Futbolista de los de paladar negro, técnico inteligente y un tipo que se sentía comprometido con la realidad. En esta entrevista, aparecida en 2013, antes del Mundial de Brasil, Alejandro Sabella habla de su trabajo, del trato con sus jugadores y de la relación entre el fútbol y el país.

Un año antes del Mundial de 2014, donde la selección Argentina llegaría a la final, Alejandro Sabella oscila entre el peso de ser técnico y la alegría con que vivía el deporte.

–¿Está disfrutando ser el director técnico de la Selección en este momento?

–No. Por un lado, si uno se pone a pensar que es el entrenador de la Selección, que en las Eliminatorias estamos bien posicionados, y con grandes posibilidades de clasificar para el Mundial, bien. Pero, por otro lado, es una gran responsabilidad el cargo que tengo. Así que es más la responsabilidad que siento porque salgan las cosas bien, que lo otro.

–¿Y por qué no lo termina de disfrutar?

–Por mi manera de ser. Siento que soy una persona responsable, y siempre estoy pensando en los deberes y obligaciones que tengo, más que en otra cosa.

–¿Se siente reconocido?

–Uno trata de hacer bien su trabajo y que todo salga como se planificó. En este caso, armar un gran grupo, consolidar un buen equipo, y clasificarnos para el Mundial son las cosas que más me interesan. Naturalmente, a ningún ser humano le gusta que lo cuestionen, pero hay que tratar de ocuparse siempre para que todo salga bien. A veces uno trata de hacer lo mejor y los resultados no llegan, pero fundamentalmente, lo que me interesa es armar un buen grupo y lograr la clasificación.

–¿Nota algún cambio en el futbolista, comparándolo con su época de jugador en los ’70 u ’80?

–Creo que hay un cambio gradual por la sociedad, que es totalmente diferente. La obligación del entrenador es aggiornarse en todos los aspectos, primero lo que es el fútbol en sí, luego lo que es la táctica, la estrategia, la técnica. Pero el jugador es un ser humano, y uno tiene que acomodarse a lo que es la juventud de hoy. Pensemos que hace mucho que se vienen dando las famosas clínicas, donde se habla que los jugadores de hoy tienen muchas posibilidades económicas, y entonces también hay muchos detalles a tener en cuenta. Por poner un ejemplo, nosotros en Estudiantes no éramos de concentrar mucho, y jugábamos doble y hasta triple competencia. En mi época, como jugador y mucho antes también, ya existían las concentraciones largas. En cambio, ahora hay equipos que casi no concentran, o lo hacen la noche anterior. Entonces son cosas que uno tiene que tener en cuenta para qué lado va el mundo del fútbol, en todas sus ramas. En Argentina, en una época, los jugadores estaban encerrados diez o 15 días, y ahora eso no existe más.

–¿En ese entonces los jugadores tenían un pensamiento distinto respecto de las relaciones con los compañeros?

–Allí había mucha menos movilidad social. Hay que pensar que los jugadores estaban muchos años en un club. En los ’70 casi no había argentinos jugando en el exterior. Recién comenzó cuando Italia permitía un extranjero, y luego dos. Los mismo que en España. Alemania estaba cerrada. En Francia, el fútbol era el tercer o cuarto deporte, el ciclismo era más importante. No se vivía el fútbol como ahora. Entonces, se mantenían los grupos en los planteles, la situación del fútbol era así. Los equipos se sabían de memoria. Después se empezaron a abrir más mercados: ahora está México, Japón, Estados Unidos, China, Turquía, Dubai, Qatar, lugares que antes ni se pensaban. Así se hace difícil para los jugadores consolidar un grupo.

–¿Puede reconocer algo puntual en esta modificación gradual de la sociedad que influyó en el fútbol?

–Y… el ser humano se ha hecho más individualista, y como consecuencia la sociedad. Y el fútbol es un juego de conjunto, entonces en donde hay que hacer hincapié es en trabajar en pos de un conjunto. O sea, que el nosotros esté por encima del yo. Y uno tiene que tratar de predicar con el ejemplo. Pero en general, la sociedad es más individualista que en mi infancia.

–¿Por qué en Europa el fútbol se vive tan distinto?

–Europa es grande y están los países más latinos, por decirlo de alguna manera, los más sajones. No es lo mismo la España del norte que la del sur, o la Italia del norte que la del sur. De Gran Bretaña y Alemania podemos decir lo mismo. Es obvio que se vive de otra manera. Las presiones que existen en el fútbol, a nivel entrenadores, dependen de los resultados como en todas partes del mundo, pero el clima que se vive es diferente. De repente un técnico pude durar un mes como acá, pero no es lo mismo la manera en la que se tienen que ir. Es un tema cultural. Lo mismo pasa con los equipos que se van al descenso. Creo que los clubes, los jugadores, los dirigentes y los técnicos son producto de una sociedad en la cual nacieron y se desarrollaron, y de acuerdo a eso se tienen diferentes vivencias.

–Eso se pudo apreciar en la final de la Champions League, donde a ningún jugador se le podía ocurrir pedir una amonestación para el rival.

–Claro, por eso a veces se pide una amonestación para el jugador que simula. Eso es algo que en Europa no se tolera. En la final de la Champions jugaban dos equipos alemanes (Bayern Munich y Borussia Dortmund), así que es una cultura totalmente distinta.

–¿Se le hace difícil ser el responsable de un plantel que económicamente tiene tranquilidad, ante una realidad social tan compleja?

