Nadie o casi nadie escapa a la angustia del bicho y el escritor argento-barcelono Andrés Ehrenhaus, que ya publicó varias cuestiones en Socompa, tampoco. Solo que él, para usar la vieja y acaso fulera fórmula de rigor, exorcizó al COVID mediante sonetos sin decir pavadas. Algunos son juguetones, otros terribles, hermosos también. (Ilustraciones: Elenio Pico)
Brevísimo introito (a pedido de Socompa):
Estos “sonetos infectados” son una muestra amplia de la colección Cantar las 44, publicada en Barcelona a finales del verano de 2020 por el ilustrador Elenio Pico y yo en una edición de autor de 100 primorosas cajitas autografiadas que se agotaron rápidamente. La cosa empezó como un juego o un reto (yo no soy poeta, soy mecánico dental, es decir, narrador) con un soneto titulado “el tema”, que apareció en el blog de Jorge Aulicino, Otra iglesia es imposible. De ahí en más el resto fue fluyendo como agua de mayo. Para mí, como para casi todo el mundo, se trataba de paliar el tremendo golpe de la plaga y la reclusión con palabras que fueran más allá del tópico o las quejas y reflexiones pedorras. Luego vinieron las maravillosas ilustraciones de Elenio (con quien ya habíamos pergeñado Los 154 haikus de Shakespeare (en parte publicados por Socompa acá, más la idea de volver a un circuito pequeño, cercano, más ajustado al correr de los tiempos.
la reflexión
llegados a este punto de la cosa,
no sé si sé muy bien qué es lo que pienso
ni si lo que pensé lo pienso a solas
o es como una infección del pensamiento—
igual que se te infectan los pulmones
y dicen que se pierde hasta el olfato
(el gusto lo perdimos hace horrores),
también se infectará lo que pensamos,
si es que pensar es cosa de uno mismo
o es algo que creemos que nos pasa,
cuando no somos más que un intestino
que a gatas piensa en qué comer mañana.
por suerte en el amor no hay que pensar:
se ama o no se ama, nada más.
la inmunidad
parece que ahora dicen que la posta
está en hacer que todos los malsanos
nos contagiemos como si tal cosa
adentro de un corral, como un rebaño.
de ahí en más el bicho no tendría
más reses que embichar, acaso alguna
(qué le va a hacer, amigue, así es la vida:
usted sería el error que se calcula).
mas hasta que el rebaño se hace inmune
y para mantenerlo en el corral
nos inmunizan contra lo que ocurre
con algo que es muy fácil de inyectar:
atenti, muchachada, no se entreguen
a la oquedad de netflix y sus series.
los muertos
los muertos de las curvas cinceladas.
los muertos de los cuadros de colores.
los muertos que decoran las mañanas.
los muertos aplanados por millones.
los muertos de las zonas que no existen.
los muertos de las muertes sin futuro.
los muertos por motivos inservibles.
los muertos de otras causas otros mundos.
los muertos de un vivir que es muerte en vida.
los muertos que se irán (do not go gentle!).
los muertos que resisten y aún nos miran.
los muertos que le dimos a la peste.
de quién son esos muertos? me refiero
a si alguien se hará cargo de ese infierno.
la ocasión
nos mandan un mensaje desde marte
o algún olimpo plácido y remoto:
humanos, el planeta está que arde
y ustedes van derecho-viejo al horno;
por eso les mandamos este aviso
en forma de bichito coronado
que ya les está haciendo un estropicio
y va a dejarlos peor que hoy hace un año.
no obstante, como muestra de indulgencia
y en pos del equilibrio universal,
podríamos renegociar la deuda
si ustedes dejan de pelotudear.
nosotros: buen intento, pero gracias—
por algo a la ocasión la pintan calva.
la peste
en mil trescientos y cuarenta y nueve
la peste hará de musa de boccaccio;
a chéspir la epidemia lo convierte
en bardo, porque en londres no hay teatros.
no es nuevo este flagelo. nos visita
con más asiduidad que los mementos
que adornan la memoria preterida
que despolvamos hoy como mamertos.
y cuando se haya ido igual que vino
dejando de recuerdo su covid
al toque olvidaremos lo ocurrido
que es para lo que sirve un suvenir.
la peste es una parte de nosotros
y parte de la peste es lo que somos.
el encierro
de pronto descubrimos todos juntos
que fuera estaba adentro y dentro, afuera.
metámonos de prisa en el sucucho,
cerremos las ventanas y las puertas!
al cabo de unos días la baranda
a gas existencial se hizo imbancable:
no es justo que nos tengan por manada,
salgamos a expresar nuestras verdades.
salimos sí, a llenar los nosocomios
que es otro modo de meterse adentro
solo que es un adentro aún más solo
en el que respirar no es ni un derecho.
ahora no sabemos qué carajo
queremos, si ser libres o curados.
la angustia
de golpe son las cuatro de la noche
o de la madrugada, qué más da,
y el sueño se transforma en un galope
que sube por el pecho a puro gas.
el corazón rempuja, desbocado,
y busca una salida, la que sea;
cerrás la boca fuerte, por si acaso
le da por asomarse y latir fuera.
estás por espichar o es una espina
que decidió aflorar nocturnamente?
te falta el aire o bien te sobra vida?
tenés que despedirte? todos duermen!
la herida existencial palpita a oscuras
y te sonríe: hola, soy tu angustia.
