No paran. Primero fue lo de UniCaba, ahora dejar fuera de circulación a los turnos noche. El objetivo está claro. A un gobierno que vive reduciendo año a año su presupuesto educativo solo le interesa ser proveedora de cada vez más alumnos a los establecimientos privados.
No vamos a cerrar escuelas, lo que haremos es no abrirlas. No lo dicen así, pero casi.
“No estamos cerrando ninguna institución escolar, estamos dando de baja un plan de estudios que es de 1984, que está completamente desactualizado desde el punto de vista pedagógico y que limita posibilidades de inserción” dijo Andrea Bruzos, Subsecretaria de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa del GCBA en una entrevista radial con María O’Donnell. “Es el cierre de una sola modalidad de educación para jóvenes y adultos que tenía un plan desactualizado y que los alumnos no están eligiendo”, dijo 24 horas después la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña en el programa de Luis Novaresio.
Ninguna de las dos tuiteó nada al respecto. Es curioso. Tampoco mandaron al ejército de trolls a defender la medida.
Los hechos concretos
El jueves 13 de diciembre, la Dirección de Educación Media de la CABA convocó para el viernes 13 a los 14 rectores de las Escuelas Comerciales con planes de estudio de 4 años en el Turno Noche. En la reunión se les informó que se cerraría progresivamente ese Plan de Estudios. ¿Por qué no se denunció ese mismo día? Porque se salió de esa reunión con un acuerdo, planteado por los propios funcionarios de gobierno: los rectores presentarían propuestas para “readaptar” el Plan de Estudios en vigencia. Estas propuestas, elaboradas durante el fin de semana a las corridas, aceptaban cualquier cambio a condición de que se sostuvieran tanto el espacio educativo como el trabajo docente. Pero los directivos de este gobierno, que gustan de ampararse en un perfil técnico, no movieron un músculo ni para leer la propuesta ni para desestimarla y menos aún para profundizarla. La decisión ya estaba tomada.
Es entonces que la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE convocó para el miércoles último a un paro y una movilización, que fueron contundentes. Aunque, por ahora, la medida de ajuste sigue vigente y UTE anunció que, en estas condiciones, no empezarán las clases en 2019.
Hablar en lenguas
Está claro, a tres años de gestión nacional de Cambiemos, que los neologismos y eufemismos son los principales protagonistas de un discurso que Marcos Mayer llamó tempranamente El Relato Macrista: “Sinceramiento” por “Ajuste”, “seguridad jurídica” por “destrucción de derechos laborales y sociales”, “pacto social” por “eliminación de las paritarias”, entre las más alevosas.
En el caso de la educación, y sobre todo de la educación de la ciudad de Buenos Aires, la destrucción sistemática de la escuela pública (que Eduardo López, titular de UTE, llamó “desescolarizacion”) viene acompañada del lenguaje neoliberal que a los más viejos nos hace acordar a Susana Decibe, aquella ministra de Educación de Carlos Menem que quería arancelar la Universidad Pública “para que los pobres no tuvieran que pagar la educación de los ricos”. Conocemos el truco. Y es un truco de mierda.
Veamos. Dicen que van a dar de baja el plan de estudios de los secundarios comerciales porque está “completamente desactualizado”. ¿De quién es la responsabilidad de actualizarlo? Alicia García Tuñón, referente sindical de UTE, le dijo a Socompa: “Ellos fueron gobierno en la Ciudad durante once años y eran los que tenían que actualizarlo. No permitieron que se hicieran actualizaciones. Tenemos miles de proyectos de adecuación presentados por los docentes, los directivos, los sindicatos. No los escucharon. Y ahora para cerrarlas, dicen que están obsoletos”. Algo similar pasó el lunes pasado, cuando los rectores presentaron el proyecto de urgencia. “Nosotros venimos presentando proyectos desde 2013 para adecuarnos y este lunes presentamos uno más y lo dejaron tirado en el escritorio, maltrataron a la directora y a los supervisores. No les importa nada, vienen por la educación pública”, dijo el miércoles en la movilización Gabriela Gervasi, vicerrectora del Comercial 12, uno de los colegios alcanzados por el ajuste.
Otra vez, García Tuñón: “Los docentes de los barrios periféricos están haciendo lo que el gobierno no hace y es asumirse como Estado: van a los barrios, a las cooperativas, a donde sea necesario a inscribir a los alumnos. En la CABA hay miles de chicos que no asisten a la escuela. Es mentira que no hay matrícula. Si los chicos dejan de inscribirse es porque están dejando caer la Educación Pública”.
Pero hay otro argumento: que los alumnos no eligen esa orientación. ¿La orientación Comercial? Es decir, ¿tenemos una generación entera de jóvenes que desdeñan el trabajo en Comercio? Es curioso, porque es el único rubro en que aparecen algunas pocas propuestas laborales, aunque ultraflexibilizadas. Teléfono para Armando Cavalieri.
