La presentación en sociedad de la así llamada Alternativa Nacional generó cantidad de memes, reacciones negativas del propio palo y perlas de archivo. El cuarteto por ahora nace a fuerza de marketing, con un toque PRO, y una interesante debilidad.
Dos razonamientos políticos presuntamente lógicos llevan a conclusiones contrapuestas. Ambos razonamientos incluyen además otro razonamiento también presuntamente lógico. Ese que desde hace años gira en torno a la idea de que hay un tercio de votos populares, los imprevisibles volátiles que deciden las elecciones.
Razonamiento 1: ese tercio de votos, acaso harto de la grieta y distante en proporciones más o menos parejas tanto de Macri como de CFK conformaría el sustrato de la potencial ancha avenida del medio de la que viene hablando y a la que apuesta Sergio Massa. Con lo cual, presuntamente, la foto que se sacaron –con el simpático nombre de Alternativa Nacional- los sres. Massa, Pichetto, Urtubey y Schiaretti sería una imagen electoralmente promisoria.
Razonamiento 2: No. La polarización se mantiene en excelente estado de salud. “Macri y CFK se necesitan, son mutuamente beneficiosos”, se repite. La polarización tensa tanto los campos y los núcleos duros de votantes son tan inexpugnables que no hay avenida posible en el medio sino pasillito húmedo, mal ventilado.
Esta nota no mostrará apoyo abierto ni a uno ni a otro razonamiento, aunque tiene un ojo atento al tercio de los volátiles, al célebre techo de votos de Cristina y sus índices de rechazo, así como a la caída en picada de la imagen de Macri y –daño colateral- en menor medida de María Eugenia Vidal.
¿Qué está haciendo y qué puede hacerse el cuarteto nacional ante ese panorama?
El primer qué está haciendo fueron la foto y video de lanzamiento. Vayamos por partes, comenzando por ahí. Cuatro políticos en escena que –salvo Massa- no trascienden demasiado por fuera de sus provincias y sí en la política leída en los diarios, o los programas de la tele, no necesariamente muy vistos, ni conocidos a escala nacional, ni mucho menos amados por multitudes.
El video: cuatro hombres sentados a la mesa de una oficina –se dice que la de un consultor político- equilibrando ya sea sonrisas (efecto cercanía), como actitud de “equipo” (primera marca PRO), más algún gesto de grandes estadistas. La cámara se detiene en Sergio Massa que lee con la severidad de un Churchill unos documentos. Ya se descubrió en las redes sociales que al acercar la lupa se ve que lo que lee son unas resmas en blanco.
Los tipos hablan, sonríen sin dejar de hacer gestos de gente macanuda y experimentada en el hacer. Suena musiquita. Mueven la boca mientras suena la musiquita. Pero no hay sonido, no hay palabras, es como una película muda, no hay mensaje. Los tipos se presentan como la alternativa nacional sin decirte nada.
O no es tan así. Porque abajo del video que circuló en Facebook hay un texto relativamente extenso para lo que es Facebook y la comunicación política, especialmente cuando la marca es PRO. El texto contiene una larga serie de aspiraciones abstractas, con alguna que otra afirmación vehemente, por ejemplo la que alude a la tragedia social que suponen los tarifazos (sin que se diga tampoco vamos a retrotraer las tarifas, tampoco la pavada). Todo más bien gaseoso, marketinero, incluyendo la frase “No es tiempo de discursos vacíos”, que es la expresión más excelsa de un discurso vacío.
Archivos y videos
Bien, el cuarteto se instaló. Circulación en los medios y las redes. “Consiguieron la foto”. Bien por ellos.
Enseguida surgieron los memes. Uno de ellos reemplazaba las cabezas de los involucrados por las copas de las cartas españolas. O sea, cuatro cuatros de copas. Otro reemplazaba a los cuatro estadistas por los cuatro teletubbies.
También circularon en las redes dos videos de archivo.
