Sus canciones fueron la mejor banda sonora de los tiempos que estaban en perpetuo estado de cambio. No le importaron nunca las fronteras musicales y cantó como nadie lo que le mandaba el corazón y lo hizo con una belleza tan especial como ella. Aquí una entrevista junto a Cassandra Wilson.

Se encontraron en Los Ángeles para cenar temprano en Adriano, un restaurante de moda en Bel Air. La conversación/entrevista, que continuó luego en el hotel Wilson, trató de los mecanismos de la música, definiciones, la importancia del jazz, “esa amplísima armonía” y Miles Davis. Las dos fueron firmes, y por momentos un tanto excesivas. Mitchell tomó frecuentemente las riendas de la conversación que se fue por las ramas en más de una oportunidad.

-Las  dos   parecen  inquietas   cuando  se  trata  de   hacer  música  ¿que  hace  que suene tan  diferente?

-JONI MITCHELL: Lo que me abrió las puertas fue que mi mano izquierda no podía llegar a los acordes que tenía en la cabeza. Así que afiné la guitarra a lo que me pasaba por la cabeza. Después de eso nunca volví a tocar de manera standard.

-CASSANDRA WILSON: Esto es lo que empecé a hacer: tocar la guitarra y cantar las canciones de Joni Mitchell. Y fue algo que me fue quedando En Jackson, Miissisipi, nada menos. Imaginate. Me amoldé los tonos de “For the roses” y eso fue todo. Quedé atrapada por los tonos. Estuvo Miles Davis, cuando tenía cuatro o cinco años, a los quince llegó Joni. El asunto eran los tonos. Eso fue lo que me abrió la cabeza.

-JM: Esa armonía ampliada que crean. Podés hacer música instantánea con eso, con esos acordes amplios. Primero que todo, no podés sacarlos en la guitarra sin los tonos. Es físicamente imposible. Ampliás considerablemente el aliento orquestal del instrumento. Obtenés un fondo musical mucho más extendido que con la guitarra normal. Y hay movimientos que son imposibles para los dedos.

– CW:  A menos que tengas manos hermosas, fuertes y anchas, no podés sacarle el mismo sonido a una tonada española.

– JM: Porque las cuerdas están tan tensas.

– CW: Una vez que se encuentra el tono, la guitarra habla. El único problema son las quejas de mi bajista. Pues cuando hacemos tonos abiertos nos metemos en su espacio. Lo sobrepasamos.

 

– JM: Cuando agrego bajo, el bajista quiere ir golpeando atrás. Especialmente cuando se trata de música pop. Quiere llegar ahí y quedarse: “bump, bump, bump” una especie de cuatro golpes en el piso, un poco más creativo, pero no mucho. Así que termina poniéndole ese golpeteo a todo. Les digo a mis bajistas: “¿Hay que seguir en lo mismo todo el tiempo? ┐No podés salir de ahí y tocar una nueva melodía?”…Hay unas cuantas citas de Stravinsky en mi música, si se escucha bien. De La consagración de la primavera Es un poco jazzeada, en eso de la amplitud armónica, pero el jazz tiene sus propias leyes armónicas.

-Tienen   mucho  éxito  con  su  propia  música

-JM: Estábamos tocando en una sesión. ¿Qué era? “Moon at the window”. Victor Feldman tocaba vibráfono. Esa vez se puso realmente loco. Pensé que la letra lo molestaba pues es un hombre de familia y era sobre gente incapaz de amar, y él tenía una familia a la que amaba. Le pregunté si era eso lo que lo molestaba. Me contestó: “Odio la armonía y el movimiento armónico” Tuve que parar y mandarlo a su casa. Le dije que no podía tocar algo que odiara. Toqué el tema para Sarah Vaughan. Me comentó que era una forma extraña. Le dije : “No es realmente una forma extraña, sino una forma standard y antigua”. Tenía un verso al principio que nunca se repetía, luego desarrollaba una melodía en tres partes y llegaba a una sección que era un tanto chocante. No sé técnicamente qué es. Resulta un poco raro, pero es raro de una buena manera. No es más raro que cualquier cambio en la vida. Es como si se tratara de un “pero”. Eso es lo que pienso del trabajo con los acordes. Dan un punto de vista alternativo.

