Mucha tropa en las calles para vigilar el acto convocado por organismos de derechos humanos en Plaza de Mayo. Se leyó un documento conjunto consensuado con los familiares del joven desaparecido por la Gendarmería. (Video de Rafael Calviño).
Unas 15 mil personas reclamaron en la tarde lluviosa del viernes la aparición con vida de Santiago Maldonado. No sólo la lluvia y el clima destemplado daban ese aire inusualmente hostil a la Plaza de Mayo: un despliegue inusitado de fuerzas de seguridad y de vallas metálicas que se multiplicaron hasta el infinito cerraban el paso en los alrededores de la Catedral.
La enorme repercusión que está tomando el caso determinó que este acto tuviera muchísima más concurrencia que el del martes que había sido convocado frente al Congreso al cumplirse una semana de la desaparición del joven, a quien se vio por última vez cuando personal de Gendarmería lo subía a una camioneta oficial presuntamente herido como efecto de la represión a un territorio ocupado años atrás por una comunidad mapuche.
Al igual que la del martes, esta movilización fue convocada por ese eje de organismos de Derechos Humanos vinculado a Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Detenidos Desaparecidos, HIJOS Capital, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y el Centro de Estudios Legales y Sociales, el Servicio de Paz y Justicia y la Comisión por la Memoria. Y el documento conjunto, consensuado con los familiares de Maldonado, fue prácticamente el mismo que el del martes. Una diferencia notable, ese párrafo que dice que los factores de poder “cruzaron un límite al negar la desaparición de Santiago y demonizar a la Comunidad Pu Lof identificándola como un grupo terrorista”.
En el escenario estuvieron también Rosa Bru, la madre del desaparecido estudiante de periodismo Miguel, Rubén López, el hijo de Jorge Julio López, y Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga. Estela de Carlotto mandó un mensaje de adhesión porque, al parecer, no se sentía bien de salud.
No es de extrañar que haya habido dos movilizaciones en menos de cinco días: los organismos de DDHH demostraron en este último año y medio tener los mejores reflejos a la hora de poner un freno a las políticas neoliberales del macrismo: ya lo habían hecho cuando se anunció el 2×1 a los represores. Otras medidas como el endeudamiento a cien años e incluso la amenaza de reforma laboral no merecieron de parte de sindicatos y movimientos sociales una respuesta tan contundente.
Desde las 17, hora de convocatoria, la Plaza estaba llena de gente. Al menos, el sector de la Plaza que se puede utilizar para movilizaciones, es decir, la mitad de ella. El escenario colocado muy cerca de la Piràmide estaba flaqueado por las vallas, que en esta ocasión se habían desplegado de manera de cortar las laterales Yrigoyen y Rivadavia.
Los organizadores pidieron varias veces a los movimientos sociales que replegaran las banderas. “Estamos en veda política y no queremos que usen las banderas como excusa para invalidar esta movilización”, decían desde el escenario. Pero las (pocas) banderas no se movieron. El temor de los organizadores no era infundado: en esos momentos, Clarín titulaba: “Una multitud pide por la aparición de Maldonado en la Plaza de Mayo” y en su volanta se podía leer: “Pese a la veda política”. Y en la bajada, infaltable: “Comenzó a las 17 y genera un caos en el centro”
La respuesta más consecuente del público era el enorme abucheo cada vez que los comunicados de adhesión nombraban a Mauricio Macri, Patricia Bullrich o a Pablo Noceti, jefe de Gabinete de Seguridad y defensor de represores.
Los primeros aplausos llegaron poco después de las 17.30 cuando se leyó el mensaje de la encarcelada Milagro Sala: “Nunca creí que en nuestro país, después de tantos años de lucha, con la enseñanza que nos dejaron las Madres, Abuelas e Hijos, tuviéramos que marchar otra vez para reclamar la aparición con vida de una víctima de desaparición forzada”.
Tras la lectura del documento, hubo algunos momentos muy fuertes en el discurso de la Madre Línea Fundadora Taty Almeida, quien recomendó a los asistentes “no nos dejemos provocar” y exigió “a la ministra Bullrich que aparte a la Gendarmería Nacional de toda instancia de investigación y además la retire de la Ruta Nacional 40, donde están apostados; que ellos estén ahí no es más que una señal de amedrentamiento”, dijo.
Más allá de algunas banderas rebeldes, la enorme mayoría de los asistentes había ido sin “aparato”, esa etiqueta absurda que instaló el eje Clarín – macrismo para descalificar a toda manifestación opositora. Había, si muchas fotos del desaparecido y muchos, muchísimos carteles escritos a mano: Aparición con vida, Nunca Más desaparecidos en Argentina, Macri Represor, fueron algunos. Llamó la atención uno de tamaño inusual que sentenciaba: “Las personas no desaparecen. Las secuestra el Estado”
El pensamiento de Santiago
Sergio Maldonado, hermano del joven desaparecido, reconoció estar muy nervioso por tener que hablar ante la multitud y prefirió leer una hoja de algunos de los escritos de Santiago que tienen el valor del testimonio: entre tantas informaciones plantadas para confundir, el texto es revelador de los pensamientos y motivaciones que hicieron que un joven platense estuviera junto a una comunidad mapuche en el momento de una feroz represión.
El texto dice: “Hola querida población. Somos el gobierno. Somos tu gobierno. Somos los que nos apoderamos de tu vida. A cada segundo. A cada minuto. Cada hora. Cada día. En tu cabeza te decimos como tenés que vivir. Somos los que premiamos a los represores. a los torturadores y explotadores. Y castigamos a los que no son como queremos que sean. Y como si esto fuera poco, la tortura, la represión y la explotación en la vida cotidiana perpetuada por las autoridades ejércitos, jueces, policías, fiscales, políticos y demás mequetrefes cómplices y mercenarios como empresarios que intentan restablecer a esclavitud instalándola en todos los órdenes de nuestra vida. (…) Se dice que el problema es la inseguridad, que los delincuentes son la causa de todos nuestros males, pero nadie se cuestiona la raíz de los problemas. Es un punto artificial porque el valor de intercambio material es el dinero que genera desigualdades. Porque hay distintos tipos de clases sociales y empiezan a aparecer sometidos y sometidas, sometedores y sometedoras que corrompen a las personas, porque el dinero genera el poder y el poder respalda el dinero”.
Cerca de las 19.30, el acto terminó y empezó la lenta desconcentración, esta vez sin grupos que provocaran a la policía.
Una mujer de unos 30 años hablaba por celular al subir al subte y daba, sin quererlo, el tono contemporáneo de las movilizaciones: “Ya estoy volviendo. ¿Lloró? Pobrecita, pasame que le hablo. Hola Maga. Estuvo todo bien. No, te prometo que cuando se vaya Macri te vuelvo a traer a las movilizaciones. Ahora es peligroso”.