A dos meses de la desaparición de Santiago de Maldonado, la marcha a Plaza de Mayo mostró, en sus carteles y en las consignas coreadas, los dos ejes del reclamo: la aparición con vida del joven secuestrado por la Gendarmería y la condena a un gobierno dispuesto a todo para encubrir ese secuestro.
Hubo dos constantes en la nueva marcha hacia Plaza de Mayo (que se repitió no sólo en el país sino en varias ciudades del extranjero) pidiendo la aparición con vida de Santiago Maldonado: mucha gente, mucho compromiso y una gran voluntad de no dejar que el tiempo diluya su desaparición forzada. Pero también aparecieron los provocadores, aunque esta vez, todo fue menos intenso. Tipos encapuchados que firmaban sus pintadas con un nombre que huele a trucho por donde se lo mire: M222 con una estrella anarquista al lado. Y golpearon a periodistas, con un patrullero estacionado a unos metros.
Las dos cuestiones están vinculadas. Hay una gran apuesta oficial a que los reclamos se vayan apaciguando con el paso de los días y las semanas. Y eso no ocurre, nadie deja de preguntar dónde está Santiago Maldonado. Y cada vez queda más en evidencia el encubrimiento que armó Patricia Bullrich. Se puede pensar que hubo marchas de la CGT, contra el 2x 1, por el aniversario del golpe de estado del 76 y todo ocurrió sin incidentes. No ocurre lo mismo con las marchas por Maldonado. Hay algo que molesta en esta persistencia que no cesa. Aquí algunas de las imágenes de lo que realmente importa y va a quedar: carteles hechos espontáneamente, gente que no se mueve pese a la lluvia, la constante y acusadora imagen de Santiago y la confianza en la lucha junto a la desconfianza hacia el gobierno y sus fuerzas represivas, encabezadas por la Gendarmería. Sergio Maldonado, en su carta, fue contando cómo se esfumaba su fe en que parte de esa fuerza iría por el lado de la verdad .Y por primera vez se habló de políticos que se llamaron a silencio (o a bestialidades) como Lilita Carrió o María Eugenia Vidal.
Como sea, frente a los provocadores de siempre –que se disfrazan de militantes para generar confusión y alimentar a cierta prensa- frente al silencio oficial, frente a las dilaciones y chambonadas de la justicia, son multitud quienes se siguen preguntado y preguntándole al Estado, ¿Dónde está Santiago Maldonado?