Horacio Rodríguez Larreta y su ministra de Educación, Soledad Acuña intentan mover otra pieza en su juego favorito, el “Si pasa, pasa”. Y una vez más las balas apuntan hacia la Educación Artística. El objetivo ahora son las Juntas de Calificación, a las que quieren hacer desaparecer.
Las Escuelas Artísticas vienen resistiendo intentos de traslados, fusiones y desfinanciamiento. Ahora quieren cerrar las Juntas que le dan especificidad al área y fusionarlas con las Escuelas Normales. ¿Qué significa esto? Es un atentado directo a lxs docentes que ejercen su profesión en un área que posee más de 250 materias y cargos.
El intento de fusión no responde a ninguna necesidad pedagógica, sólo a cuestiones presupuestarias y una manera más de cumplir con el gran pedido del FMI, ajustar el Estado.
Su concreción resultará un impacto en futuros listados para acceder a los cargos. Atentará contra la calidad educativa y afectará los concursos de ascenso ya que, a la hora de defender títulos, cursos y antecedentes culturales y pedagógicos faltará la mirada de los distintos lenguajes de las disciplinas artístiscas.
Las Juntas de Calificación son las encargadas de supervisar y controlar el proceso de inscripción, clasificación e instrumentación de los concursos docentes para titulares, interinos y suplentes. Su fusión se inscribe en la ley “Abrevaya” votada por el PRO en el año 2011 y que, además de eliminar sus funciones históricas, modifica su representación que consta de nueve miembros cada una, seis en representación de los docentes, surgidos de elecciones directas cada dos años (es decir, por sus pares), y tres nombrados por el ministerio de Educación. Para su reemplazo, crearon la Comisión del Registro y Evaluación de Antecedentes Profesionales (COREAP) cuyos integrantes serán elegidos por el Poder Ejecutivo.
Fueron por la Escuela de Cerámica, por el traslado del Rogelio Yrurtia, no llegan las partidas para continuar con la construcción de la Escuela Jorge Donn, mientras lxs alumnxs reciben clases en lamentables cubículos de durloc, que no cumplen con las mínimas condiciones pedagógicas y de salubridad.
Está claro que Larreta y Acuña quieren desguazar a las escuelas artísticas y con ello, abortar toda educación que desarrolle distintos lenguajes creativos.
Una vez más, docentes, alumnxs y la comunidad educativa artística realizan acciones que impidan la ejecución de esta medida: “no pudieron con la Escuela de Cerámica, no podrán con la Junta de Calificación”, exclaman.
Imposible no detenerse frente a los carteles pegados en la puerta
Mientras tanto, en otro rincón de Ciudad Gótica
de la tradicional Escuela Normal 4 y Liceo 2 donde denuncian la invasión de ratas. Sí, en pleno barrio porteño de Caballito, las ratas parecen decididas a estudiar y formarse y, para ello, se presentaron en patota en la escuela lindante con el Parque Rivadavia.
En la mañana del viernes 21 de junio, docentes y alumnxs denunciaban, en los cortes de semáforo en la intersección de las calles Acoyte y Avenida Rivadavia, esta situación.
¿Alguien cree que es posible tener la mínima concentración para formarse cuando a su lado camina una rata? Quizás, sólo en el universo de Ratatouille.
En la Ciudad de las ratas, el tuerto es Rey.
En tanto, en la escuela Isauro Arancibia, el secretario General de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), Eduardo López, junto a la comunidad educativa denunciaban las lamentables condiciones edilicias en las que continúa el edificio, luego de haberse realizado una obra millonaria, y reclamaron por condiciones dignas para enseñar y aprender.
“¿Cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten los vicios, y que el Gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos?” -expresó oportunamente Manuel Belgrano.
Quizás sea el momento de reivindicarlo de verdad. Hemos pasado un 20 de junio del 2019 en el que el presidente Mauricio Macri no sólo no fue al Monumento a la Bandera, sino que utilizó a niñxs de primaria para hacer un acto donde Belgrano y la bandera fueron los grandes ausentes y “los” Moyano los presentes (lxs niñxs aún se preguntan qué papel jugaron Hugo y Pablo en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma para que el presidente esté tan enojado) y con un gobierno en la Ciudad de Buenos Aires que ha decidido destinar sólo un 17 por ciento de su presupuesto a la educación, mientras gasta millonadas en asfaltar la avenida Corrientes, en arreglar todas las calles de la ciudad a la vez o en hacer una autopista donde los caños están sueltos y no pasan dos camiones a la par.
Mientras Larreta gastó 109.508.529 millones de pesos en un mes en su campaña publicitaria del “Plan 54 escuelas”, de las cuales solo fueron construidas 10, la educación pública está en riesgo y el PRO lentamente avanza en su destrucción.
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