La invasión de la privacidad del otro, el control del celular primero; luego, sus intenciones, más tarde sus movimientos, llevan a pensar al otro como una propiedad, como una extensión de uno mismo.

Investigadores del CONICET estudian el impacto que tienen las nuevas tecnologías de los teléfonos celulares, específicamente la aplicación denominada whatsapp, en las vinculaciones amorosas, informa una nota de TN.

Para ello se realizaron estudios con veinticinco jóvenes de 18 a 24 años en las que se recrearon aspectos relacionados con el amor y la comunicación para observar cómo los interlocutores resolvían determinadas situaciones.

Si vamos a referirnos a la comunicación resulta importante saber que hacia 1940 la teoría cibernética de la comunicación explicaba que el emisor de un mensaje lo enviaba a través de un canal hacia el receptor. Esta teoría suponía que los mensajes emitidos incidían directamente sobre sus destinatarios y que los afectaban a todos por igual. El elemento característico de esta teoría sobre el funcionamiento de la comunicación era la preocupación por el emisor del mensaje. Durante la Segunda Guerra Mundial, la propaganda nazifascista fue analizada como instrumento de comunicación que respondía a esa teoría, de allí que se consideraba a los medios como maquinarias omnipotentes de manipulación.

En la época que estamos mencionando ocurrió un fenómeno de masas que marcó el fin de una era y el inicio de otra en el mundo de la radiofonía en particular y de las comunicaciones en general. En octubre de 1938 la CBS puso al aire un radioteatro de una sola emisión. El guión trataba de un noticiero que avistaba a una nave espacial llena de marcianos. Si alguien sintonizaba el programa unos minutos después del comienzo, no tenía cómo darse cuenta de que era un radioteatro. Fue lo que sucedió y millares de personas desesperadas huyeron en sus autos produciendo grandes congestiones de tránsito y escenas de pánico.

Esta situación vivida a raíz de la emisión de La Guerra de los Mundos da lugar a otra forma de pensar la comunicación, ya que en el radioteatro se observa que aunque el emisor del mensaje (el director del radioteatro) manifestaba una intencionalidad –como hemos visto, no se pretendía asustar a la gente- los receptores lo interpretan de acuerdo con criterios particulares.

Los sociólogos y comunicadores sociales han estudiado a fondo los factores que intervinieron en la verosimilitud que alcanzó el radioteatro de Orson Welles y han concluido que en los receptores del mensaje hubo un importante condicionamiento producido por el crack económico de 1929 y en los fantasmas de la inminente Segunda Guerra Mundial. Surge la necesidad de formular otra teoría de la comunicación que contemple la posibilidad de que si bien el mensaje emitido tiene una determinada intencionalidad ella queda sujeta a la interpretación del mensaje. Los teóricos hacen referencia a la resemantización del mensaje.

Resultaba necesaria esta introducción ya que una de las características de la aplicación de whatsapp permite mecanismos de aviso y control de la comunicación. Repasemos: frente al mensaje emitido por un usuario en su celular, la pantalla le muestra un tilde gris, lo cual indica que el mensaje llegó al servidor, el doble tilde gris marca que el mensaje ha sido entregado al destinatario; cuando las dos tildes cambian de color y se tornan celestes es un indicador que el destinatario ha recibido el mensaje, de allí que si éste no responde de manera inmediata, el emisor del mensaje puede suponer que el receptor lo está ignorando, de donde surge la expresión: me clavó el visto.

Como se puede evaluar, el surgimiento del whatsapp parece un retorno de la comunicación en los mismos términos positivistas que la concebía la teoría cibernética. Frente a la emisión del mensaje se impone su transmisión y su arribo al receptor del mismo y lo que es más, se exige la inmediatez en la respuesta. La doble tilde celeste le imprime un ritmo a la comunicación que le impide al interlocutor no estar disponible para el otro.

Unos párrafos sobre el amor porque los investigadores de CONICET lo incluyen en su investigación. En La intrusa, el relato con que Borges abre su libro El informe de Brodie, leemos sobre los hermanos Nielsen. “No faltaron pues –dice el autor- comentarios cuando Cristian llevó a vivir con él a Juliana Burgos”. Eduardo no permaneció indiferente y se enamoró rápidamente de la mujer de su hermano. “El barrio –narra Borges- que tal vez lo supo antes que él, previó con alevosa alegría la rivalidad latente de los hermanos”: El tiempo transcurría y un día Cristian le dijo a su hermano: “Yo me voy a una farra a lo de Farías. Ahí la tenés a Juliana; si la querés, usala”. El arreglo anduvo bien una semanas, pero no podía durar porque los dos hermanos estaban enamorados de una misma mujer. Leemos: “Nadie sabrá los pormenores de esa sórdida unión que ultrajaba las decencias del arrabal”. Borges afirma que todas las soluciones habían fracasado menos la última por lo cual los hermanos se abrazaron casi llorando. Ahora los ataba otro vínculo: la mujer tristemente sacrificada y la obligación de olvidarla.

Se percibe en la trama argumental de La intrusa de Borges que sólo se puede tener acceso al goce sexual a través de la degradación y/o la sobrestimación del otro. Freud en uno de los textos que conforman su Psicología de la vida amorosa sostiene que “la degradación psíquica del objeto sexual, a la par que la sobrestimación es reservada para un objeto incestuoso y sus subrogados. Tan pronto se cumplen estas condiciones, la sensualidad puede exteriorizarse con libertad, desarrollar operaciones sexuales sustantivas y elevado placer”.

El amor homosexual sublimado entre hermanos es producto de la sobrestimación de ambos. Tan intensa es la sobrestimación que la relación heterosexual la pone en peligro y convierte a la mujer en una intrusa. Los dos hermanos intentan degradar su objeto sexual como una forma de alcanzar el placer. Tan pronto se cumplen esas condiciones, el vínculo entre hermanos parece puesto en riesgo, de allí que la situación desemboca en una tragedia.

Los investigadores del CONICET afirmaban que uno de los hallazgos de la investigación fue observar que las nuevas tecnologías motivaban escenas de erotismo y violencia. Nada más cierto después de haber leído La intrusa. Las nuevas tecnologías –whatsapp incluida- parecen funcionar como una extensión de lo que sucede con los usuarios, sobre todo en aquellos que han establecido una vinculación amorosa.

Los mecanismos de aviso y control que pone en práctica el dispositivo whatsapp le permiten al interlocutor ver debajo del nombre y apellido del usuario unos mensajes que advierten:

en línea…

escribiendo…

grabando audio…

última vez hoy a las 23:30…

Estos mensajes le permiten al emisor del mensaje penetrar en la privacidad del interlocutor y saber que no sólo que recibió nuestro mensaje; también si está en línea atento a lo que se le transmitió, si está por respondernos a través de un texto escrito o grabado; saber la hora en que se comunicó por última vez de lo cual se deduce rápidamente la hora en que pudo haberse ido a dormir, o si salió de su hogar, etc.

La invasión de la privacidad del otro, el control del celular primero; luego, sus intenciones, más tarde sus movimientos, llevan a pensar al otro como una propiedad, como una extensión de uno mismo. De allí la erotización que eso provoca o la violencia que genera si el otro intenta negarse o desplazarse del lugar asignado.

Resulta necesario  hacer la crítica de todos estos dispositivos impulsados por la tecnología y el afán de comercialización y consumo, lo que nos parece vano es tratar de responsabilizarlos de nuestra condición de ser humanos.