De aquellos polvos vienen estos lodos
¿Alguien recuerda las tomas de los colegios secundarios protagonizadas por los alumnos entre 2008 y 2015? Yo sí, porque mi hija estuvo metida en todos esos quilombos. Los recuerdo bien. En 2008 se luchó para que no sacaran las becas a los alumnos más desfavorecidos, en 2010 para que se mejoraran los edificios que se caían a pedazos y en 2012 contra la implementación de la NES (Nueva Escuela Secundaria) que en la práctica logró lo que no logró ningún distrito en todo el país: la pérdida de puestos de trabajo para docentes y la reducción de orientaciones, es decir, reducción de oferta educativa. Lo mismo que ahora con los comerciales nocturnos.
Visto desde la perspectiva más global: el presupuesto en Educación Pública bajó un punto por año desde que asumió Mauricio Macri primero y Horacio Rodríguez Larreta después. En 2007, cuando el neoliberalismo macrista asume en la Ciudad, el presupuesto educativo era del 28%. Once años después es del 17%.
“No sucede lo mismo con el presupuesto para la educación privada”, dice García Tuñón. Según un informe de la UNIPE (Universidad pedagógica) y avalado por Chequeado.com, más del 70% de las escuelas privadas del país reciben subsidios del Estado y, en algunas provincias, las transferencias a los colegios privados llegan a representar el 20% del gasto total educativo del distrito.
Decí, por Dios, ¿qué me has dao?
Te prometo el cielo y las estrellas, pero antes dame los veinte pesos que tenés en el bolsillo.
Una gestión que viene dinamitando la educación pública ¿tiene crédito en la ciudadanía como para prometer que va a actualizar un programa pero antes tiene que cerrarlo? ¿Es razonable creer que la reducción de la oferta educativa es modernidad?
Lo mismo pasa con la formación de los docentes. En la citada entrevista que le hizo Novaresio, Acuña dijo que los docentes “tienen menos prestigio que algunos bailarines que aparecen en televisión”. Y que para recuperar el prestigio perdido tuvieron que diseñar la Universidad del Docente (UniCABA) pero antes hay que cerrar los profesorados. Parece humorístico, pero es otra mierda de verdad. En lugar de 29 institutos autónomos y regidos con criterio de cogobierno, la UniCABA va a depender del Ejecutivo de la Ciudad, con flexibilización para los docentes y centralización de la oferta. Tan malo es el proyecto que Rodriguez Larreta no consiguió ni un solo voto que no fuera de su partido en la Legislatura. Adiviná si lo sacaron con la mayoría automática. El diálogo y el consenso, una vez más.
Mi hija egresó del secundario en 2011 y el año pasado se recibió de docente. Acompañé toda su formación en uno de los profesorados amenazados. Cualquiera que diga que recibirse en uno de esos establecimientos es una tarea sencilla miente o habla sin conocimiento. La calidad de la mayoría de los docentes es asombrosa, al igual que la actualización de la bibliografía. La carga horaria para recibirse de maestro es al menos un 50% superior a la necesaria para recibirse de abogado. Pero ahí anda todavía circulando el mito -forjado probablemente décadas atrás-, de que los docentes están mal formados. La bibliografía de las materias está online. Andá y leela. Después charlemos, Soledad Acuña.
Ideología y caja
Está dicho: los acuerdos con el FMI impusieron al macrismo que se llegue a al bendito déficit cero en el gasto público y eso se logra, según la receta archiconocida, disminuyendo los sueldos de los empleados públicos, las jubilaciones, los gastos en salud y en educación. La reducción de los Comerciales nocturnos se explica desde esa lógica.
Pero la sistemática destrucción de la escuela pública tiene un trasfondo más ideológico: cada chico que va a la escuela estatal es un cliente que se pierde la escuela privada. No es necesario denunciar el lobby de las escuelas confesionales ni el de las decenas de Cámaras que agrupan por provincia a la floreciente industria de la escuela privada. El proyecto del neoliberalismo (el mismo que tuvo la recordada Decibe) es que todos paguen la educación. Y que la escuela pública sea un servicio mínimo, orientado sólo a los más, más, más pobres, Para eso, hay que dinamitar el prestigio que aún tiene (razonablemente) la escuela estatal.
En un estudio de IDESA se plasma que, entre 2007 y 2015, la matrícula total del nivel inicial, primaria y secundaria creció en 755 mil alumnos. En escuelas de gestión estatal, lo hizo en 266 mil alumnos y en escuelas de gestión privada, en cambio, la matrícula creció en 489 mil.
Por ahora, vienen ganando.