El gobierno se desentiende del tema, hay ejércitos de trolls trabajando para desalentar y descalificar todo intento de reclamo de que se esclarezcan los hechos y la responsabilidad de gendarmería. Pese a todo, son muchas las personas que luchan por la verdad.
Se realizó otra marcha por pedido de justicia por Santiago Maldonado, desaparecido el 1 de agosto de este año, cuyo cuerpo fue encontrado en el río Chubut 79 días después. La del 1 de noviembre fue la primera convocatoria tras la aparición del cuerpo de Santiago. Para leer la crónica de lo ocurrido en Plaza de Mayo, remitirse a esta hermosa nota de Diego Pietrafesa publicada ayer en Socompa.
A esta altura de los acontecimientos, debería estar más que claro que esta desaparición forzada (y sí, así debería caratularse hasta que Gendarmería demuestre que no tuvo nada que ver en el hecho) molesta, y bastante, al gobierno nacional.
Quizá por ese motivo no sólo protege a sus funcionarios involucrados hasta lo indecible en la represión y desaparición desatada en Chubut (Bullrich, Noceti), sino que ha ensayado todo tipo de estrategias para despegarse de lo sucedido y desviar la investigación.
Fracasadas varias intentonas, ayer vimos el patético intento del ejército de trolls macristas para lograr que, al menos el mundo de las redes sociales, no fuera a la marcha a Plaza de Mayo.
El gobierno, fortalecido tras las elecciones y algunos pocos números positivos de la economía, actúa como si ayer mismo Mauricio Macri hubiera sido elegido soberano supremo de la Argentina, con poder para saltar por encima de todas las instituciones de la República.
El gobierno es, en realidad, un gigante con pies de barro. Los votos y su aceitada maquinaria de propaganda pueden terminar por ser su peor enemigo. Aun las sociedades más adormecidas o tinellizadas tienen que cubrir sus necesidades básicas. Si quedan insatisfechas, poco tardará en explotar esa contradicción.
Esto se ve con toda claridad cuando ciertos números de la macroeconomía chocan contra las góndolas de los supermercados y las colas para buscar empleo.
En otros temas más delicados, como este de los derechos civiles, puede ser más sinuoso el camino a la verdad, pero más temprano que tarde el Gobierno deberá recurrir a otras armas menos sutiles que la propaganda y el marketing. Es allí cuando veremos su peor cara, como la vio Santiago Maldonado aquel 1º de agosto.
Y esos son los tiempos que vienen. Para el gobierno, buscada o no, la desaparición del joven por el cual reclamamos justicia es un globo de ensayo para futuro, cuando en un tiempo no muy lejano deba acudir a la represión para disciplinar una huelga o una manifestación, cuando no un saqueo.
Por eso la marcha que reclama Justicia por Santiago fue en defensa propia. Que lo hayan asesinado es una derrota. Que el gobierno quiera instalar que se ahogó y que, milagrosamente, después de 80 días en el agua, el cuerpo apareciera –y que muchos lo crean– también es una derrota.
Que la marcha del 1 de noviembre haya convocado a más de 100 mil personas es un triunfo. Y que esas cien mil personas hoy puedan crecer hasta no tener techo es la esperanza.
Y la esperanza, se sabe, es un sentimiento que sólo albergan los triunfadores.