Gustavo Demarchi, un ex fiscal condenado a prisión perpetua por los crímenes cometidos cuando comandaba una banda parapolicial de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) en Mar del Plata, recibió el beneficio de la prisión domiciliaria en diciembre. Desde entonces utiliza perfiles falsos en las redes y se burla perversamente de sus víctimas.
El ex fiscal marplatense Gustavo Demarchi, condenado a prisión perpetua por seis asesinatos cometidos en el año 1975, cuando integraba la banda parapolicial autodenominada Concentración Nacional Universitaria (CNU), fue beneficiado con prisión domiciliaria a mediados de diciembre pasado.
Desde entonces, cómodamente instalado en su departamento de la paqueta zona de Güemes, en la ciudad balnearia, no deja de jugar con varios perfiles de Facebook, algunos de ellos con identidad falsa, y maneja una página llamada “Sobreviventes de Nacional/Nogales Rugby Club, un club donde jugó a ese deporte, donde también postea fotos de las víctimas del grupo de tareas que capitaneaba.
Además de su perfil “oficial”, donde se presenta como “Gustavo Demarchi Preso Político” y asegura estar preso por una venganza kirchnerista, tiene otras dos cuentas donde usa el nombre falso de Gustavo Verde. Desde una de esas cuentas administra también la página mencionada.
Esta maniobra fue descubierta por la investigadora Carola Ochoa, que desde hace años viene haciendo un profundo trabajo de recuperación en memoria de los rugbiers que fueron víctimas del terrorismo de Estado, antes y durante la última dictadura.
En esa página, la perversión de Demarchi lo llevó incluso a subir una foto de Guillermo Videla, un estudiante secundario de 16 años, secuestrado y asesinado de más de veinte balazos por la CNU que él comandaba la noche del 21 de marzo de 1975, en una operación que la banda parapolicial llamó “5 x 1”.
La noche del “5 x 1”
Esa madrugada, una caravana de autos compuesta por varios Ford Falcon y un Peugeot 504, partió de la casa de velatorios “Sampietro” de Mar del Plata, donde estaban velando a uno de los jefes de la CNU local, Ernesto Piantoni, ejecutado por un comando de Montoneros. A bordo de los autos iban entre quince y veinte personas con armas de todo calibre. El Falcon que encabezaba el convoy llevaba en el techo una baliza de tipo policial prendida. Los agentes de la Bonaerense que custodiaban el velorio no movieron un dedo para detenerlos.
El primer destino de la caravana de la muerte fue el domicilio del teniente primero (RE) Jorge Enrique Videla en la calle España 855 del tradicional barrio marplatense de La Perla. Videla no tenía militancia política conocida, pero sus hijos Jorge Lisandro, de 22 años, y Guillermo, de 16, eran militantes de “la tendencia”. Jorge Lisandro era de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), en tanto que Guillermo estaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES).
Los pistoleros de la CNU irrumpieron en la casa, donde también estaba el sobrino de Videla, Enrique Elizagaray, dirigente de la JUP marplatense, que intentó escapar por el techo: lo voltearon a balazos cuando intentaba trepar.
El teniente retirado Videla y sus dos hijos fueron golpeados y subidos a la fuerza a los autos, que se dirigieron rápidamente a una zona por entonces despoblada, cerca del aeropuerto de Camet, donde los acribillaron. Los informes forenses hablan de más de 20 impactos de bala en cada cuerpo.
Ya tenían cuatro víctimas. Les faltaba una para completar la consigna mortal.
Se dirigieron entonces a la casa de la calle Falucho 3634, donde el cirujano Bernardo Alberto Goldemberg vivía con su esposa, Alicia, y su hijo de 2 meses. Golpearon la puerta al grito de “¡Abran, policía!”. Dieron vuelta la casa, robaron objetos de valor y subieron al médico al Falcon que tenía la baliza policial en el techo ante la impotente mirada de su mujer. A las seis de la mañana, Goldemberg fue acribillado en el viejo camino a Miramar, cerca del Golf Club Los Acantilados. Luego de matarlo, dinamitaron su cadáver.
El fiscal asesino y encubridor
La ciudad despertó conmocionada por los crímenes. La investigación quedó en manos de un joven y conocido fiscal marplatense, Gustavo Modesto Demarchi.
Oriundo de esa ciudad balnearia, Demarchi no sólo era conocido por su actividad judicial sino por lo que había sido: un notorio militante de la ultraderecha peronista en la Universidad de Mar del Plata.
Con la investigación a cargo de uno de los asesinos, la causa nunca avanzó.
Lo que nadie sabía en ese momento es que Demarchi había sido uno de los concurrentes al velorio de Piantoni y que luego integró la caravana de la muerte.
Cuarenta años después
Debieron pasar más de cuatro décadas para que parte de los acusados por los crímenes de “la noche del 5 x 1” se sentaran en el banquillo de los acusados por esos y otros crímenes cometidos por los grupos de tareas de la CNU marplatense.
En diciembre de 2016, el Tribunal Oral Federal N°1 de Mar del Plata, integrado por los jueces Luis Imas, Alfredo Ruiz Paz y Víctor Bianco, condenó a prisión perpetua a Demarchi, a Fernando Otero y a Mario Durquet. También fueron condenados José Luis Granel a 7 años, Juan Asaro a 5 años y Juan Carlos Asaro a 3 años.
Demarchi estuvo preso en el penal de Marcos Paz hasta mediados de diciembre pasado, cuando los jueces Víctor Blanco y Alfredo Ruiz Paz le otorgaron la prisión domiciliaria, basándose en una rotura del tendón de Aquiles que había sufrido.
Desde entonces, Demarchi juega a las escondidas detrás de sus perfiles de Facebook y se burla perversamente de sus víctimas.
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