-¿Qué pensás de esto, Cassandra?

 -CW: ┐Qué es la era del jazz? ¿Qué es improvisar? ¿Qué es el jazz?

-JM: Es una línea frágil.

– CW: No pensaba en el jazz cuando empecé a escuchar a Joni. Pienso que todo lo que se ha producido en Norteamérica es jazz.

-¿Todo lo que hacemos es jazz?

CW: Sí porque aprendimos a improvisar.

-Siento que cuando las dos cantan es como si me llevaran. Las dos piden al oyente que se acerque.

JM: Es que muchos eligen el show y no la intimidad. Estoy segura que las dos podríamos cantar así, si nos gustara esa manera de cantar. Para mí es como un gran espectáculo. Cuando le pregunté a Mingus cuál era su cantante favorita, esperaba que fuera Bessie Smith o Billie Holiday. Contestó Judy Garland -una cantante grandilocuente, espectacular. Es una pregunta interesante.

-CW: ¿Cómo conseguís una voz como esa? ¿Y cómo podés mantener una voz como esa? ┐Cómo podés cantar noche tras noche sin que se destruya la garganta? No soy para eso. Soy hija de Miles Davis.

-JM: Miles es mi cantante favorito y probablemente también el tuyo (risas). Tan delicado. Miles fue un notable innovador del sonido. Y algunos de los músicos de las bandas que inspiró y lanzó, son los músicos más inteligentes que he escuchado…El último período creo que es el menos inspirado. Le llevaba mucho tiempo tocar. Parecía que daba muchas vueltas. Esperaba hasta escuchar algo que realmente sintiera.

CW: Mucho de eso tenía que ver con la emoción.

JM: Estoy en esa etapa ahora. Estoy incluso muy exigente para hacer cosas, sigo con la música y tengo algunas nuevas ideas. Pero te volvés más estrecha en un punto. Te cuesta cada vez más expresarte, abrirte. Hacia el final, Mingus no podía soportar nada, salvo un par de grabaciones de Charlie Parker. No podía soportar su propia música. Escuchaba todo el esfuerzo pero poca pureza y sinceridad. Me siento así a veces. Mi detector musical se ha puesto muy sensible y la música me suena pesada. En cierta manera, es de jóvenes cuando escuchamos con más entusiasmo. Es el telón de fondo de nuestras ceremonias, lo escuchás y te ponés sentimental.

J.M.: (a Cassandra): ¿Qué pensás de Monk? Vos también sos pianista. ¿Tuvo alguna influencia en vos?

C.W.: Absolutamente. Monk es la principal influencia. Tomé lecciones de música clásica durante siete años, asÍ que ese fue mi primer ingreso formal a la música. Pero Monk, Monk’s Dreams fue lo primero que escuché junto a Sketches of Spain, cuando era niña. Cuando empecé a tocar, esos eran los primeros sonidos de piano que escuché. Luego vinieron los clásicos; Tchaicovsky, Chopin, Ravel, la tradición europea. Los primeros sonidos que oí en el piano fueron esas cosas raras. Esa es la forma en que toco el piano ahora. Tocar con economía.

J.M: Descubrí a Monk hace dos noches. Lo conocía de nombre. Había oído toda clase de historias, como “Monk puede pintar. Pintó un jarrón de flores y un hacha”. Pero nunca supe realmente de qué se trataba. Monk no me influyó, pero va a hacerlo. Lo primero que me atrapó fue que tocaba con dedos suaves como Laura Nyro lo que es más difícil si se quiere ir rápido. Luego, por supuesto, lo que todo el mundo señala que siempre trabaja de arriba a abajo y con las manos cruzadas. Pero lo que me sorprendió de verdad es su economía, su minimalismo. íQué hermoso es! Soy una eliminadora de acordes. Me gustan los colores híbridos.