la ideología
de pronto los fascistas de este mundo
advierten una chance en el quilombo.
fascista es el que cuenta los difuntos
como si fueran goles y al aborto
lo considera un crimen de los peores;
fascista es el que entiende la cultura
como una sucesión de ejecuciones:
de órdenes, deshaucios o de chusma.
si algo dejó muy claro esta pandemia
es que la ideología es nuestro bicho—
va entrando y cuando al fin se manifiesta
ya es tarde, te atrapó como a un chorlito.
ojini: nuestra propia ideología
se nos va a atragantar como una espina.
la higiene
lo principal: lavarse bien las manos;
lavarse por delante y por detrás;
usar jabón o alcohol hidrolizado;
frotar medio minuto sin parar.
un año atrás lavar era un delito
o un acto claro de antiecología;
pilatos se lavó con jesucristo;
también hubo un lavado estalinista;
en krakatoa desbordó la lava;
por qué se lavarán los musulmanes?
le dan la lavativa a quien no caga;
si está lavado hay que cambiar el mate.
tranquilos que, si todo se va al cuerno,
nos lava los pecados un cordero.
la distancia (idea LF)
será que la distancia es el olvido?
que ya no volveremos a acordarnos
cómo abrazar el pecho de un amigo
y la amistad será algo escandinavo?
habrá una nueva vida sustentada
en el distanciamiento y en el miedo?
habrá entre vida y muerte una mampara
inmaterial de siete pies y medio?
no es una paradoja que sea igual
lo que separa al muerto de los vivos
que la distancia que hemos de guardar
si no queremos darle asilo al bicho?
si hay que olvidar, por qué no olvidar todo
y así volvemos a abrazar un poco?
la máscara I
persona es una reivindicación
de la modernidad banal e ingenua
que ignora que uno siempre juega un rol
detrás de una carátula grotesca.
por eso rechazábamos el burka
y muchas otras impersonaciones,
creyendo que quien no muestra la trucha
padece una condena o algo esconde.
ahora sin embargo, bien borregos,
nos escondemos tras un antifaz
berreta y perdedor, que encima es feo,
creyendo que es por nuestra libertad.
al menos servirá para una cosa:
para que en nuestra boca no entren moscas.
la máscara II
de chico el que tenía mascarita
era el más firme candidato a chorro
o a superhéroe— pura metonimia:
el todo por la parte por el todo.
ahora sos un clown, un papanata,
un tipo del montón, con menos épica
que una publicidad contra la caspa
que cae como nieve en la careta.
se terminó de prepo el carnaval
y el corso que bailaba a contramano,
bañado en serpentinas y champán,
hoy tiene tos y está hospitalizado.
sacate el antifaz, me conocés?
yo soy el bicho y vos, mi canapé.
el marciano
bajó un marciano un día a nuestra tierra
y recorrió las calles nuevamente
de lo que fue new york, pekín, ginebra,
y se encontró con un paisaje agreste:
tremendas estructuras materiales
que sostenían cuevas apiladas
a espaldas de los veros habitantes,
las aves, los reptiles y las ratas.
tretó de hablarles: vengo en son de paz,
no soy un invasor, soy un turista.
las fieras le dijeron qué más da,
la paz no existe, hermano, si no hay guita.
turista o invasor, llegás justito—
con suerte a vos también te mata el bicho.
la conspiración
conspiran los bufones contra el rey
y la creencia contra el heresiarca?
conspira la riqueza contra el bien
y la pobreza contra la confianza?
conspira el sacerdote con su dios
porque su iglesia baila en una piedra?
conspira la abejita con la flor
para diseminar la buena nueva?
conspiran los análisis de pis
en contra o a favor de tal vacuna?
conspiran los enfermos por morir?
conspira el bicho contra cualquier cura?
si alguno no conspira en esta vida
es porque está dormido o no respira.
el azar
después está el azar, chupate esa!
hay quienes cohabitan con el bicho
de diez a diez sin pestañear siquiera
y quienes sin saberlo lo han sufrido
sin demasiado agobio ni amargura
y lo reparten gratis por las casas
como si fueran cursos de autoayuda
que acaso te autoayudan a palmarla:
o bien los que capaz lo agarran todo,
el tifus, la malaria, el escorbuto,
la sarna, el pesimismo, el mal de ojo,
y sin embargo el bicho no los pudo.
esto es una ruleta y el tahur
apuesta en cada vuelta la salud.
la hipótesis
formulación central: no existe el bicho.
marco teórico: quien duda, vive.
variable dependiente: lo que digo.
variable independiente: lo que dicen.
rigor metodológico: ninguno.
estimación de error: bastante grande.
muestreo y universo: todo el mundo.
período: capaz que ya es muy tarde.
demostración: se cae por sí solo.
análisis de datos: no hace falta.
debate: para qué comerse el coco.
anexo: varios gráficos de cuarta.
valoración parcial: pregunte enfrente.
valoración final: no sea soquete.
la hibris
querido presidente de la tierra:
se ve que los enanos de tu circo
crecieron y ahora son una pandemia
peor que cuando lo bardeaste al bicho
(decías que tomando lavandina
matabas dos problemas a la vez:
la neumonía y la economía,
y ahora en vez de dos ya suman tres).
vos lo tenés muy crudo, presidente,
con esa cara’e chancho de bazar,
te van a cocinar al escabeche
y no te va a salvar ni el KKK.
te despertás un día rey del mundo
y te acostás boleta, pelotudo.
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