Un Movimiento Evita analiza las causas de la derrota del FpV. Autocrítica, algunas propuestas y muchos interrogantes. La formación de un frente popular y el lugar de CFK son parte la discusión.

[“]Lo grave es que, aún así, no hubieran podido lograrlo sin nuestros propios errores (…) Nos referimos a los que hicieron posible que desde las propias filas se afectara la imagen de nuestro candidato presidencial (…) y que se acumulara con desmesura candidaturas y poder en un mismo grupo caracterizado por su obediencia acrítica en desmedro de otros sectores (…)”

La frase resalta en las 28 páginas, que pocos seguramente habrán leído y que no tuvo demasiada difusión mediática. Es el documento político que elaboró la conducción del Movimiento Evita, al cabo de la finalización de su Congreso Nacional, hacia fines de noviembre del año pasado, y que llegó a las manos de Socompa.

Para no ser injustos ni poner el carro delante del caballo, debemos decir que la autocrítica –que es extensa y variada pero no da nombres– llega después de muchas consideraciones políticas.

Sobre el kirchnerismo

La primera de ellas es que el ME reivindica el kirchnerismo y sus doce años de gestión. “Nos reconocemos impulsados por las mejores tradiciones peronistas. Pues bien, en ese mismo sentido es preciso reconocer que, en la última etapa, esas tradiciones se manifestaron bajo la forma que asumió el peronismo liderado por Néstor Kirchner y por Cristina Fernández de Kirchner. Fueron doce años de gobierno durante los cuales jamás estuvo en duda que los fines perseguidos fueron los correctos”, señala el documento.

Lo más jugoso para el análisis llega en el punto II, cuando analiza “Las causas de la derrota”. En este ítem, luego de caracterizar y lamentarse por el triunfo del Pro, esboza algunas razones por las cuales el FpV perdió las elecciones.

Lo primero que analiza el ME y que esgrime como principal causa es el poder del enemigo al que se enfrentaban: es decir, “el poder de los intereses dominantes y la manipulación mediática”. “Sería ingenuo no encabezar este análisis recordando que los sectores económico-financieros que invisten la condición dominante reúnen un extraordinario poder y no tienen otra misión que impedir el acceso de las mayorías populares al control del estado. Varían sus métodos pero no sus fines”, agrega el documento.

Pero –y he aquí varios párrafos para destacar– se extiende en una autocrítica como la que encabeza este texto.

Cuando hace referencia a un “mismo grupo caracterizado por su obediencia acrítica” parece caer por su propio peso que habla de La Cámpora, o tal vez de Nuevo Encuentro. El documento no hace nombres (expresamente lo aclara) quizá para no entrar en polémicas estériles y poder aportar, como dice, a la construcción de una nueva herramienta política que le arrebate el gobierno al macrismo en las próximas elecciones.

El Movimiento Evita también esgrime como causa de la derrota electoral a la “ineficiencia en la gestión”. Luego de resaltar todos los logros conseguidos durante los 12 años de kirchnerismo, como “pasar a pesos la mayoría de las transacciones de la economía”; o “aumentar la competitividad en virtud de la devaluación, manteniendo un tipo de cambio cercano a tres pesos por dólar y un descenso de la inflación del 41% al 3.7% registrado en 2003”; y “persistir en el no pago de la deuda -ni capital ni intereses-, manteniendo la situación de default”.

No obstante, el documento critica que “no fue posible modificar las tendencias a la extranjerización ni a la concentración y apenas se atenuó, transitoriamente, la primarización de las exportaciones. Por cierto, tampoco se rompió la dependencia de la importación de bienes de capital, de bienes intermedios y de la matriz de combustibles, lo que se sintió principalmente a partir de 2006. La renovación gubernamental del 2007 se ganó con comodidad, pero las limitaciones del proceso de crecimiento ya comenzaban a manifestarse. En 2008, la crisis financiera de EEUU golpeó a la región y al mundo, modificando el perfil de crecimiento y consumo en escala global”.

El documento también critica la forma en que se trató de implementar la 125 y la reforma en la medición del INDEC, que a su entender derivaron en una grave crisis política, sobre todo el enfrentamiento con las patronales rurales.

El Movimiento Evita plantea que esa y otras variables motivaron “que emergiera ‘la épica del mercado doméstico’ que, en definitiva, expresa un cambio en la dinámica de crecimiento prevaleciente entre 2003-2008. Ese cambio incluyó un dólar atrasado que, a su vez, indujo al mercado a dolarizar las tasas de rentabilidad. Las restricciones a la compra de dólares en 2012, la devaluación del 2014 y la dependencia creciente de la energía importada son reflejo de lo mismo: un cambio de esquema económico, tal vez no buscado, y piloteado como se pudo”.