El primero es el del día en que el salteño Urtubey dijo de Massa que era un cachivache, y puso cara de asco profundo. La frase exacta es fuerte para un político acostumbrado a la corrección política: “Si tengo algo para decir de alguien lo digo. Y como tengo algo para decir de ese personaje que viene acá a prometer cosas que son totalmente absurdas, como es Sergio Massa, lo digo con total franqueza. Es un cachivache, un típico personaje de la política argentina de esos que a veces aparecen”.
El segundo video hace memoria sobre el día en que el mismo Urtubey recibía, lleno de emoción y fanfarrias y con mucho pueblo alrededor, a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner en sus pagos. Su discurso, aquella vez, repasó la cantidad de visitas que hizo Cristina, lo hermoso que era darle la bienvenida, la identificación plena con sus políticas. Con cara más de muchachito salido de colegio religioso y más bien pacato, ese día Urtubey terminó gritando afónico, como un peronista cualquiera y no como un político moderno. Qué desagradable.
No hubo solo memes, hubo reacciones más bien (o muy) negativas del peronismo tras la presentación en sociedad del cuarteto. También del sindicalismo. Danger. No fueron solo kirchneristas los que cuestionaron la puesta en escena del cuarteto nacional, los hubo de peronistas de pelajes harto variados, algunos de ellos con aspiraciones presidenciales, porque ahora parece que se animan todos y son un montón. Que la última versión de Hugo Moyano (camionero en foto nueva con CFK) haya estado entre los críticos no sorprende. Sí es más significativo que un Héctor Daer, gremialista más bien blandón, pusiera distancias.
A la hora de elucubrar qué sustento social o de votos tiene el cuarteto, las respectivas currículas electorales ameritan repaso. A Pichetto le fue mal en su propia provincia en las últimas elecciones y lo mismo a Urtubey, muy mal a ambos. Massa fue estrella en ascenso y también perdió votos en los últimos comicios. Sí tiene un alto nivel de conocimiento y posibilidades de proyección (y además anduvo coacheándose en EEUU mientras se calló mucho, salvoconducto de calidad). Schiaretti es gobernador de una provincia en la que arrolló Cambiemos aunque hoy el paisaje es distinto, más peleado.
Qué pingos se verían en cancha
El video del cuarteto sin palabras impide saber a qué proyecto de país apuestan. Ni siquiera hay certezas de qué harán a la hora de ¿confrontar? con el proyecto macrista de país. Aunque sobran datos del apoyo que le dieron al gobierno en el Congreso y de los otros apoyos explícitos cada vez que hubo reuniones de gobernadores con funcionarios nacionales. En entrevista televisiva Urtubey puso pulgar para arriba para Macri, Carrió y Patricia Bullrich y pulgar abajo para Cristina, a la que quiso tanto.
Los pingos en la cancha se podrán ver en pocos días cuando se discuta el presupuesto. Desde el massismo la respuesta hasta hace poco fue la de dar gobernabilidad por vía de la responsabilidad y simultáneamente la de “hacer propuestas”. Es lo que hizo Macri en célebres debates televisados. Evitar la horrible confrontación política, el conflicto, la suciedad, para salir airoso, superador y único “haciendo propuestas”.
En los últimos días, a caballo del desgaste espantoso del gobierno, el tono se endureció justo a tiempo. Massa le dijo a nuestro queridísimo amigo Luis Majul que el Presupuesto 2019 “es horrible, espantoso”. Parecido al “malo malísimo” con que Macri calificó a las retenciones truchas que aplicó a las exportaciones. ¿“Horrible, espantoso” significa, lógicamente, que NO va a votar el Presupuesto? ¿O la va a votar a cambio de las migajas más o menos compensatorias, razonables, que propone su espacio, pero que no se meten ni con el endeudamiento ni con el último acuerdo con el FMI, que a su vez contradice palmariamente datos cruciales ya anunciado por el Gobierno? ¿Prevalecerá su frase fuerte según la cual “Ir al Fondo Monetario Internacional fue un error grave”? Si fuera así, ¿qué onda con el acuerdo y el Presupuesto devenido de ese mismo acuerdo, aunque no actualizado?
