Atraso en el pago de sueldos, escuelas que se caen a pedazos. La Patagonia está mostrando a sus habitantes su cara menos amable. Un gobierno sin respuestas ni voluntad de solucionar los problemas ha llevado a los chubutenses a reclamar por sus derechos.
Las marchas, las asambleas y las ollas populares son las marcas visibles del invierno patagónico que se vive en Chubut. La semana empezó con una segunda marcha de Antorchas multitudinaria en la ciudad de Puerto Madryn. La baja sensación térmica no frenó uno de los momentos más significativos de la lucha que los trabajadores estatales de la provincia llevan adelante desde hace un mes.
Todo empezó en la primera semana de julio, cuando el gobierno anunciaba que no contaba con los recursos para hacer frente al pago de los sueldos de los empleados estatales. Entonces llegaron los reclamos de ATE, el sindicato que reúne auxiliares de la educación y trabajadores de la salud, docentes, trabajadores viales. Hasta jueces pararon. Los sueldos fueron “apareciendo”. Primero para la policía, después para los docentes. Los jubilados recién cobraron en la tercera semana del mes. No es distinta la situación en agosto. Una vez más el gobierno lanza declaraciones provocativas: “La plata no aparece haciendo paros”. Esto fue lo que dijo en su última aparición el gobernador Mariano Arcioni.
Hace un mes que las escuelas no tienen clases. Los hospitales públicos solo atienden guardias mínimas y no cuentan con recursos para insumos básicos. La obra social de los trabajadores de la provincia sólo funciona esporádicamente. La situación es insostenible. Los derechos de los trabajadores están siendo avasallados por varios frentes.
El funcionarios del gobierno siguen con sus apariciones en entrevistas telefónicas: el pago será escalonado y los sueldos se irán depositando en el transcurso del mes. Mientras tanto, algunos trabajadores ya no cuentan con sus ingresos habituales porque una de las primeras medidas fue suspender el pago de las horas extras, y en consecuencia, no se puede garantizar el funcionamiento de varios establecimientos.
Las elecciones PASO tuvieron como escenografía escuelas con condiciones edilicias precarias. Durante el domingo de las elecciones nacionales quedó visibilizado otro de los fuertes reclamos: algunas escuelas se llueven, otras no tienen calefacción y algunas han estado funcionando sin ser un espacio seguro para los estudiantes. Todos los niveles, están afectados. El frente de las escuelas muestra en cada barrio la misma bandera: “Docente que lucha también está enseñando”.
El masivo movimiento de antorchas de la última marcha reunía a dos institutos de formación docente y artística. Es un ejemplo de la crisis educativa. Unos 2000 estudiantes están en riesgo: las clases se dictan en escuelas “prestadas” por una serie de acuerdos que el gobierno provincial hizo, pero que no respalda ni garantiza. Sin personal auxiliar, dejan de funcionar.
El reclamo es contundente: defender la educación pública. Se sumaron estudiantes, familias, directivos y vecinos. La marcha siguió hasta el mar. En cada asamblea, en cada caminata y en cada reunión de trabajadores estatales se piensan acciones conjuntas. Cómo seguir para que el gobierno cumpla. Los sueldos no están, sí las acciones colectivas.
Esta semana se produjo el corte la ruta provincial N° 3, la que nos une con el resto de un país que aún no se ha enterado que vivir en la Patagonia ya no es lo mismo que años atrás. La Patagonia se puso más hostil. La siguen salvando los paisajes, la fauna, los colores y también los trabajadores que resisten la embestida contra sus derechos. A una semana de una marcha provincial histórica en la capital provincial, le siguieron manifestaciones artísticas, ollas populares y micrófonos abiertos para intentar ponerle palabras a la crisis.
Atrás quedó el mensaje de un gobernador que pedía la comprensión de los trabajadores. “Estamos complicados”, decía. Por lo pronto, para la social chubutense terminó el momento de comprender. Ahora es tiempo de resolver. En el gobierno aseguran que no tienen las herramientas financieras necesarias. Dicen que han cumplido, pero que será un mes complicado. Y eso está pasando.
“No tenemos la plata abajo del armario, estamos trabajando y pedimos a la grandeza de los gremios”, repiten los funcionarios mientras se suceden renuncias y portazos en el gabinete. Oscar Antonena asumió como nuevo ministro de Economía. Nuevo ministro, viejos problemas. En el acto de asunción dijo sus primeras palabras: “Estamos trabajando para poder depositar el primer tramo de sueldos”. Sólo a una parte de los empleados estatales, hay que aclarar.
La gran misión de los chubutenses por estos días parece casi imposible: hacer cumplir sus derechos; además de enfrentar una gestión que no logra acomodar los números que provocaron una crisis que empezó bastante antes de las elecciones del domingo y de la suba del dólar. Muchos antes de las últimas medidas del presidente Macri.
¿Querés recibir las novedades semanales de Socompa?