Algunas líneas sueltas para tratar de poner los ejes que atravesaron estos primeros cinco años de Socompa, un medio del que estamos orgullosos pero tratamos de mejorar todos los días.
Escribo estas líneas después de leer y editar la nota que Eduardo Blaustein escribió para los cinco años de Socompa, que maravillosamente se cumplen hoy, 30 de diciembre.
También la leí para no “pisarnos”, como sugirió Edu, y por el placer de leerla. De ahí en más me quedó un territorio marcado para escribir, no por imposición, sino por la complementariedad de la “nota dos” del viejo y querido periodismo gráfico.
Porque si hablamos de Socompa, de periodismo se trata y por eso tomo apuntes.
No hablaré de la VERDAD, ni de la REALIDAD, ni de la OBJETIVIDAD, ni de la pasión opinóloga y operante que son metástasis mortal del periodismo desde ambos lados de la supuesta grieta.
Tampoco hablaré de esa perversión que se autodenomina PERIODISMO MILITANTE (militancia es, en todo caso, otra cosa: jugarse la vida por una idea, aunque por plantearla así me acusen de resto arqueológico de los ’70), que pregonan mediocres de un lado – supuestamente el nuestro – y niegan del otro jugándola de esa otra perversión llamada PERIODISMO INDEPENDIENTE.
Al pensar en Socompa, me remito a los maestros – de antes y de ahora -, de los que trato todos los días de aprender aunque ya me enseñaron casi todo: Walsh, Orwell, Pajarito, Wolfe, García Márquez, Raab, Mailer, Woodward-Bernstein, el equipo de Spotlight en Chicago, mi compañero de andanzas en la investigación sobre la CNU Alberto Elizalde Leal, el Patán que siempre enseña a escribir aún desde sus repeticiones y, claro, a mis compañeros en esta aventura que cumple un lustro.
De esos buenos periodistas hay en los medios hegemónicos y en los supuestamente resistentes, aunque deban desafiar todos los días las líneas editoriales.
Toda gente talentosa y jugada, pero que entiende que el periodismo es un laburo con el que uno se gana la vida, para comer y no para convertirse en una estrellita de pontificaciones efímeras y/o en un acrítico instrumento de una política editorial.
Hacer periodismo es muy sencillo, pero ser alienado, vendido, operador – de uno u otro lado -, mediocre es mucho más fácil.
Si algo tengo para decir de Socompa, es que hacemos periodismo en serio, del oficio, en un momento en que los territorios periodísticos oficiales y/u opositores están mayormente copados por los operadores y las figuritas al mejor postor.
Porque no hacemos periodismo militante ni periodismo independiente, hacemos periodismo de frontera: Independiente de toda patronal o interés económico, simplemente comprometido con el periodismo, el del oficio.
Es un periodismo comprometido, sí, pero su compromiso es con los hechos y con los lectores. Con nadie más. Y cuando opinamos o analizamos, lo hacemos diciendo desde dónde, para que nuestros lectores tengan todos los elementos para juzgar lo que le decimos.
Y lo hacemos todo gratis – por deber y por placer – porque nos ganamos la vida escribiendo en otras partes.
Llevamos cinco años haciéndolo y en ese tiempo acumulamos casi tres millones de lecturas y algo mucho más valioso que una simple cifra: el apoyo y la fidelidad de quienes día tras día nos buscan para leernos.
Los cinco años de Socompa los celebramos junto a ustedes.
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