Puede que las elecciones 2019 se definan por un pelito, puede que no. Ambas fuerzas disputan el triunfo en núcleos reducidos e irreductibles. Con cancha inclinada, ¿cómo asegurar la derrota del macrismo?
Por una razón un tanto disparatada, esta nota nace del recorrido del muro de un señor en Facebook. El señor es dueño de una inmobiliaria más bien chica. Creí al buscarlo por cuestiones que acá no interesan que se trataba de un amigo de unos amigos filoká. No. El señor de la inmobiliaria pequeña es un antiká rabioso, no podía ser amigo de esta gente, y no solo por cuestiones políticas, sino también estéticas.
El muro de FB de este señor –supongo que como miles- resultó en sí mismo un focus-group. El señor-en-sí-mismo representa –incluyendo soberbia ignorante y amargura- a ese muy numeroso grupo social que detesta al kirchnerismo básicamente por “la corrupción” y por “peronismo”. Odia con menos énfasis al macrismo por el desastre económico. Entiendo que en la disputa crudelísima por ganar votos de ese sector de odiantes –y otros varios menos enfáticos en su opinión política- se pueden definir las elecciones.
Cuando las balas no entran
Maticemos. Para decirlo mejor el Frente de Todos no va a ganar votos (alguno, quizá; o más si estallara el dólar) en esa porción social tan definida por más que se corra al centro. Ese señor seguramente representa a odiantes del kirchnerismo que más que seguramente se alimentan de información hegemónica, aun cuando muy posiblemente sepan o intuyan que la hegemónica tira para un lado e incluso manipula. No es necesario que ese señor que se presenta públicamente en su muro como muy astuto y superior moral e intelectualmente a la clase política se crea todo lo que digan Majul, Feinmann o Leuco. Como dijo aquel presidente de los EE.UU. respecto de Anastasio Somoza, acaso este señor focus-group diga de algún periodista oficialista “Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.
El señor de la inmobiliaria más bien chica, a quien mucho más que seguramente le va pésimo con la gestión macrista (hay datos duros-durísimos sobre la baja de escrituras no solo en CABA), representa acaso cierta clase media seudoinformada. Para volver a comprimir la idea pero de otro modo: este caballero representa, dada la grieta, a quienes dividen el mundo en corruptos peronistas versus ineptos gestores de la economía en el presente. Temo que esta gente elegirá a ineptos antes que a corruptos. Temo que estos señores inteligentes e informados de ciertos sectores de la clase media no saben –literalmente- ni un cinco por ciento de los casos de corrupción estructural macrista, ni de operaciones judiciales atroces, o que naturalizan que en el alto mundo empresario se haga guita como sea. Porque ellos quisieran hacer esa guita, pero no robando de manera tosca, revoleando bolsos a lo negro cabeza, sino con estilo. Temo que a este señor focus-group no le penetren las balas. Él posa sobre un yate mostrándole a su hija el ejemplar de lo que pescó. Es verosímil pensar que se compró el yate cuando hizo buena guita, durante el kirchnerismo.
Pero a este señor –grupo social- no le entran las balas.
Desde qué lado ladrar en campaña
Vamos a otra zona –con perdón- dramática de estas elecciones. Veo también en Facebook cantidad de gente que corre por izquierda los spots electorales o declaraciones públicas de candidatos del Frente de Todos. Entienden que están siendo demasiado blandos, demasiado moderados. Entiendo, y los entiendo, tengo las mismas dudas, que piensan que la crítica económica al macrismo no es lo suficientemente contundente o furiosa. Lo cual dispara preguntas recurrentes: En campaña, ¿las cosas se resuelven ladrando por izquierda –como parecen entender los críticos- o ladrando por derecha, como parece que resuelven Bolsonaro, media Europa y el macrismo? ¿Esta sociedad quiere que le ladren por izquierda? ¿Esta sociedad tiene capacidad de escucha para los cuestionamientos por izquierda? O antes: esta sociedad, dado el blindaje mediático y el clima cultural antipolítico, autoritario, resentido, violento, ¿accede a la información sobre la corrupción macrista o entiende que el desastre económico deviene de tales y tales asuntos técnicos y concepciones ideológicas –y negocios- del Gobierno?