La autocrítica vuelve a hacerse presente para señalar que “subsistió un núcleo duro de compatriotas excluidos, en situación de pobreza y aún de indigencia, desocupados, subocupados o dedicados a tareas de mera subsistencia. Ese núcleo nunca dejó de ser numéricamente considerable. Cabe reconocer, no obstante, que aun esa franja mejoró su poder adquisitivo, porque se multiplicaron los planes sociales y se instituyó la asignación universal por hijo. Pudieron vivir mejor, pero no se alteraron las condiciones de su hábitat, ni sustancialmente la calidad de los servicios de los que eran usuarios, ni su condición de marginados de la producción y del consumo regulares”.

El tercer punto del documento analiza “La nueva cuestión social”. En este punto primero plantea que “el error de diagnóstico fue la causa principal de los resultados insuficientes de las políticas implementadas. No advertimos, con la claridad y rapidez necesarias, que el capitalismo había dado fin a una de sus muchas etapas -la que se conoció como “la sociedad industrial”- e iniciado otra caracterizada como de economía global financiarizada”.

“En fin –agrega luego de caracterizar la etapa–, una economía centrada en la producción va siendo desplazada por otra de sesgo especulativo. La crisis del 2008, la de las hipotecas subprime -que no ha concluido-, simboliza este nuevo perfil capitalista.

Liderazgo no es conducción

Tras el análisis económico general, el punto 4 va derecho a la estrategia política, bajo el título de “Necesidad de restablecer la conducción. Deberes y responsabilidades”.

En este punto es donde el ME desarrolla lo que será, seguramente de aquí en más, su norte de intervención en la coyuntura política. Hace una distinción entre liderazgo y conducción. Y plantea que un movimiento puede subsistir y actuar sin liderazgo, pero jamás podrá avanzar sin conducción.  “El liderazgo es importantísimo, pero no siempre existe y, en tal supuesto, la organización deberá arreglárselas sin él. La conducción, en cambio, es imprescindible. Sin conducción no hay organización política que lo sea en toda la dimensión del concepto”, dice tajantemente el documento.

“Néstor y Cristina, a su modo y en su momento, ejercieron el liderazgo”, afirma el documento del ME. Pero luego arriesga una frase que puede interpretarse como que la jefa del kirchnerismo debe dejar su lugar de conducción a otros actores. Así, asegura: “Cristina, cómo dudarlo, es una personalidad relevante que aun puede aportar mucho a la causa de la emancipación del pueblo. Hay que confiar en que ponga su prestigio, su talento y su ascendiente sobre importantes sectores de la ciudadanía al servicio de esa finalidad, con la grandeza y el desprendimiento que se le reclaman a quienes ingresan en la historia. Tiene la posibilidad de contribuir en gran medida a la unidad de todos los que coincidimos en el objetivo de derrotar en las urnas a la derecha entronizada. Si lo hace generosamente habrá una nueva razón para exaltar su rol. Por otra parte eso es lo que ella ha dicho, reiteradamente, acerca del papel que quiere desempeñar en las etapas venideras, del mismo modo que ha manifestado, una y mil veces, que no está en sus planes asumir ninguna conducción, decisión que sólo merece el respeto de la militancia. En definitiva, la responsabilidad es nuestra.”

Es decir, CFK debe ser generosa, contribuir a la unidad del campo popular pero luego ser coherente con su decisión de “no asumir ninguna conducción” y que “en definitiva la responsabilidad es nuestra”, es decir, de todos aquellos que hoy quieren enfrentar el modelo neoliberal que, a su entender, encarna Mauricio Macri.

Marxismo en versión Evita

El quinto punto del documento tiene que ver ya con la reconstrucción de la herramienta política. En ese sentido, hace un aporte teórico, si bien no nuevo, al menos discutible y polémico. Según el Movimiento Evita, un nuevo actor social se suma a la eterna lucha entre el proletariado y la burguesía, para usar las categorías señaladas por Carlos Marx. Dice el documento: “Los excluidos. El caso de lo que hemos llamado neoproletariado es muy claro. Esos trabajadores de la marginalidad y la exclusión constituyen un componente indispensable del bloque social transformador, porque ellos son ahora ‘los que nada tienen que perder, salvo sus cadenas’”.

De acuerdo con lo que plantea el documento, una alianza entre el movimiento obrero organizado y los excluidos “abre una esperanza muy concreta”, y cita como ejemplo la relación existente entre la CGT y la CTEP.

El documento avanza luego en caracterizaciones de la etapa política del capitalismo, y cómo avanza cada vez más el proceso de concentración económica. Por ejemplo “en el 2007, sólo 147 empresas controlaban cerca del 40% del total de lo acumulado sumando los resultados operativos anuales de cuarenta y tres mil sesenta corporaciones transnacionales relevadas a nivel mundial. Y de esas 147 empresas controlantes las veinte primeras son bancos o fondos de inversión. Es decir, como lo mencionáramos antes, el capital financiero controla las decisiones del capital productivo”.

