En diciembre pasado el Transnational Institute (TNI), una ONG que articula mundos académicos y movimientos sociales, invitó al geógrafo marxista David Harvey a exponer sus ideas en una conferencia que se desarrolló en Amsterdam. Una de sus ideas más atractivas: la de un capitalismo que funciona con consumos de temporalidades mínimas y experiencias que se agotan al instante. Sin obsolescencia, el capitalismo moriría.
David Harvey, británico, octogenario, géografo, marxista, es conocido y sumamente leído y respetado en el mundo académico. Viene investigando y publicando sus ideas desde fines de la década del ’60. En la presentación del texto Thomas Marois, profesor de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres y miembro del TNI, destaca los numerosos e importantes aportes de Harvey. Lista sus numerosos libros, algunos de los cuales se han convertido en material ineludible para los cientistas sociales. En El nuevo imperialismo ha acuñado el término de ‘acumulación por desposesión’ con el que intenta dar cuenta de los nuevos procesos de colonización imperialista. Señala Marois que a diciembre del 2019 Harvey fue citado más de 243.000 veces en publicaciones académicas y destaca su papel en el análisis y la comprensión de las tendencias actuales del capitalismo
Llegado a este punto se te plantean, estimado lector, tres opciones:
- Continúa leyendo para enterarte de las ‘razones’ que tiene, según el leal saber y entender del autor de la nota, David Harvey para ser anticapitalista, o
- Abandona presto la lectura del exégeta y dirígete al original
- Termina de leer la nota y luego te agencias del texto de Harvey y profundiza, corrobora o rectifica lo leído
Para los que opten por las opciones b) y c) dejo acá el link a la publicación digital traducida, sin traiciones, por Paula Vasile http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20200430034259/Razones-para-ser-anticapitalistas.pdf
¿Cómo comienza? De movida nomás David Harvey menciona que abandonará su propósito inicial de hablar sobre cómo “el capital se materializa, en gran parte, a través de la construcción urbana, el establecimiento de relaciones sociales en la ciudad, la organización del espacio en la ciudad”, un tema que ha ocupado buena parte de su reflexión para referirse a “una cuestión que conozco más en profundidad: qué está ocurriendo con el capital hoy en día, cuál es el problema con el capital, cuáles son sus contradicciones”. (p. 24)
Se evidencia en Harvey su intención de ser lo más pedagógico posible. Thomas Marois cuenta que la primera vez que lo escuchó, año 2004, un miembro del público le preguntó a D.H., pionero en los estudios identificados bajo la denominación de geografía radical de base marxista si alguna vez había considerado “leer algo en el campo de la geografía crítica”, sugiriéndole que dicha lectura “tal vez podría serle de utilidad”. Marois relata el silencioso asombro y estupefacción del resto de los asistentes pero acota también que lejos de escandalizarse o sacar a relucir pergaminos Harvey agradeció gentilmente la pregunta y dijo que “había leído alguna cosa de geografía” y que ciertamente la sugerencia podría serle útil para refinar sus ideas. Thomas Marois concluye a partir de esto “que todos y todas deberíamos seguir esforzándonos por explicar cuanto se nos solicite y militar por un futuro mejor. Sin lucha social no hay justicia social, como Harvey continúa enseñándonos” (p. 20)
La conferencia está estructurada en cinco apartados: La acumulación infinita del capital, De la libertad individual al proyecto colectivo, De la tasa a la masa, La temporalidad mínima como consumo perfecto y, por último, las Razones para ser anticapitalistas.
Capitalismo mariposa
El esquema argumentativo de Harvey parte de señalar la peculiaridad, ya planteada por Marx, de la forma dinero en cuanto a la posibilidad de su acumulación sin límites y de la aniquilación del espacio a través del tiempo. En textos anteriores Harvey se ha referido al dinero como la ‘forma mariposa’ del capital por su capacidad de aletear e instalarse por doquier a diferencia de otras mercancías. Esta peculiaridad ha cobrado, señala Harvey, un nuevo impulso a partir de 1971, cuando la forma dinero se independizó de su sustento material y los bancos centrales se convirtieron por tanto en los nuevos árbitros del dinero mundial: “Cada vez que se desata una crisis, dicen que saldremos de ella, de hecho, emitiendo más dinero. Esto es lo que llamamos expansión cuantitativa”. (p. 30)
Esto –dice Harvey- no es más que la consecuencia lógica de la necesidad intrínseca del capital hacia el crecimiento ya que…
…la principal motivación de la economía capitalista es la ganancia, lo que quiere decir que, al final del día, hay más de lo que había al comienzo de la jornada. No se trata solo de tener más al final del día, sino de que parte de ese excedente se reinvierta en generar más y más. Por ende, el crecimiento es significativo. (p. 34)
En su presentación Thomas Marois cita a Gregory Albo quien,
…aludía a la relevancia de las consideraciones de Harvey para entender “la contradicción ineludible en las relaciones sociales capitalistas entre la inmovilidad necesaria para la producción de valor y la fluidez de la circulación de mercancías y capital monetario en procura de la maximización del valor de cambio. (p. 17)
A partir de esta constatación inicial Harvey avanza en dos direcciones.