Algunos interpretan –razonamiento previsible- que la movida de presentación del cuarteto apunta a sumar fuerza política para confrontar con el kirchnerismo y otros espacios que hoy, definitivamente, pujan por la unidad peronista. ¿Es posible la unidad con el kirchnerismo siendo que Massa le dijo a la audiencia de Luis Majul que “Cristina debe estar presa” (¿Transcripción de La Nación? ¿Massa le dice a cada audiencia lo que quiere oír?
Oh, no, qué desilusión.
Lo que no tienen
Los cuatro muchachos, ya se dijo, han tenido serios problemas de implantación en sus respectivos territorios. Además de que alguno de ellos haya puteado al otro, apenas si mueven algún respaldo gremial y menos al movimiento sindical de las últimas semanas, movilizado y unido al fin bajo el signo no de la dureza pero sí del espanto. Menos aún tienen implantación en una fuerza que definitivamente hay que considerar como necesaria, sólida, tanto simbólicamente como desde su fuerte identidad y su poder de movilización: los movimientos sociales.
¿Reemplaza el cuarteto esa orfandad con identidad o discurso novedoso? ¿Qué identidad política es la del cuarteto? Por ahora, construcción de marketing y recién en los inicios.
El que escribe ya anotó en una nota reciente de Socompa que alguna vez pensó que Massa sería la salida a la hecatombe macrista, salida potable para el establishment. Todo puede suceder dado al nivel de bolonqui que hay en el país y la imprevisibilidad política y económica. Pero la puesta en escena del cuarteto nació débil y generó inmediatas, distintas “fotos”, como la de la reunión en La Rioja de cinco gobernadores, recorridos y juntadas de Felipe Solá, aparición con vida de Daniel Scioli con quien fuera, o el encuentro de Juan Manzur con Florencio Pocos Puntos Randazzo.
Al peronismo vasto, invertebrado, miope y conservador le agarró miedo y valentía. Recién ahora, con el desastre desatado, son mayoría los que abogan por la unidad, aunque sea –o de preferencia- una unidad que contenga al kirchnerismo pero sin CFK como candidata.
El agrande, como suele suceder con la política chiquita, viene también de las encuestas. Las últimas –de consultores progres- señalan que el núcleo duro de votantes del macrismo se jibarizó al 20%, con proyecciones que no llegan al 30%. Otras dicen que cualquier gil le ganaría a Macri en segunda vuelta. Otras encuestas exceptúan todavía a CFK de ese triunfo en ballotage (no es el caso de Del Franco/ Rouvier).
Otro estudio a escala nacional de la Consultora Tendencias indica que hoy el 69.8% de los encuestados evalúan como negativa la gestión del gobierno de Cambiemos, amén de la consabida mirada negativa sobre el futuro: 44.9%. Según ese sondeo la imagen negativa de Macri (50,7%) es ya mayor que la de Cristina (47,4%). A Mariu Vidal, improbable reemplazante de Macri como precandidata, tampoco le va bien: 45.5% de imagen negativa, y 13.6% regular. El caudal de votos que recibirían Macri o Cristina va por los niveles conocidos cada equis días. Como estamos hablando del cuarteto importa más acá qué onda con Sergio Massa: su intención de voto es del 13.3%. Claro que está lleno de precandidatos peronistas a los que les va mucho peor.
Estas son las instantáneas, incluyendo datos que le dan alguna razón a los peronistas –horribles o no- que sostienen que CFK debería abrirse. Hay todavía, según ese sondeo un 46% opina que Cristina Fernández de Kirchner debería ir presa.
Ya veremos, dijo un ciego, y se cayó en el pozo. Lo que esta nota no puede soslayar es el hecho de que tanto peronista repentinamente endurecido esté dispuesto, sin decir una palabra más o menos seria, a inmolarse en 2020, cuando, estallados o no, deba hacerse cargo de la deuda y la crisis social infernal que deje el actual gobierno, sin tener un miserable mango venido del FMI o de quien sea. Será que los verdaderos aventureros son así, callados.
PD: Olvidamos decir que Carlos Menem apoya al cuarteto Leo, particularmente a Pichetto. ¿Será un dato trascendente?