Una Juana de Arco desaforada y feliz
En un debate en el que no se sintió del todo a sus anchas, Lilita mostró aquello que ha sido su marca de estilo y que es el arma fundamental de su seguro triunfo en las legislativas: el desenfado y la brutalidad. A partir de estos recursos armó un personaje que se autoadjudicó la tarea de velar el sueño de los argentinos y de alejarlos de la fea política.
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