En la primera señala la necesidad de un proyecto colectivo de superación del capitalismo ya que éste ha construido “un mundo de esclavitud salarial, peonaje por deudas, desigualdad. Y usa esta noción de libertad individual como principio rector que debemos aceptar como parte de lo que somos” (p. 36). Esta necesidad se manifiesta en la “demanda de una nueva alternativa” y en el cuestionamiento de un sistema que no funciona;
En la segunda, planteando el problema del excedente de capital producido. Harvey se detiene en este punto para analizar ‘otra’ inviabilidad del capitalismo. Ya no sólo el ‘problema’ de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia sino también el aumento de la masa:
…la masa creciente se vuelve determinante en muchas áreas, ya que, hacia el final del capítulo sobre la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, Marx plantea cómo se absorberá esa masa. Hay un problema de consecución, ya que si hay una masa de capital en aumento también existe una masa de mercancías, nuevos productos básicos que serán absorbidos. (p. 48)
Aparece acá uno de los temas a los que David Harvey ha dedicado buena parte de su trabajo: esa masa de nuevos productos como el plástico se acumula en los océanos, forma gigantescas ‘islas’ y termina incorporándose a la fauna marina. La producción de estas mercancías vuelca a la atmósfera cantidades de dióxido de carbono como nunca antes en la historia de la humanidad[i]
Obreros del mundo, consumíos
Pero no es sólo la producción de mercancías ‘físicas’. El capitalismo necesita, como contrapartida de esta producción creciente, aumentar el consumo y el consumo ‘perfecto’ es aquel que posee una “temporalidad mínima”[ii]. ¿Cuáles son aquellos productos que garantizan un ‘consumo perfecto’? Harvey retoma en este punto a Guy Debord: los espectáculos. El consumo de ‘experiencias’ que se agotan instantáneamente, la “economía Netflix” que ostenta “una capacidad de comercialización fantástica. Y su consumo no es excluyente, millones de personas pueden mirar, por ejemplo, el último episodio de Game of Thrones y en una hora terminó, se acabó”. (p. 55)
La otra ‘experiencia de consumo inmediato’, aún más relevante y preocupante, es el turismo. La famosa ‘industria sin chimeneas’ sin embargo genera un gigantesco movimiento de personas[iii] y con él nuevas y crecientes emisiones de dióxido de carbono.
Llegado a este punto Harvey se encuentra en condiciones de concluir y exponer sus ‘razones para ser anticapitalistas’. El capitalismo ha traído, es sabido, consecuencias terribles para la clase trabajadora: “…en lugar de la explotación velada por ilusiones religiosas y políticas, ha establecido un régimen de explotación abierto, descarado, directo y brutal” (Marx y Engels, 1999: 99)
Pero algo que Marx no mencionó –y creo que, en la actualidad, es uno de los principales motivos para oponerse al capitalismo– tiene que ver con el hecho de que no podemos continuar con tasas de crecimiento compuesto por los próximos cien años, desde un punto de vista medioambiental y ecologista. (p. 62)
Es a partir de esta constatación que David Harvey nos provoca y convoca (en sus sentidos etimológicos iniciales) porque,
…un crecimiento compuesto eterno no es una propuesta viable. Algo distinto debe ocurrir y ocurrirá, ya que el sistema entraña esta contradicción interna que creo puede resumirse mejor por medio de la siguiente idea: en la actualidad, el capital se ha vuelto demasiado grande para fallar, pero se ha vuelto demasiado monstruoso para sobrevivir. (p. 66
Si algo ha dejado claro a esta altura del partido David Harvey es su anticapitalismo pero, como suele suceder, las ausencias dicen tanto como las presencias. El capitalismo es, a la manera de un cantautor argentino, ‘un monstruo grande y pisa fuerte’ y Harvey no lo ‘blanquea’ con ningún atenuante. En vano se buscarán en el texto los adjetivos ‘salvaje’ o ‘neoliberal’. Es el capitalismo y punto. No hay aquí concesión alguna pero…su agente y creador, la burguesía, tampoco es mencionada ni una vez en el texto. Tal vez sea simplemente una condescendencia al auditorio, tal vez.
[i] “…en ningún momento en los últimos 800.000 años las concentraciones de dióxido de carbono superaron las 300 partes por millón, al menos hasta el año 1960, cuando el nivel de concentración superó esa cifra, que ahora ronda las 417 partes por millón. En otras palabras, en ningún momento en los últimos 800.000 años las concentraciones de dióxido de carbono alcanzaron el nivel que tienen hoy, lo que evidencia que el problema del calentamiento global actual se debe a que la masa de este compuesto químico en la atmósfera ya es tan grande que, incluso si redujéramos la tasa a cero a partir de ahora, el hielo del Ártico igual se derretiría, como también así la mayoría de los glaciares de Groenlandia” (p. 49)
[ii] “Si el capital produjera productos duraderos, el capitalismo ya hubiese muerto hace mucho tiempo, ya que no hubiera tenido un crecimiento exponencial. Por ello, debe comenzar a producir artículos que desaparezcan, que se rompan, o que se vuelvan obsoletos, como ocurre con los celulares […] la economía capitalista implica una obsolescencia inmediata de absolutamente todo” (p. 54)
[iii] “…el número total de viajes en todo el mundo alrededor de 2006 o 2007 era de 800 millones, después de haber pasado épocas difíciles. En la actualidad, el turismo ha aumentado a 1400 millones, es decir que aumentó unos 600 millones en la última década” (p. 56)
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