Okey, C5N lidera desde hace unos meses el rating de los canales informativos de cable, eso está bueno, aunque C5N comienza a ponerse cerradito y gritón, y repetido. ¿Ese rating de C5N representa a cuánta sociedad?
Con TN y sin TN
Entonces, está el señor de la inmobiliaria que no vende ni un dos ambientes, tan porteño (o cordobés de Córdoba capital), tan que se cree muuuuy inteligente y muuuuuy puro versus una clase dirigente de mediocres y ladrones. Retomamos: el inteligente sencillamente ignora olímpicamente el grado de corrupción de la gestión macrista, inherente al capitalismo neoliberal salvaje, al salvajismo capitalista argentino y a los negocios amistosos de la familia Macri y unos pocos grupos económicos o empresarios y parientes cercanos.
¿Cómo demonios se gana el voto de ese señor, aunque desprecie al presidente por inepto o pelotudo y la pase él mismo, el señor, para el orto?
¿Y qué pasa con los sectores populares que votaron macrismo y no consumen TN y acaso –sobre todo los más jóvenes- no entran nunca a un portal informativo? Si lo pensamos bajo el paraguas de la palabra “conurbano” se supone que votarán Frente de Todos. ¿Lo votarán todos los conurbanos, los Gran Rosario, los pobres o empobrecidos de Córdoba, los de las muchas villas –y los comerciantes- de Mar del Plata? Más preguntas: si Crónica TV es un “consumo cultural popular”, ¿qué miran las audiencias de esa señal? ¿A Rosario Lufrano, a Silvia Mercado, a Nancy Pazos? ¿Qué concluyen de esa ensalada y de la ensalada de la vida real?
Desde hace unas semanas se habla de una recuperación de la imagen de Macri que puede proyectarse en mayor intención de voto, de la mano de la polarización, el odio sabiamente fogoneado y el dólar asesinado (¿importa el precio del dólar en las barriadas de clase media baja o en las de desocupados? Ningún encuestador lo explica. ¿Termina pesando la calma del dólar sencillamente porque eso dicen los medios? Ningún encuestador lo explica).
Según los medios más o menos dominantes, ya en los últimos días la recuperación en imagen de Macri comienza a proyectarse en mejor intención de voto. Eso dicen las encuestas que publican. No sé si creerle a esas encuestas, simplemente no sé si creerles (sí creo en las de Ricardo Rouvier y respeto las de Aresco y alguna otra).
Olvidémonos por un rato de los medios, y del señor del focus-group y de las encuestas, pero no de los números. Retrocedamos a la derrota de Scioli por un puñado de votos y luego a la bruta sucesión de derrotas electorales del macrismo en más de diez provincias. Retrocesos más que notorios en provincias (y ciudades) importantes: Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos. Quince puntos menos para el ganador en Jujuy, Gerardo Morales.
El macrismo fue diciendo en secuencia que en cada caso se trató de realidades provinciales, no extrapolables a lo nacional. Pongamos, solo para especular e imaginar nuevos números, que el argumento pudiera ser en buena medida verosímil. Pero aun considerando eso, preguntemos: desde aquella secuencia de derrotas oficialistas, ¿puede haber cambiado tanto el clima pre-electoral como para que en pocas semanas las encuestas estén diciendo cosas tan nuevas? ¿Dólar calmo mata heladera vacía o despido? ¿Tanto cambiaron las cosas como para que Clarín o La Nación titulen “El macrismo se ilusiona con ganar en primera vuelta”? ¿O sostengan que María Eugenia Vidal puede triunfar en Buenos Aires porque Macri ya no tracciona tan para abajo?
