Cristina se mostró agradable y dialogante en una entrevista evidentemente arreglada. Se cuidó mucho de generar alguna novedad convertible en titular. El problema del contenido, la forma y la repetición de su discurso. ¿Enamoró?
Está claro que fue una plática agradable. Agradable y muy pautada. Pautada por Cristina. La única pregunta de Pablo Duggan dirigida al futuro inmediato del país, las elecciones, el “nuevo” FdT o como se vaya a llamar lo que pueda armarse, los candidatos, si Cristina va a pretender influir o no en la designación en la fórmula, si PASO o no PASO, la única pregunta al respecto fue algo así como un difuso (recreo de memoria porque no vale la pena buscar la cita exacta): “¿Y a qué se va a dedicar ahora?”.
La respuesta se adivinó diez minutos antes:
-A militar, como lo he hecho toda la vida (cito de memoria porque etc).
CFK, maestra en la generación de titulares, no generó ninguno. Se guardó de hacerlo. No critico algún tipo de mayor agresividad en el entrevistador. Entrevista arreglada es entrevista arreglada. Aunque claro, pudo ser menos empático, menos “cristinista”, y más inquisitivo. De nuevo: entrevista pautada (por Cristina) es entrevista pautada. Reglas del juego. Malas, pero reglas del juego.
De movida Cristina se mostró chocha y orgullosa de no haber dado una entrevista en seis años. Solo –dijo- le gana Máximo en materia de no ir a los estudios de televisión. Argumentó que hacer política en televisión es “muy fácil”. Argumento –sepan disculpar- estúpido. El odio y la reticencia (casi repugnancia) de Néstor, Cristina y Máximo, vaya casualidad familiar, de estar en los medios atrasa no diez, veinte o treinta años. Atrasa casi un siglo. Los medios son parte de la sociedad. La sociedad se comunica –más mal que bien, por supuesto- por los medios. Pero para CFK y una pequeña legión de súper héroes no acudir a los medios personalmente es un acto guevarista. Claro que sin embargo pusieron guita y de la buena en medios propios como los que manejó –de manera no solo asquerosa sino panfletaria y nada profesional- Sergio Spolsky. Los de Spolsky y unos cuantos medios más.
De modo que no me digas, Cris, que no te interesa hacer política en los medios, con aires de dignidad.
Resultado híper conocido de no poner el cuerpo en los estudios (enemigos y otros): aislamiento. Resultado de haber armado un sistema mediático propio y cerrado: hablarles siempre a los propios, ya convencidos. Resultado político: no disputar otras franjas de votantes, o lo que ella llama “enamorar”. Otros dirían también, complementariamente: “ganar el centro”.
A clase, chicos
Una extensísima primera parte de la entrevista fue dedicada a lo que quiso decir Cristina. Que es lo que viene diciendo hace dos, tres años. Una nueva repetición de sus análisis económicos, economía bimonetaria, acuerdo inflacionario con el Fondo, crecer con mejor distribución, industrializar. Jerga económica, no necesariamente académica, pero jerga al fin, con alguna complejidad y dificultades para bajar a tierra esa jerga, para hablarles a los que sufren en la calle. ¿A quién cree que le hablaba Cristina? ¿A militantes formados? ¿A cuadros? ¿A empresarios? Estás en televisión, aprovechá para ganarte nuevas almitas. Error en las formas, error de target. Por acertados que sean sus diagnósticos y preocupaciones.
Lo del reiterado llamado a un acuerdo o diálogo político “con todos” para discutir temas como la falta de dólares, la economía bimonetaria o renegociar con el FMI nunca termino de entenderlo. No sé si habla la Cristina institucionalista (que lo ha sido), la Cristina estadista (que lo ha sido) que ve nubarrones de espanto en el corto y mediano plazo, o una Cristina que está de vuelta tras tanto sufrimiento personal y se sentaría con quien sea. O si es un gesto político para mostrar pluralismo y patriotismo. O si se trata de una rara ingenuidad –difícil en ella-, dado que muy difícilmente Macri, Larreta, Bullrich o quien sea se reunirían (y menos con kirchneristas) para defendernos del FMI, el dólar o los mercados concentrados.
La otra parte gruesa también se fue en repeticiones –claro que son necesarias, claro que alguien, muchos, las tienen que decir- acerca de la mafia o partido judicial y los medios, Grupo Clarín, etc. Bien, necesario. Pero qué cosa que el kirchnerismo no generó en tanto tiempo nuevas baterías discursivas que reemplacen y equiparen en potencia, claridad, a veces brillantez, lo que diga Cris. O sí: C5N, Página, otros medios, a veces aburriendo, irritando.
Cristina estuvo agradable, linda sonrisa, sus típicos retitos nerviosos (“¡Qué ruido!”), contenida. Amagó con tirar contra Alberto pero no lo hizo y a la vez dejó claro el amague. Volvió a ser amable con Massa aunque hoy a Massa le toco el rol de ajustador y mago desesperado y aunque Massa hizo bien fluidos, desde el Congreso. los primeros dos años de gobierno y destrucción macrista.
“Ella o nadie”
“Ella o nadie” fue el cartelito que todos vimos cuando terminó la entrevista y las cámaras de C5N mostraron a la gente reunida. Esa parte estuvo emotiva, el amor de la gente por Cristina, amor que a veces es sordo y ciego. Eso estuvo bueno y lo mismo sucedió con la emoción que mostró Cristina al hablar del impacto que le produjo el atentado contra su vida y el pensar en su hija Florencia. No pareció para nada una emoción actuada. Tampoco la sensibilidad general que Cristina muestra por la sociedad. Esto es simplísimo: no hay muchos políticos a los que uno les crea que les importe la suerte de los comunes. A Cristina uno (o el que escribe) sí le cree, la acierte o la pifie.
Volviendo a las expectativas políticas que había despertado la entrevista, pasó poco, muy poco. Ninguna novedad. Ella tendrá sus razones. Y lo mismo cabe para algo que al que escribe (agnóstico) le resulta fascinante: la relación de CFK “con Dios y la virgen”, donde casi que habla como una vecina cualquiera de clase media baja de La Plata, la hija de un colectivero. Una mujer con unos ovarios descomunales, enormemente racional, acariciando largamente el rosario durante la parte final de la entrevista. Lindo misterio sobre la condición humana, lejos, muy lejos de la política.
Si se trata de comunicación política, a gusto de este escriba la cosa rozó la oportunidad perdida de decir más, fallando en lo que ella mismo dijo: “Volver a enamorar”. Una posibilidad o sospecha tras la entrevista: que Cristina, ante las opciones contradictorias a la hora de influir en la designación de un candidato presidencial (si no se pierden votos por un lado se pueden perder por el otro): que CFK se declare prescindente.