Una amplia y heterogénea coalición de partidos que va del PT al PSB, e incluye al PSOL, al PSdoB y a la REDE de Marina Silva, coinciden en impulsar el juicio político a Jair Bolsonaro. No los une el amor, sino el espanto ante lo que definen como la “acción criminal” del gobierno. El germen de un cambio y un artículo de Dilma Rousseff que advierte sobre los motivos ocultos de algunos de los actuales compañeros de ruta que impulsaron su destitución en 2016.
Lo que parecía un imposible sucedió y puede ser el germen de un cambio en Brasil. Una amplia coalición de partidos de la oposición emitió un comunicado que definen como una “línea de acción ante el agravamiento de la crisis en Brasil”. El documento, titulado Oposición unida: por juicio político, vacunas e ingresos de emergencia, es la respuesta a una política oficial que sus firmantes definen como “una acción criminal” por la “incapacidad del gobierno de Jair Bolsonaro para contener la pandemia, la falta de un plan de vacunación y la crisis económica y social agravada por el fin ayuda de emergencia”.
Los partidos de la oposición proponen el fortalecimiento del Pleno Nacional de Organización de Luchas Populares con énfasis en una vacunación para todos y la ayuda de emergencia, pero también con el acento en lo que podría convertirse en un paso trascendental: “la apertura inmediata del juicio político a Bolsonaro”. Los partidos que adhirieron a la iniciativa presentarán una nueva solicitud de juicio político basada “en la omisión y responsabilidad del gobierno de Bolsonaro en relación a la pandemia, que se hizo más evidente con las muertes y la falta de oxígeno en Manaos y otras ciudades”.
La oposición también quiere establecer una comisión parlamentaria mixta en el Congreso para investigar el fiasco de la gestión de Eduardo Pazuello, el ministro de Salud. Uno de sus impulsores, el diputado por Río de Janeiro Alexandre Molon, líder del PSB en la Cámara de Diputados, justificó el juicio político señalando que Bolsonaro “difunde información falsa, estimula el uso de fármacos sin eficacia probada, alienta aglomeraciones, desalienta el uso de mascarillas y no garantizan oxígeno, lo que ha provocado la muerte de muchas personas en la Amazonía”.
Por su parte, el diputado líder del PT en Diputados, Rogério Correia, esgrimió argumentos similares y afirmó que tanto la comisión investigadora y el impeachment son los dos caminos que debe seguir la oposición. “Todos los métodos son válidos. Pero lo que va a definir es la movilización popular y social que está en camino – afirmó -. El pueblo brasileño está saturado de la creciente pandemia y miseria, de la inflación, y de la crisis económica y social. El gobierno no tiene respuestas”. Según Correia, “el escenario actual está creando un entorno y una mayoría social a favor de la destitución”.
El sincericidio de O Globo
Dilma Rousseff no está ausente del debate. La ex presidenta respondió a un artículo de la periodista y economista Miriam Leitão del Grupo O Globo refutando el intento de comparar los motivos que llevaron a su destitución y el momento que atraviesa Brasil, caracterizado por el avance de los sectores de la sociedad que reclaman por un juicio político contra Bolsonaro.
Lo destacado del artículo reside en que descubre la continuidad de los medios hegemónicos y sus articulistas. Una reflexión que Socompa reproduce a continuación y que vale también como una advertencia sobre los motivos ocultos de un sector de la actual coalición que fue responsable de su destitución 2016, y que ahora reclaman la de Bolsonaro:
“Miriam Leitão cometió una sincericidio tardío en su columna del diario O Globo al admitir que el juicio político que me destituyó fue ilegal y como tal injusto porque, según la periodista, estaba motivado por la situación de la economía brasileña y la caída en los índices de mi popularidad. Se sabe que las crisis económicas y los malos resultados en las encuestas de opinión no están previstos en la constitución como una justificación jurídica para un tribunal político. Eso lo sabía en ese momento, pero actuó como una de las principales voceras de la defensa del impeachment que, sin prueba de delito de responsabilidad, ha resultado en un golpe de Estado.
Miriam Leitão, aplicando una lógica irrazonable, una analogía sin fundamento legal ni fáctico, comenta ahora que “si Jair Bolsonaro permanece intocable y con su mandato preservado hasta el final, la historia naturalmente se reescribirá. El juicio político a la presidenta Dilma parecerá injusto y lo será”.
El impeachment de Bolsonaro debería ser, entre otros delitos, en razón del genocidio, en razón del negacionismo ante el Covid-19, que provoco la muerte de brasileños, incluso por falta de oxígeno hospitalario, y por su negligencia en el suministro de vacunas.
El golpe de 2016 que llevó a mi juicio político fue liderado por políticos conocidos por su corrupción, fue defendido por los medios de comunicación y tolerado por el Poder Judicial. Un golpe de Estado que utilizó como pretexto las rutinarias medidas fiscales de gobierno, idénticas a las que mis antecesores habían adoptado y mis sucesores siguieron adoptando.
En ese momento, muchos columnistas, como Miriam Leitão, eligieron el lado equivocado de la historia y ahora tratan de justificarse. Demasiado tarde: la historia de 2016 ya está escrita. La relación entre los dos procesos no es análoga, sino de causa y efecto. Con el golpe de 2016 nació el huevo de serpiente, que resultó en Bolsonaro y la tragedia que hoy vive Brasil, y de la que fueron cómplices Miriam Leitão y sus jefes del grupo O Globo.”
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