En medio de la conmoción que causa en la Argentina la pretensión de aplicar el beneficio conocido como “2×1” a los genocidas de la última dictadura, Socompa presenta una galería con imágenes tomadas por el fotógrafo Sebastián Losada. Son una muestra de algunos de los más feroces represores presos luego de ser juzgados por su accionar en el campo de concentración que ellos mismos bautizaron “La Cacha“ (ver nota en Socompa), ubicado en La Plata. Además de ser un centro clandestino de detención, un lugar de tortura y asesinato, funcionó como una maternidad clandestina para el robo de bebés. 

Edición: Rafael Calviño

La Cacha debe su nombre a una metáfora cruel de los represores. “La Bruja Cachavacha” fue el personaje de un dibujo animado, la serie infantil Hijitus, creada por Manuel García Ferré a finales de los años 60 y muy popular en los 70. Cachavacha: el nombre de una bruja de risa maléfica y dueña de una escoba voladora que hacía desaparecer lo que barría. Vivía en una fortaleza, El Castillo de Cachavacha, junto a su pajarraco, y allí mantenía cautivos a sus prisioneros. El nombre con que los guardias llamaban al centro clandestino de detención salió a la luz en el “Informe Clamor”. Ese informe fue confeccionado en una reunión secreta de exiliados argentinos. El encuentro, convocado por la Comisión Arquidiocesana para los Derechos Humanos del Arzobispado de Sao Paulo, se realizó en octubre de 1983 en una casa apartada de las afueras de esa megaciudad brasilera. Allí se reunieron los sobrevivientes Néstor Torrillas, Nelva Falcone, Alberto Diessler, Roberto Amerise, Ana María Caracoche, José Luis Cavalieri, Alcira Ríos y Luis Pablo Córdoba. Fueron ellos quienes contaron por primera vez que los torturadores llamaban “La Cacha” al centro. Ricardo Victorino Molina, que había estado secuestrado ahí, recordó mucho tiempo después el grito exacto de uno de los guardias: “¿Saben dónde están, terroristas, zurdos de mierda? Están en La Cacha, de la Bruja Cachavacha, la que hace desaparecer personas”. Con el paso de los años y en las sucesivas declaraciones judiciales, todos llamaron al centro clandestino con ese nombre. Hoy empiezan a ser castigados los crímenes que ocurrieron en ese lugar donde lo simbólico se transformó en realidad. Cachavacha pretende robar el sombrero mágico de Hjitus. En el castillo embrujado, grita a los prisioneros del sótano: “de allí nos saldrán hasta que los convierta en fantasmas errantes”. Y una vez que logra convertir a Hijitus en fantasma, lo desafía: “¿Ahora sí obedecerás mis órdenes?”. Su pajarraco la alienta : “¡Con esta escoba barreremos con todo!”
Publicado originalmente en Infojus.

Sebastián Losada es un fotógrafo nacido en 1980 en Tres Arroyos. Estudió Cine en la Facultad de Bellas Artes en la Universidad Nacional de La Plata, en la Escuela de Fotografía de Yuyo Ferreyra y realizó Talleres de Estética Fotográfica (TEF) en el estudio del fotógrafo Eduardo Gil, con quien trabajó en el video “Nosotros”, que se presentó en el Festival de la luz en 2008 en el Centro Cultural Recoleta. Paralelamente, participó de Talleres de Fotoperiodismo de Alfredo Srur en la Comisión Provincial por la Memoria en La Plata.