“O bien que menos de cien mil personas (el 0,0014% de la población mundial) concentran una riqueza equivalente a unos 9.8 billones de dólares –añade el ME–, lo que equivale al 60% de la economía de EE.UU. o al 26% de la riqueza anual mundial.”

“Los fundadores del socialismo llamado científico afirmaron que el capitalismo había engendrado su propio verdugo –avanza el documento–, refiriéndose al proletariado industrial (…) el capitalismo lo hizo de nuevo. Ahora engendró a los excluidos que, de acuerdo con todas las previsiones científicas, serán cada vez más en la medida del avance incontenible del proceso de automatización de los procesos productivos y de otras actividades humanas. Esa población excedentaria, marginada y condenada será el nuevo verdugo”, arriesga para la polémica el documento del Movimiento Evita.

Todos juntos ahora

A la hora de las definiciones político electorales, el Evita es claro: propugnan una derrota del gobierno de Cambiemos, para lo cual es necesario “un frente tan amplio como sea posible, que comprenda a todo el peronismo incluidos sus desprendimientos y a todas las corrientes no peronistas que integran con pleno derecho el campo nacional y popular. Y a ese frente tenemos que sumarnos todos con entrega militante y abnegación patriótica sin que nadie, absolutamente nadie, tenga derecho a entorpecer su formación anteponiendo intereses personales, egos exacerbados, visiones sectarias o pretensiones de predominio”.

Sobre el final se le anima a una especie de programa de gobierno, si bien se resisten a llamarlo así. En todo caso, son unos cuantos puntos que se le asemejan bastante. A saber:

* Una reforma constitucional para dejar establecido que “es voluntad del pueblo argentino constituir una república democrática que sea un estado social de derecho, regido por el principio de la justicia social, fundado en la solidaridad y en la igualdad, comprometido con el desarrollo equilibrado de todas sus regiones y provincias, con la distribución equitativa de los frutos del desarrollo y con el cuidado del medioambiente y cuyo fin último es asegurar el máximo respeto a los derechos humanos entendidos en su acepción más amplia que incluye los de naturaleza económica, social y cultural y crear las condiciones propicias para el buen vivir de sus habitantes”.

* Plan decenal de construcción de vivienda social, a razón de 300.000 unidades por año, que crearía 2.3 millones de puestos de trabajo directos y 750.000 indirectos y costaría 2.5% del PBI por año si las obras las realizaran los cooperativistas del plan Argentina Trabaja (…) Ese costo es equivalente a lo que se pagará en 2017 por intereses de la deuda.

* Programa sistemático y continuo de urbanización de las villas de emergencia y asentamientos.

* Promover la agricultura familiar, así como las actividades productivas de esencia comunitaria.

* Fomentar el arraigo en el medio rural de los trabajadores de la agricultura familiar y de la producción comunitaria y el retorno de los que han debido migrar, mediante la ejecución de las políticas ya indicadas y la facilitación del acceso a la vivienda y a los servicios básicos necesarios a partir de una nueva legislación sobre tierra urbana y rural.

* Priorizar resueltamente el transporte ferroviario de carga y de pasajeros, restableciendo primero y expandiendo luego la red semiabandonada, recuperando talleres propios, poniendo al servicio de ese propósito al polo tecnológico y a las universidades y volviendo a poner en pie la metalmecánica con tecnología de punta para volver a producir locomotoras, coches y vagones.

* Promover una profunda reforma educacional que libere a la educación pública de su condición actual, pues se ha convertido en un sistema de escuelas para pobres que opera como un componente fundamental de la matriz en la que se origina, reproduce, agrava y perpetúa la desigualdad social.

Un pequeño análisis

Es de celebrar, claro, que una fuerza política tan involucrada en los 12 años de gestión del kirchnerismo se le anime a la autocrítica y a las propuestas.

Si bien el documento no hace mención a temas coyunturales, no explica su alejamiento del bloque parlamentario del FpV ni las condiciones en que negoció con el Gobierno del Pro, por el cual fue muy criticado, especialmente por el kirchnerismo duro.

Para el bien de la unidad de la fuerza que quieren integrar, el ME también debería explicar cuál fue su verdadero rol tanto en el gobierno (pues algunos de sus integrantes fueron funcionarios del kirchnerismo) como su actuación al frente del semanario Miradas al Sur, el cual terminó cerrando sin pagar a los trabajadores las indemnizaciones tal como las prevé la ley sino encarando negociaciones individuales en las que su mayor arma es jugar con las urgencias económicas de los despedidos.

Las categorías políticas que introduce merecen un análisis más detallado. No es menor declarar que, en el campo popular y de la izquierda, el proletariado ya no es el sujeto social de la revolución. Tampoco explica demasiado qué rol jugaría ese sujeto social dentro de un frente tan amplio que incluiría a empresarios y sindicalistas millonarios en su seno.

Son preguntas, nada más, para seguir debatiendo. Pero partiendo de la base de que el documento representa un gran avance en la discusión política, de cara a lo que sigue.