empresa por la detención de su dueño. De 70 trabajadores quedaron 23: ni unos ni otros cobraron todavía los cuatro meses de salarios adeudados. El ministerio de Trabajo bonaerense jamás generó una mesa de diálogo entre la patronal y los echados. Los inspectores de la cartera laboral nunca entraron al diario a inspeccionar los atropellos que sufrían los periodistas. Eso sí: la gobernación de la provincia acudió al auxilio de los trabajadores… enviándole 600 kilos de mercadería. Y no le cortaron al diario los suculentos contratos de publicidad oficial, mayormente del Banco Provincia. Ese dinero nunca llegó al personal. Contra toda adversidad, el grupo que no abandonó su lugar hoy se lanza como cooperativa, Pulso Noticias.

¿Y si el periodismo es –como decía de la poesía Gabriel Celaya- un arma cargada de futuro? Que dispare su respuesta Lautaro, que reparte entre sus próximos colegas volantes del Encuentro de Estudiantes Terciarios de Comunicación y Cultura, ETECC. Se trata de alumnos de diversos institutos donde se dictan periodismo y otras carreras afines. Dice Lautaro que el ETECC reconoce “una disputa muy clara sobre dos modelos de cultura y, al mismo tiempo, una pugna por la construcción del sentido común” y que frente a esa coyuntura se proponen “articular con otros estudiantes y generar contenidos que construyan una mirada crítica”. Ellos tal vez ni la conocen, pero los escucho y tarareo para adentro la canción “Crece desde el pie”, versión de Alfredo Zitarrosa.

En mi país, que tristeza. También esa letra de canción resuena. Sumados a las columnas, trabajadores de Clarín repasan los números de su catástrofe: quedaron 300, pero otros tantos   puestos fueron eliminados sin reposición. “Hay más computadoras que gente, y el sistema de mando es  verticalista al extremo”, describe uno de los sobrevivientes. El mismo multimedio ya se había llevado consigo 100 periodistas de la agencia DyN. La bandera de Radio del Plata se carga con pesadumbre. Hay conciliación obligatoria, pero 40 compañeros penden de un hilo. Los que eludieron el despido cobran hoy un 50% menos que el mes pasado, en pagos semanales. Mónica vino de Comodoro Rivadavia. Como otros 50 empleados del diario El Patagónico, (y, en tierra porteña, los de C5N, Radio 10 y Ámbito) padece la disputa judicial que envuelve al grupo Indalo, que los afecta directamente. “No cobramos hace cuatro meses; nos quieren desgastar y que nos vayamos solos, tienen que saber que resistiremos todo lo que haga falta”, dice. De Formosa llegan trabajadores a denunciar vaciamiento, precarización y empleo en negro, tanto en el sector público o privado. Pregunta Ricardo: “donde te quitan el laburo, ¿qué libertad te queda?”. Los que viajaron de Rosario vienen a contar la agonía de LT3, la radio más antigua de la ciudad. Y hasta de Telesur dan cuenta de los treinta que eran y los cuatro que son, todo a partir de que Macri decidiera retirar a la Argentina del conglomerado comunicacional de la región.

Está por cerrar el acto. Ya la marcha pasó por la agencia TELAM, donde los trabajadores de los medios públicos reclamaron contra la persecución y el vaciamiento que padecen. El camión del sonido se planta frente a la sede de ADEPA, la Asociación de Entidades Periodísticas. En el escenario, el secretario general del SiPreBA, Tato Dondero, explica que los empresarios de medios gráficos demoran la paritaria para forzarla a la baja. Y llama a la unidad de todo el movimiento obrero. “Tenemos que unirnos; necesitamos un plan de lucha, no un paro dominguero”, concluye. Me miro los zapatos, levanto la vista, respiro hondo, saludo, imagino este texto, llego a casa, escribo. Ayer es ahora hoy. Y hoy no queremos saludos, queremos trabajo.