Hubo un punto en el Brasil de fines de los 60 y principios de los 70 en el que –como sucedió con Dylan- amanecieron serias reyertas estéticas acerca del uso de la guitarra eléctrica. Hasta que, entre raíces, rock, psicodelia y tropicalia, emergió una banda histórica: Os Mutantes.

En el barrio de Pompeia de Sao Paulo tenían su casa los Dias Baptista. Esa casa sirvió de refugio, sala de ensayo y taller para Os Mutantes. Un día descubrí que estaba viviendo a unas pocas cuadras. Dos o tres veces pasé por la puerta forzando el recorrido hacia el supermercado o algún negocio. Claro que no había mucho que mirar, era estar cerca, imaginarse pisando los mismos lugares de los ídolos en esa frecuencia religiosa del fan. Tenía una visión difusa de Brasil, pero no de Os Mutantes: eran una banda de culto. Habían sido redescubiertos a mediados de los noventa cuando empezamos a percibir que el futuro también podía estar atrás, a la espera de ser reactivado

Los hermanos Dias Baptista eran tres. Sergio a los 13 años había abandonado el colegio para dedicarse a tocar la guitarra. Arnaldo estudiaba piano y contrabajo. Claudio además de músico era inventor y estaba empeñado en construir la mejor guitarra eléctrica del mundo. Atravesados por la inevitable onda Beatle empezaron a formar bandas.

Rita Lee Jones era hija de un dentista con raíces yanquis, masón, amante del ocultismo y el fenómeno ovni. Su madre, al igual que la de los Dias Baptista, le transmitió el amor por la música. Junto a sus hermanas inventaba personajes y quizás uno de esos fue el que la llevó a la primera banda a la que la invitaron a tocar, un grupo de chicas que terminó juntándose con los Dias Baptista. Grabaron algunos simples con el nombre de Os Seis. Pero de los seis integrantes quedaron tres: Rita, Arnaldo y Sergio. Cuando empezaban a mostrarse con esa nueva formación alguien les sugirió el nombre Mutantes. Claudio se enfocó en la creación de equipos.

Las primeras presentaciones fueron en televisión donde los conoce el compositor y arreglista Rogerio Duprat. Era 1967, los festivales de la Música Popular Brasileña de la TV Record estaban de moda. Rogerio se los presenta a Gilberto Gil que buscaba sorprender en el festival con su canción Domingo no Parque.

Una noche del ‘67

El documental Uma noite em 67 registra el festival. La gente se juntaba a escuchar los temas concursantes, a veces conocían las letras y gritaban por sus ídolos, o mostraban su desagrado haciendo del evento un circo romano. Haters, banderas, emociones descontroladas en una suerte de red social física, prehistórica, de cara a cara, que se transmitía en vivo. En esos años Brasil estaba involucrado en polémicas en torno de la guitarra eléctrica vs el sonido acústico de la Música Popular Brasileña. Hubo incluso “Marchas contra la guitarra eléctrica”, identificada como un instrumento de dominación cultural. Aunque Gil había participado de la marcha, tiempo después Os Mutantes le parecieron geniales para una colaboración… sus ideas empezaban a mutar. Sabía que se la jugaba con Domingo no Parque, canción compleja, para nada liviana. Llegado el momento casi desiste de cantar. Uno de los jurados del festival recuerda que estaba mal predispuesto al saber que Gil se presentaría con una banda de “rockeros”.

Finalmente Domingo no Parque es anunciada. La orquesta a pleno ejecuta un arreglo de vientos mientras Gil crece y Os mutantes brillan con una alegría fuera de serie que se resume en el corazón que Rita tiene pintado en la mejilla. Televisados, sin miedo, elevan esa nueva faceta de la cultura brasileña que Gil y Caetano empiezan a construir. “La estética venció”, recuerda aquél miembro del jurado. Al poco tiempo el proyecto Tropicalista estaba en marcha.

Tropicalia

El disco-manifiesto que reunió a Caetano, Gilberto Gil, Nara Leão, Tom Zé, Os Mutantes, Gal Costa, y Rogério Duprat entre otros.