No niego que pueda ser así, solo subrayo dudas y me están faltando –como a todos los que son adictos a las encuestas… que no terminamos de creer- nuevos estudios de opinión confiables. Tampoco me decido a creerle a cierto encuestador K de pelo escaso y sonrisa simpática.
¡Vamos, Córdoba!
Perdón por la digresión. Vuelvo al clima de hasta hace un par de meses y a la sucesión de derrotas electorales del macrismo. Se sabe: Córdoba volcó la última elección presidencial a lo pavo y se supone (se dice, hay una desesperante falta de información ahí) que en parte con fraude, por mala fiscalización peronista/ kirchnerista. Una encuesta flamante dice que ahora el macrismo no obtendría lo que obtuvo en 2015 (más del 53 por ciento en primera vuelta y 71 y monedas en ballotage) sino 44,1, contra 26,4 del Frente de Todos, que es más que el 19 por ciento de Scioli en la provincia pero mucho menos que la suma de Scioli y Massa (20,4 por ciento, siempre en 2015). La encuesta que habla de Macri “pisando el 45 por ciento” en Córdoba contrasta llamativamente con las recientes elecciones a gobernador, donde la suma de las listas divididas de Mario Negri y Ramón Mestre dio poco más de 30 por ciento. Córdoba, distrito crucial. Puede que Alberto Fernández haya obtenido solo una foto con Schiaretti pero Macri ni eso. Y se supone que un centenar de intendentes peronistas cordobeses respaldarán la fórmula F-F.
De modo que… ¿qué hacemos con las encuestas? ¿Nos están operando? Algo extraño pasa si Managment & Fit da un empate técnico para presidente en provincia de Buenos Aires y la mucho menos conocida consultora de Federico González dice que 41,6 a 33,5 a favor de F-F. ¿Quién miente o dibuja o labura mal?
Si sigue siendo cierto que Macri tira mucho para abajo en provincia de Buenos Aires y que ahí pierde por ¿seis? ¿ocho? puntos, si se suma la pérdida de votos oficialistas en todas las provincias, entonces las cosas serían bien diferentes a “El macrismo se ilusiona con ganar en primera vuelta”.
Elecciones muy chivas, si es por las encuestas o por el poder de fuego comunicacional que, para nuestro sufrimiento, ostenta cada día, cada hora, el macrismo. La famosa alianza político-mediática-judicial que reza todos los santos días el Gato Sylvestre existe, aunque el Gato nos abrume y sature. Mientras tanto, informa La Letra P, el Frente de Todos anuncia que comenzará a hacer una campaña más propositiva –otra duda: uno cree que eso estaría muy bien… pero desconfía de cuánto puede influir en la propia sociedad en la que vive- vía whatsapp, es decir “a lo Marcos Peña”, solo que en una relación de poder de llegada de “uno a cien” (alcanza con recordar el uso de la base de datos de la ANSES).
Habrá militancia, sí, mucha; y territorio, y vida real. Actos masivos como los que encabezó ya Alberto Fernández y otros –Sinceramente mediante- como los que convocó CFK. Mucha emoción en esos actos, mucha mística y un puñado de buenas razones. Pero de cara a la definición de las elecciones peleando ambas fuerzas un puñado de votos, hay días en que uno cree que pueden ganar los que le hablan, apelando exitosamente al odio, a la nada, a las gradas vacías y al frío polar. Hay otros días en que no, en que uno cree que no puede ser, que hay otro clima en Córdoba, que el conurbano, que los abrazos a Kicillof en su gira por el interior bonaerense, que las derrotas de ex Cambiemos en todas partes.
Este puñado importante de dudas tiene el que escribe sobre el puñado de votos que definirá la elección 2019. Ahora, si son tan amables, permitan que nos retiremos de cuadro. Nos vamos a tomar un té de tilo con encuestas.
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