Los vacíos de Miguelito y don Volante
El Pejerrey Empedernido salió por un rato de las aguas cuarenténicas y se mandó flor de recorrido por parrillitas y parrillones, de esos que hay a la vera de las rutas y a los que no hay con qué darles cuando se trata de mandarse al buche un chori, un cacho de vacío o, por qué no, unos chinchulines bien crocantes.
Leer más