A veces una foto es más que eso, a veces una foto sirve para ayudar. Y más de un centenar de fotógrafos se reunieron estos días para hacer que eso que alguna vez fue un click se convierta en la posibilidad de darle una mano a la Garganta Poderosa para que puedan seguir haciéndole frente a la situación -complicadísima- que se vive en los barrios en medio de la cuarentena y el zarpazo del Covid. Fotógrafes x los barrios es el proyecto y busca ayudar a quienes peor la llevan en un contexto como este. (Foto de apertura: Lilian Andrade)

Un niño de la comunidad Pu Lof sostiene a una cría de animal en el medio de una vía. Es 2017 y buscan a Santiago Maldonado en las cercanías. La foto la sacó Rodrigo Caballero, que viajó al sur argentino para ver cómo se vivía en las comunidades la desaparición del joven. Fue como parte de La Garganta Poderosa. Una postal de Constitución triste y melancólica, un día lluvioso de 2004, de la serie Buenos Aires Zona Sur, de Constanza Niscovolos. Dos asientos de un vehículo en pleno descampado, casi una postal de Sam Shepard, en la fotografía de Claudia Conteris que se llama Sala de espera en la gomería, tomada en Zárate, en 2016. Norita, muchas Noritas Cortiñas. Hay un Charly García de Nora Lezano. Un retrato de Alejandro Urdapilleta, de 1999, tomado por Alejandra López.  Hay mucho más. Son 130 fotógrafos que se unieron para un objetivo que va mucho más allá que difundir una obra. Es buscar a través de ellas producir algo más, una ayuda concreta y material en una situación que se va de las manos en los barrios populares. Es que en este proyecto que se llama Fotógrafes x los barrios, las imágenes fueron cedidas por sus autores y estarán a la venta hasta el 16 de mayo para con lo recaudado (cada foto impresa de 20 x 30 en papel de alta calidad y entrega a domicilio vale $1400) ayudar a la gente de la  Poderosa en este contexto de cuarentena que agrava lo que ya de por sí se vive a diario.

Entre todas las firmas de fotos, la de Yamila Aquino, fotógrafa de La Garganta. Ella celebra la alternativa que surgió para ayudar a los barrios que están en emergencia. La foto que eligió para el proyecto la tomó en Brasil, a donde había viajado para cubrir la detención de Lula. Se ve a una niña con gesto chinchudo. Yamila cuenta: “Se había enojado porque se le había caído el helado y capturé ese momento en ese lugar”. Lo que vemos de fondo es tierra indígena de Jaraguá de Sao Paulo, al sureste de Brasil, y la niña pertenece a la comunidad guaraní Arapotu. Sobre la situación de los barrios populares en la ciudad el Buenos Aires, dice: “Estamos bancando un montón de necesidades día a día. En mi barrio teníamos una sola olla el fin de semana y cuando arrancó la cuarentena tuvimos que agregar tres. La situación en emergencia es tremenda y no cubrimos todas las necesidades. No podemos tampoco comprar elementos de higiene ¿Cómo vamos a poder cuidarnos y prevenir así?”.

En estos días había sido la Poderosa la que se había encargado de dar a conocer el primer caso de una persona infectada con el Covid y las falencias en el protocolo para prevenir el contagio, además del desamparo que sufrirían los familiares de la mujer enferma. Al 10 de mayo, en el sitio de la revista informaban: 373 casos en la Villa 31, 120 en la 1 11 14 y 519 en los barrios populares de CABA. “Hay un montón de emergentes que en el día a día organizándonos vecinalmente intentamos cubrir -cuenta Yamila-, al tiempo que respetamos las medidas preventivas para no exponer a nadie. Con un grupo de vecinos que le pone el cuerpo cubrimos a la población de riesgo, les acercamos comida de nuestras ollas, nos comunicamos y les preguntamos cómo están en sus casas. Por ahora podemos bancar ese distanciamento y las ollas gracias a las colaboraciones. Eso es un gran aporte para nuestros barrios”.

El coronavirus vino a acentuar situaciones de desamparado preexistentes. La foto de Lilian Andrade de uno de los pasillos de la Villa 31 muestra algo de eso. Ella cuenta: “Soy vecina y parte de la asamblea en la villa 31 y fotógrafa en la cooperativa de la Poderosa. Ahí me enteré de la iniciativa. Me pareció increíble y varies nos sumamos. La foto es de uno de los pasillos que venía teniendo problemas con el agua. Para mí es un pasillo muy especial porque viven vecinas que aprecio muchísimo porque me recuerdan a mi mamá que está lejos. Pasar por ahí siempre me hace sentir bien porque voy a ver a Ramona, Victoria, Susy… me alegran el día”. Lilian suma a lo que dice Yamila: “El día a día es complicado. Sabemos que hay que quedarse en casa pero también sabemos que nosotres paremos la olla. Mantener el comedor abierto ayuda a mucha gente”. Cada jornada de Lilian empieza temprano. Ella vive con su hermana. Se levanta y va al comedor. Ahí limpian, desinfectan, ordenan y preparan la comida, que lleva muchas horas, desde mediodía hasta las nueve, cuando está todo listo. “Muchas veces hay que hacer un montón de cosas y cansa pero sabemos lo importante que es mantener ese espacio”, dice. Y sigue: “Es difícil porque mucha a veces les vecines vienen y no alcanza la comida y tenemos que decir que ese día no van a comer y comunicar eso es durísimo. Venimos llevándolo con todo el orgullo posible y con toda la fuerza también. Esto se recrudeció, pero no sucede desde hace un par de días. Pero sé que no estoy sola, que hay una asamblea detrás para ponerle el pecho a la situación y sabemos todos que la salida es colectiva”. Con esa misma idea de que nadie se salva solo, estos más de cien fotógrafos armaron este proyecto, porque a veces una foto es mucha más que una imagen y mil palabras, a veces una foto puede dar una -gran- mano.

 

Para más info se los puede contactar por Instagram: @ fotografesxlosbarriosy por Facebook: fotografesxlosbarrios.

 

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