–El cargo de entrenador es difícil, porque uno está en el medio de muchas situaciones, y tiene que tomar decisiones permanentemente. Hay que rendirles a todos, a los dirigentes que lo contratan, a los jugadores. A la prensa, que evalúa lo que uno hace, y lo más importante, que es el simpatizante. Lo fundamental es la relación con el jugador, y uno tiene que tratar de brindarles capacidad y preocupación por ellos. Uno para pedir tiene que dar el ejemplo, y esas son las cosas que hay que hacer para obtener respuesta de los jugadores.

–¿Su ejemplo para ellos fue haber cocinado para los damnificados por la inundación en La Plata?

–No me gusta hablar mucho de eso. Diría que fue una obligación, de repente colaboré dentro del barrio con conocidos que tenía. Traté de aportar mi granito de arena.

–¿Lo tomó como una responsabilidad o una necesidad?

–Las dos cosas. Una necesidad interna de ayudar, y una responsabilidad también.

–En cuanto a la cultura, ¿usted nota diferencias entre los jugadores del exterior y los de acá?

–En general no. Lo que pasa que jugadores jóvenes de acá hemos tenido pocos, salvo el caso de (Gino) Peruzzi, los otros ya están afuera. (Maximiliano) Rodríguez ha estado afuera y ha vuelto, los mismo que (Clemente) Rodríguez, que es de los más grandes. (Rodrigo) Braña no estuvo afuera pero es de experiencia, con batallas de Copa Libertadores. Es difícil hacer una evaluación porque sólo es el caso de Peruzzi. Uno de los problemas es que, por esta dinámica de los pases, los jugadores llegan a Primera y se van afuera. Y en lugar de seguir formándose acá lo hacen en otro país, porque hay muchos que suben jóvenes y en Primera también tienen que seguir formándose. Ese es otro de los problemas de los entrenadores. Por más que llegues a Europa a los 27 años, tenés que seguir formándote. La competición te lo demanda.

–¿Su idea es esperar a ver qué hace el adversario para diagramar su estrategia?

–A veces sí y a veces no. Normalmente hemos jugado con cuatro, tres y tres. Salvo que no tuviéramos a Agüero, o a Messi o a Higuaín, como en los últimos dos partidos. O en un caso específico como jugar en la altura, si no hemos jugado así. Pero insisto, una cosa es la forma y otra cosa es el fondo, una cosa es el contenido y otra el continente. Para mí, el fondo y el contenido es el respeto por la pelota, tratar de jugar por abajo, no tirar pelotazos, jugar un fútbol limpio, tener tenencia de pelota. Eso es lo central. Por eso digo que Italia puede jugar con línea de tres o de cuatro, pero intenta salir jugando e intenta hacer un fútbol asociado, más allá del esquema. No por jugar con línea de cinco tira pelotazos, o si lo hace con cuatro sale jugando, o viceversa. Eso es el fondo.

–En cuanto a la tenencia de la pelota, ¿el espejo sería España?

–¿España renunció a lo que era porque puso a Javi Martínez en lugar de Torres? No, siguió jugando con el mismo esquema, siguió respetando el trato de pelota. Pero puso a un jugador que hace un tiempo jugaba de central, pasó a jugar de volante y lo puso de número nueve. Y tenía en el banco a (Roberto) Soldado y a otros más, sin embargo, lo puso a él y nadie se rasgó las vestiduras. Era lo que el técnico pensó que necesitaba el equipo en ese momento, y el formato siguió siendo el mismo.

–¿Esa filosofía que le quiere imprimir al equipo ya casi está o todavía le falta?

–Existe la memoria y la acumulación de trabajo. Pero que ante cada partido tenemos que hacer el recordatorio de lo nuestro, y alguna cosa puntual del equipo rival. Cuando vos arrancás por la A y vas por la F, tenés que recordar la A, la B, la C. Siempre. Lo que pasa que en la Selección es más difícil porque tenés menos tiempo.

–La semana pasada se cumplieron 20 años del último título que ganó la Selección Argentina, ¿por qué cree que no se pudo obtener ningún logro en ese tiempo?

–Es difícil, habría que ver torneo por torneo. No podría hablar yo por cada uno de ellos. A veces han sido pequeñas cosas, como definiciones por penales, por ejemplo. También han crecido seleccionados que no eran tan poderosos, y siempre se cometen errores. Recuerdo una Copa América que perdimos por penales con Brasil, luego de que empataran con un gol con la famosa mano de Tulio. En el Mundial perdimos con Holanda, y hubo una jugada determinante a Ortega, que pudo haber sido penal o no, y pudo haber sido expulsado, como sucedió, o no. Y después el tiro de Batistuta que dio en el palo y podría haber entrado. A veces se define por esas pequeñas cosas.

–¿Del proceso que vivió junto a Passarella está aplicando algo?

–Me sirvió de mucho. Estuve en una Copa del Mundo, en unos Juegos Olímpicos. Hicimos una Eliminatoria igual que ésta porque tampoco estaba Brasil. Les agradezco a ellos porque me ayudaron a mejorar.

–Que Argentina tampoco pueda acceder a los cuartos de final de un Mundial desde 1990 ¿es por circunstancias del juego?

–Está todo muy parejo. Argentina queda afuera con Holanda, con Alemania dos veces, una por penales. Son rivales de gran jerarquía, la realidad es esa.

–¿Tiene muchas cábalas como cuando estaba en Estudiantes?

–Tengo muchas. Algunas las he dejado medio de lado, pero me parece que tenemos que volver a ellas.

 

Fuente: Página/12

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