Tropicalia ou Panis et Circencis es el manifiesto musical del movimiento Tropicalista, donde se fusionaba la tradición brasileña, con las vanguardias y la cultura pop. Caetano, Gil, Gal Costa, Rogerio Duprat, Nara Leao, los poetas Capinam y Torcuato Neto, el gran Tom Zé y Os Mutantes se suman a las familias de referencias dispares del Sargento Pepper o Sus Majestades Satánicas proclamando la sabiduría del rejunte. Fue grabado en mayo de 1968, mientras se manifestaban en Francia, mientras la dictadura en Brasil se solidificaba. Todo parecía una cuestión estética, aunque el mismo tema Panis et Circense, interpretado por Os Mutantes, dice “En el comedor las personas sólo se ocupan en nacer y morir”.

En ese mismo año sale Os Mutantes. Ya desde ese primer disco nos meten en su viaje sonoro irreverente, lleno de juegos y curiosidad. Hay una falta de límites que llega a hacernos olvidar los pocos canales en los que fue grabado. La antropofagia hace que todo sea posible, que todo mute. Humor, estilos de los más diversos, experimentación, cut ups, percusiones improbables. En A Minha Menina, o Bat Macumba el sonido de la guitarra y los pedales de efectos creados por Claudio, quizás el primer mutante, masajea la glándula pineal y esa misma frecuencia desarma el clásico Baby de Caetano.

El siguiente disco Mutantes continúa esa línea, resumida en la tapa del disco: los tres cantando en un escenario, Rita vestida de novia, Arnaldo como un personaje shakespereano y Sergio de Torero. En un marco orquestal épico Duprat los lanza en Dom Quixote rodeados de un público imaginario, para que después ellos se dediquen a jugar. Náo Vá Se Perder Por Ai muestra un tono burlón y la guitarra mutante, virtuosa por Sergio y con el sonido consolidado del genio de Claudio que traspasa el disco. Dois Mil E Um mezcla la psicodelia con música caipira, es co-autoria con Tom Zé, junto a la hermosa y extraña Qualquer Bobagem. Voces acuáticas, juegos rítmicos, diversidad, desarmadero de clásicos. La fusión con los arreglos de Duprat llega a su punto más alto.

Os Mutantes giran por Europa y no se detienen en su búsqueda sonora. Suman a Dinho Lemme en batería y “Liminha” en bajo, que potencian la banda, los vuelve más contundentes y pesados para encarar el comienzo de los años 70.

Ángeles y Arcángeles

En este archivo fílmico caminan por el Sao Paulo de 1970 y se meten entre el público de un show al aire libre. Arriba del escenario bailan personajes de Disney mientras toca una orquesta, en clave de espectáculo familiar. De fondo suena Ave Lucifer del disco A divina comedia ou Ando meio desligado, con un sonido eléctrico, por momentos de fantasía, por momentos crudo.

“Las manzanas envuelven los cuerpos desnudos en ese rio que corre en venas mansas dentro de mí. Ángeles y Arcángeles descansan en este Edén infernal”

Vemos globos, gente disfrazada, la cámara girando para dejar a Micky Mouse de cabeza y Os Mutantes en el medio de todo eso: Rita con un gorro hecho de tela bordada, Sergio con galera y Arnaldo que parece Syd Barret. Caminan con el romanticismo de la psicodelia, de las criaturas mágicas que años después van a transformarse en extraterrestres y luego en humanos.

Los setenta estaban en marcha y lentamente la infancia Mutante y sus juegos sonoros empezaban a volverse progresivos. En 1969 Caetano y Gil habían sido presos por el gobierno militar. Eso los empujó a partir hacia el exilio, fue el fin del movimiento Tropicalista. En 1971 llegaría el gran Jardim eléctrico con maravillas como Virginia o El justiciero, suerte de bolero western en un portuñol alevoso. Saravá y el mismo Jardim elétrico muestran lo setentoso que empieza a volverse el asunto y como crecen Dino y Limminha en la banda. En ese año Rita y Arnaldo se casan. Dicen que fue como un juego y en televisión rompen la libreta de casamiento. Virginia, por acá.

En el 72 sale Os Mutantes e seus Cometas no País dos Baurets, para variar otro disco increíble. Los arreglos orquestales desaparecen mientras se aproximan al rock progresivo, algo que se nota en el conocido Balada do louco, donde el sintetizador moog toma el lugar que antes ocupaba Rogerio Duprat. Link aquí.

Quizás el virtuosismo empieza a chocar con la irreverencia infantil que los caracterizaba. Rita Lee queda afuera sorpresivamente, su lugar en la banda se iba diluyendo en esa búsqueda cada vez más instrumental. Arnaldo dijo en una entrevista que fue su decisión “Mandei a Rita embora dos Mutantes”. Los motivos de su partida dieron lugar a mucha controversia.

