Una cronista y un fotógrafo de Socompa dialogaron con la vocera Soraya Maicoño, fueron testigos de los incidentes a la llegada de Avruj y del momento en que sacaron el cuerpo del río Chubut.

A las cuatro de la tarde nos avisaron que La Nación informaba el hallazgo de un cuerpo en el río Chubut. Nos extrañó porque tenemos contacto permanente con la comunidad y no nos habían avisado nada. Apenas lo supimos fuimos con el fotógrafo para la Pu Lof de Cushamen. Llegamos alrededor de las cinco de la tarde. El  juez Gustavo Lleral ya estaba allí,  reunido  con Prefectura y con gente de la comunidad mapuche.

El juez había llegado a las 7 de la mañana y a las 9 llegaron Sergio Maldonado y su mujer. También estaba Julio Saquero, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.

Según el relato de la vocera de la Pu Lof, Soraya Maicoño, se utilizaron dos gomones para rastrear el río y en uno de ellos iba el mapuche Matías Santana con un perro y un integrante de la Prefectura, mientras que en el otro sólo iban miembros de la Prefectura. El gomón que llevaba a Santana volcó inexplicablemente, lo que los retrasó en la búsqueda.

A eso de las 12.30, el juez le avisó a Soraya que uno de los grupos de búsqueda, del cual no participaba ningún integrante de la comunidad, había encontrado un cadáver. “Hay un lugar en donde todas las veces habíamos mostrado que era desde donde se lo llevaron (a Maldonado), y desde ahí, está a unos 70 metros río arriba. Decimos que plantaron un cuerpo porque uno se paraba en una loma, alejado del río, y se podía ver el lugar claramente”, explicó Soraya.

“Hace dos días, tres días, eso no estaba, decididamente no estaba”, agregó y dijo que “se hubiera visto porque es un lugar bastante transitado, porque se va a buscar agua continuamente”.

“No podemos saber cómo apareció el cuerpo ahí, pero seguimos sosteniendo que a Santiago Maldonado se lo llevó la Gendarmería y que hablamos de hechos muy macabros y de mucha impunidad”, insistió  Maicoño.

“Para nosotros es tremendo, sea quien sea, apareció en nuestro territorio. Apenas lo sacaron de las ramas, lo metieron a una bolsa, lo subieron a una camilla y lo metieron a una ambulancia y se lo llevaron. Por eso tampoco podemos decir quién es”, explicó.

Cuando llegamos con el fotógrafo, nos dejaron entrar en calidad de amigos de la comunidad y no como periodistas, ya que había un pacto con el juez de que no habría ni policías ni prensa en el lugar. Afuera quedaron algunos amigos de Santiago y toda la prensa.

Recién a las siete se acercaron los peritos de la familia de Santiago. Decían que había que esperar a Antropología Forense, de ser necesario buscar un grupo electrógeno para pasar la noche si hacía falta. Finalmente, media hora después, llegó una camioneta negra de la Policía Científica y dos camionetas Ranger. En una de ellas estaba Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos de la Nación, acompañado por Hernán Arnbinder y Leonardo Szuchet.

En la otra camioneta llegó un equipo de TN, uno de cuyos integrantes se bajó y empezó a grabar con la cámara, rompiendo el pacto de la prensa. Fue una provocación para la Comunidad y los amigos de Santiago.

Cuando les pregunté a qué habían venido, me contestaron que querían hablar con el juez porque les habían avisado del hallazgo de un cuerpo.

El clima se iba poniendo cada vez más tenso. Al punto que antes de que el juez llegara desde el río se produjo una situación violenta y la camioneta fue atacada con piedras. Así supimos que se había roto el pacto de no hablar con la prensa.

Después supimos que la noticia salió en La Nación  porque,  a la mañana había estado la fiscal Ávila y no la habían dejado entrar, por lo que se fue enojada. En la comunidad están seguros de que fue ella la que le pasó la información a los medios.

Cuando oscureció, hicimos un fuego a ambos lados de la tranquera, para seguir esperando. De pronto escuchamos gritos, llantos e insultos a lo lejos,. El fotógrafo se acercó al río, pero ya no se veía nada. Así y todo, el juez le impidió sacar fotos y le ordenó a la policía que le sacara la cámara. Fue en ese momento que sacaron el cuerpo y lo metieron en una ambulancia.

La comunidad está devastada, no saben cómo van a seguir, qué hacer, es muy fuerte para ellos. Quisieron plantar el cuerpo, claramente, sostienen. Y temen que venga ahora lo peor y que quieran  hacerlos responsables.