-Puedo decirte que esa es tu manera de tocar la guitarra.

-J.M.: Pero el tipo es lineal y muy percusivo. Con la mano izquierda toca acordes tonales, o veces simplemente salta de las teclas negras a las blancas. Muy mínimo, pero impresionante. Cuando estás con otro pianista que tiene un montón de recursos -esa fue mi experiencia al contratar pianistas para  mi banda -te tocan pianísimo y empiezan a desarrollar todas esas cosas intrincadas ocupando gran parte del espacio, embelleciéndolo demasiado.

-C.W: Es por eso que no tengo pianistas.

J.M.: Es difícil encontrar uno minimalista.

C.W.: Se preguntan: “¿Hay 88 teclas? Tengo que tocarlas todas, ¿12 notas? hay que tocar cada nota”. Y es el mismo instrumento, no podés culparlos. Salvo que tengas todo bien claro y puedas darle poco espacio al piano, reduciéndolo, lo que es difícil de hacer. Pero los tipos viejos, que acostumbran a acompañar cantantes, entienden cómo hay que hacerlo. Un montón de espacio.

-J.M.:  Dejándole aire al vocalista.

-C.W: Y a la imaginación.

-Las dos son instrumentistas además de cantantes. Pero también trabajan -más Cassandra que Joni- en el uso del espacio. Me parece que se guardan cosas como para dejar que la gente las llene por sí misma.

JM.: Hablando más por Cassandra, hablando por mis letras, soy sobre todo responsable de mis letras. Así que cuando toco en una banda debo ser la líder. Las palabras son las líderes. Y si hay espacio para que alguien las capte, bienvenido.

C.W.: Hay algo en tu fraseo que produce espacio. Es un fraseo único. Cuando lo escuché por primera vez las cosas que decís y cuando empecé a escribir canciones, era eso lo que quería hacer. Tratar de escribir poemas y cantarlos y hacer una especie de, no puedo explicarlo. Es un arte especial. No todo el mundo lo tiene

-Esa es una de las razones por las cuales las reunimos -creemos ver en Casandra a alguien que viene de un pasado orientado hacia el jazz y yendo hacia la música pop, por más salvaje que pueda resultar decirlo así.

C.W.: Peligroso. Peligroso.

J.M.: Cassandra, perdoname, pero por lo poco que sé, no suena demasiado exacto. Ella tiene una formación clásica en el piano, escucha jazz desde pequeña, pero también es un cantante de música folk.¿No es así?

C.W: ¿Cómo llamás eso?

J.M.: Es un buen entretenimiento a la norteamericana (risas). No creo que vengamos de lugares radicalmente diferentes. Vengo de la música clásica, un par de años al piano cuando te golpeaban los nudillos. Puedo memorizar más rápido de lo que leo. No iba a ser alguien que escribiera, aparentemente. Como pasaron las cosas, no tuve que hacerlo. Hubo algunas raras ocasiones en que lo hice, pero necesité alguien que lo tradujera. Contratás a alguien que te escriba las partituras y te quedás cómoda en casa. Es algo importante, me gustaría tenerlo.

C.W.: Es importante tener las herramientas para comunicarse. Especialmente en el mundo del jazz. Si no tenés esas herramientas, no consegus que a cierto nivel te respeten. Estoy contenta de tenerlas pero creo que hay cierta clase de apertura que se te da cuando te aproximás intutitivamente a tu instrumento. El resultado es, dado que ignorás las reglas, que podés abrir puertas, abrir ventanas. Eso fueron las melodías para mí. Es como una salida. Cuando volví a ellas, fue espectacular.

J.M: Son herramientas para descubrir cosas. Ese es el asunto. Es como una tierra desierta, su territorio no cartografiado.