Nada más argentino que el dulce de leche Chimbote, seguro que con el nuevo tratado de libre comercio vamos a llenar Europa con él… pero no: ya se fabrica por allá, en Francia, de donde lo venden a todos lados. Y en la misma planta se hacen otros dos, el Raffolé, para gourmets, y el La Concha, que se promociona diciendo que es “como el de tu madre”.

Con la firma, trucha, de un supuesto acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y Europa, recordamos, porque los franceses ya empezaron a tirar piedras sobre el asunto, un 9 de Julio festejado en el Consulado de Argentina en Barcelona.

Con Horacio Altuna y Anita, su inseparable compañera de toda la vida, compartíamos un vino probablemente argentino, cuando conocimos al gerente de Chimbote para España, fanático hincha de Horacio. Presentar a Altuna resulta tan innecesario como presentar al dulce de leche Chimbote.

El hombre, mientras amenazaba con llenar la casa de Horacio y Anita con el dulce de leche que ellos admitían consumir asiduamente, nos puso al corriente de la globalización: El dulce de leche Chimbote que se consume en Europa se fabrica en Francia.

La empresa SA La Franco-Argentine, con planta de procesamiento en Sains-Richaumont, al norte de Francia, pegada a la frontera con Bélgica, en la cuenca lechera francesa, produce tres marcas de dulce de leche -Chimbote, Raffolé y La Concha-, también alfajores, obviamente de dulce de leche. Sus productos, por ejemplo, se comercializan en España desde Madrid a Galicia, Barcelona, Baleares y Andalucía. Pero no están sólos, la empresa compite con varias marcas francesas, como la que produce la confiture de lait (dulce de leche) Bonne Maman.

Así que, podemos adelantar la conclusión de esta nota. Si pensaban, merced al acuerdo supuestamente firmado por Macri, venderle dulce de leche a los europeos, se van a quedar chupándose los dedos.

Sucede, mis queridos filipipones, como decía un antiquísimo cómico argentino, que los franceses, cualquiera sea el gobierno, no quieren que entren en quiebra sus productores rurales y terminen en París, Lion o Marsella poniendo un maxikiosco, un parripollo o un boliche con cerveza artesanal destinado desde el vamos a cerrar.

El auténtico, el de acá.

En Francia hay vacas lecheras, tan buenas o mejores que cualquiera, y no sólo hacen unos quesos para morirse de gusto, también hacen dulce de leche. Por supuesto que hay subvenciones que ayudan, y trabas a la importación libre de productos extranjeros. No comen vidrio. Algo que parece ser muy del gusto de nuestros actuales gobernantes, que como cantan Los Redondos, mordieron el vidrio por demás, y no se cansan de decir que producimos alimentos para 400 millones de personas. En rigor, lo será indirectamente, porque la soja y el maíz argentino lo que alimentan es millones de pollos, terneros y chanchos, porque les resulta barato, y se dedican a producir sus propios alimentos para humanos, como tomates, papas, trigo, lechugas, y sigue la lista.

Pero volvamos a nuestro asunto, el dulce de leche argento francés, al menos por el nombre de la firma, porque algunas de sus promociones delatan dos cosas, que hay algún chistoso criollo en la firma, y que no piensan vender en Argentina. Porque aparte del Chimbote, y el Raffolé -dulce de leche para gourmet- fabrican y comercializan el dulce de leche La Concha, promocionado desde el marbete… “Como el de tu madre”.

En plan entre jocoso y admirativo, onda ¡Estos franceses!, copiamos la promoción desde su página oficial: “LA CONCHA es nuestra gama más nueva. Decidimos que ya era hora de decir la verdad: el Dulce de Leche puede ser picante, afrodisiaco, envolvente y lujurioso. Pruébenlo y decidan si nos hemos equivocado”.

Lo dicho, si alguien piensa venderle algo a los europeos está delirando. ¿Cómo competir con un dulce de leche picante, afrodisíaco, envolvente y lujurioso? ¿Cómo se puede competir con el incesto y con Edipo? Perdemos por goleada.

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