Una nueva nota de la serie de la investigadora Carola Ochoa sobre los rugbiers víctimas del terrorismo de Estado. Hoy recordamos a Rubén Santiago Starita. Guardavidas y rugbier de Pueyrredón de Mar del Plata. Secuestrado el 22 de junio de 1976. Fusilado el 18 de noviembre de ese año. No tenía militancia revolucionaria.

Rubén Santiago Starita nació en Puerto Belgrano, provincia de Buenos Aires un 22 de diciembre de 1946. Su madre era Elpidia Agustina Barcenilla y su padre el capitán de navío Santiago Starita. A pocas horas de nacer, su madre falleció, por lo que su padre se ocupó de él y de su hermano mayor Roberto. Don Santiago inicio una relación con su cuñada, hermana de Elpidia. De esa relación nació el hermano menor de Rubén, Carlos.

A Rubén todos lo llamaban “Jaime” o “Jaimito”. Tenía 29 años cuando fue secuestrado. Jugaba de segunda línea. Sus compañeros de rugby lo recuerdan como el pibe más hedonista, sumamente atractivo, canchero y muy ganador con las chicas, y les costó creer que fuerzas militares de la dictadura lo hayan secuestrado, ya que nunca participó en ningún espacio político. Las únicas fotos que atesoraba en su casa eran en “pose de bañero musculoso”, nada más lejos de la imagen de un verdadero militante por los derechos sociales. El rugby, su hijo, la noche de boliches de verano eran su preocupación.

Era la antítesis de su hermano Carlos, quien tuvo un compromiso social y estudiantil real, y que había sido secuestrado y asesinado un año antes. Rubén y Carlos tenían el mismo atractivo físico innegable, pero con personalidades muy diferentes. Mientras Rubén era fanático del gimnasio y la noche, A Carlos le gustaba leer a Hegel e ir a las villas a hacer trabajo social.

Secuestro y fusilamiento

Ser familiar de militantes revolucionarios asesinados por las fuerzas militares o presos en centros clandestinos de detención era un verdadero peligro.

Los militares vieron a Rubén y a pesar de saberlo distinto al perfil de militantes que estaban buscando, lo secuestraron “por las dudas”, ya que consideraban que su hermano menor Carlos podía haber influenciado en él. Nadie podía creerlo.

El pibe más frívolo de la noche marplatense desapareció de un día para el otro. Ese día fue el 22 de junio de 1976. también se rumoreaba que fue denunciado a las fuerzas por unos compañeros del Sindicato de Bañeros quienes por celos en “asuntos de polleras” lo señalaron como militante social. Para sacarlo del medio.

Fue visto en el Centro Clandestino de Detención y Exterminio “Comisaria 4° de Mar del Plata.

Sobrevivió, contra todos los pronósticos, allí 6 meses, gracias a los amigos y compañeros de su hermano Carlos, también detenidos en el mismo lugar. Estos, apenas escucharon el apellido “Starita”, largaron gritos de emoción por compartir celda con el hermano de su gran compañero asesinado por sus ideales. “¡Es el Hermano del Gordo Starita, Muchachos!”, repetían. Tenían la ilusión de que Rubén se pareciera a Carlos.

Pero Rubén no entendía nada y solo repetía a los carceleros que se había cometido un gran error con su detención. Las charlas de los demás sobre el cariño y admiración hacia Carlos, una y otra vez, relatando las visitas a las villas para ayudar con trabajos de albañilería y clases de apoyo a los pibes, no parecían convencer a Rubén, quien nunca tuvo una relación cercana a Carlos.

Su esperanza cambió el día en que empezaron a torturarlo. Le preguntaban por gente que nunca vio y por lugares donde jamás estuvo. Tras largas sesiones de salvajes torturas, lo devolvían a su celda arrastrándolo muy malherido. allí, Rubén empezaba a llorar de dolor y mucha bronca. Los amigos de Carlos le hablaban y alentaban a resistir y no doblegarse. Le aconsejaron escuchar sus charlas de compromiso social, asimilarlas en su mente y corazón y hacerse uno más de ellos, con sus ideales podría sobrevivir al espanto que le esperaba. Así fue. A la salida de la sala de torturas, lo contenían hablando de la necesidad de terminar con la dictadura para lograr Justicia Social y la Felicidad del Pueblo.