Sin Rita grabaron OAeaZ , demasiado progresivos, demasiado lisérgicos para la discográfica que decide no sacar el disco. Entonces, como historia repetida del pop psicodelico, la experimentación con drogas empieza a mostrar que no funciona igual para todos. Arnaldo deja la banda, consumía de más, tenía un comportamiento errático. El abuso de LSD y su separación de Rita lo llevó a profundas depresiones. Al final no se había tomado el compromiso como una broma.

Tudo foi feito pelo sol sale en 1974, con Sergio al frente y una formación completamente nueva…

Aquí la historia Mutante empieza a desvanecerse, a volverse oculta.

Solapas anchas, cuero y galera. Cualquier asociación con el swinging London es pura especulación.

Dear Arnaldo

Sergio continuó al frente con diferentes formaciones y grandes músicos hasta 1978, cuando ya era evidente que el proyecto Mutante se había diluido.

Rita, junto a la banda Tutti frutti, se acerca con brillos y plataformas al Glam rock, su mundo es el de los personajes como Ziggy de David Bowie o Alice Cooper. Desde mediados de los setenta crece en su carrera solista, aparecen los hits.

En 1974 Arnaldo Baptista graba Lóki?, un disco extraordinario. Lo acompañan Dino y Liminha en batería y bajo, también Rogerio Duprat. Aunque incluso Rita hizo coros en algunos temas, Sergio no estuvo invitado. Arnaldo quiso hacer un disco sin guitarras. Lóki? es catártico y bello. Tuvo buenas críticas, pero no vendió muchas copias. Hacia finales de los setenta arma el proyecto Patrulha do Espaço, pero se vuelve errático. Es internado en un psiquiátrico y sale como se sale de la cárcel. Graba Singing Alone, otro disco único, en el que toca todos los instrumentos. Está solo y así se presenta acompañado de piano y teclados un par de veces, dando unos shows fuera de serie de los que por suerte han quedado registros. Vuelve a ser internado. A principios de los ochenta, el día en el que cumple años Rita, se tira por la ventana de un hospital psiquiátrico de Sao Paulo. Sobrevive de milagro, pasa varios meses en coma acompañado por un grupo de fans. Recuperado se aleja de todo.

A mediados de los noventa cuando Nirvana visita Brasil en el cenit de su carrera, Kurt Cobain escucha los discos de Os Mutantes y queda fascinado. Comienza a viralizarlos a tracción noventosa de MTV, de la misma forma que en un momento se colocó una remera de Daniel Johnston. De ahí empiezan a resonar fuera de Brasil. Se ilumina una historia a la que recién le damos bola cuando el dedo de oro del gringo señala. Nadie es demasiado Mutante en su tierra.

Kurt Cobain escribe una carta a Arnaldo en la que de alguna manera refleja sus propios miedos: “Arnaldo, te deseo lo mejor. Cuídate del sistema que te traga y te escupe como un carozo de cereza”.

Epílogo

Al final de esas imágenes en Súper 8 de los 70 Rita, Arnaldo y Sergio bailan y se divierten en el medio de una ruta. Escuchamos Ando meio desligado con su bajo gordo junto a la percusión por un lado y la guitarra y el teclado en otra frecuencia. Saltan y zapatean. La ruta está mojada. Ven entre los autos un vehículo extraño, inesperado, un helicóptero ultraliviano. Cuando lo tienen al lado Arnaldo se enloquece y sale a perseguirlo a toda velocidad. Atrás van Sergio y Rita que agita su sombrero sin perder el paso. La cámara intenta acompañarlos hasta que se detiene y los deja ir. Están a mitad de su camino juntos. Pero nosotros estamos a unos clicks de sus discos, de estos archivos.

Hoy Arnaldo es respetado como un genio de la música brasileña. Empezó a pintar y exponer, a tocar de vez en cuando. Grabó Leti t bed. Tuvo discos tributo, igual que Os Mutantes con El Justiciero, cha, cha cha, con artista latinos y españoles.

Sergio dice que no puede dejar de ser un Mutante. Volvió a formar la banda y contó brevemente con Dino en batería y el mismo Arnaldo para un homenaje a la Tropicalia en Londres.

En mayo de este año se despidió a Rita Lee como un ícono, alguien que pasó por encima de los prejuicios, la “Rainha do rock brasileiro”.

Foto de apertura: Nino Andres.