A 20 años de la instalación de la Carpa Blanca frente al Congreso, Socompa recupera –para coleccionar, pero también para pensar – el aporte que los caricaturistas argentinos hicieron, poniendo el lápiz y el cuerpo, a la lucha de los docentes argentinos.
En su primera conferencia sobre “La verdad y las formas jurídicas”, en un lugar tan exótico para un europeo como Rio de Janeiro y en un año tan lejano como 1964, Michel Foucault jugaba con la idea de que las prácticas sociales producían dominios de saber. Y, se sabe, el saber es una herramienta del poder, pero también puede serlo del cuestionamiento del poder. Es, en definitiva, cuestión de paradigmas, que no es otra cosa que la disputa sobre lo que vale o lo que no, según quien esté ganando.
La historieta, en cuanto práctica social y constructora de saber, con sus tensiones, juega en esa producción. Y en ese contexto el humor gráfico se inscribe desde mucho antes y por derecho propio en esta historia.
Lo anterior es apenas una cita que juega como excusa para presentar esta colección de los mensajes (¿qué otra cosa son?) que muchos de los más conspicuos historietistas (o caricaturistas, o como los quieran llamar) argentinos produjeron ahí, en la Carpa Blanca de 1997 – de cuya imposición en la realidad se cumplen 20 años -, dibujando con y para los maestros.
Los pueden ver acá.
Están Quino, Fontanarrosa, Sendra, Daniel Paz con y sin Rudy, Cilencio, Tacho, Rep. Todos y cada uno de ellos estuvieron, en aquel lejano y cercano 1997 en términos de realidad política, en la Carpa Blanca y aportaron sus dibujos, historietas, crónicas de resistencia.
Lo hicieron igual que aquel cura franciscano, Francisco de Paula Castañeda, que en el Buenos Aires colonial de principios del Siglo XIX dibujó un burro que rebuznaba “Viva el Rey”.