Los días pasaban y ya Rubén no era Rubén. Se transformó en asiduo admirador de Hegel, de la concepción de liberación de la Teología Tercermundista. Entre confesiones con sus compañeros de cautiverio, prometía ir a las villas cuando saliera en libertad, como lo hizo su hermano Carlos. Les confesó su dolor por no haberse comprometido antes y acercado a su hermano en sus ideales. Sentía angustia por tanto tiempo perdido en frivolidades. En la mañana del 18 de noviembre de1976, los oficiales a cargo del Servicio de Inteligencia de la dictadura lo entrevistaron y al término de ese interrogatorio, lo declararon “IRRECUPERABLE”.

Recuerdo de su único hijo

Carta de Santiago, el hijo de Rubén, a la autora de esta nota:

“Querida Carola, soy Santiago Starita, hijo de Rubén. Llevo el mismo nombre que su padre, mi abuelo Santiago. La historia de mi familia es larga, igual te la resumo lo mas posible. Mi abuelo era Capitán de Navío de la Armada y también un excelente Bioquímico. Tenía la cátedra de Farmacodinamia en la Universidad de La Plata.

“Mi abuelo había ingresado a la Armada solamente para poder pagar su estudio universitario, como muchos en esos años de penuria económica. Nunca tuvo una verdadera vocación militar.

“Mi viejo y mi tío Roberto que jugaban al rugby desde niños, eran hijos del primer matrimonio. Mi viejo nació en la Base Naval Puerto. Belgrano en el año 1946. Desgraciadamente, mi abuela Elpidia murió en el parto, dejando a dos hijos bajo la crianza solitaria de su marido.

“Luego mi abuelo decidió iniciar una relación matrimonial con la hermana de mi abuela, quien se había comprometido con la crianza de mi padre recién nacido y de mi tío Roberto. Al poco tiempo, mi abuelo y la hermana de mi abuela tienen un hijo al que llamaron Carlos. Carlos nunca jugó rugby y estudió Humanidades en la UNLP y termina militando en Montoneros, participó en el secuestro del director del diario El Día de La Plata y la policía lo termina matando de un disparo en la espalda.

“Mi viejo y mi tío eran guardavidas acá en Mar del Plata y no estaban ni cerca de una militancia pero el apellido les iba a marcar un destino muy cruel. Incluso mi abuelo tuvo que irse de la Armada por toda la situación luego del episodio de mi tío, en fin, es larga la historia pero te lo quería explicar un poco para que se entienda mejor”.

Carlos, su hermano revolucionario

Rubén estuvo secuestrado sin ser militante revolucionario. Pero tenía un medio hermano menor, integrante de la organización Montoneros, a quien sus compañeros le llamaban “El Gordo”, de 22 años. Pero para Rubén era su extraño hermano Carlos.

Rubén y Carlos medían 1. 85 m de estatura y, aunque Carlos jamás jugó rugby, también se asemejaban en parecerse a gladiadores romanos. Carlos “El Gordo” era Estudiante de Humanidades en la UNLP y militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) de La Plata, posteriormente en Montoneros.

Carlos estaba encargado de tener cautivo desde el 25 de junio de 1974 al propietario del diario El Dia de La Plata, David Kraiselburd. La cárcel del pueblo estaba en una finca de las afueras de la ciudad, en la calle 501, entre 14 y 15.

El 17 de julio sucedió un grupo de policías llegó a la casa y se produjo un tiroteo en el que murió Kraiserlburd y quedó herido a Carlos, quien cuatro días después murió a causa de un balazo por la espalda que le había destruido la columna vertebral.

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