Desde Desde el lunes y como hienas con carroña nueva a la vista para saciar sus apetitos, las caras y las voces dizque periodísticas y emblemáticas de la TV vernácula se muestran alborozadas con el caso de Chano. Tuvieron otra vez los orgasmos de plastilina a que nos tienen acostumbrados sus portadores, en todos los canales.

Los focos y los micrófonos gritones por los goles invalidados a Boca Juniors y la trifulca en los vestuarios brasileños ya comenzaban a apagarse; y no estaba mal, pues poca importancia tienen esos temas, más allá de las pasiones futboleras, en un país y un mundo que sufre lo que sufre.

El silencio ya se había abatido respecto de un tema que sí merecía y merece la atención periodística en orden prioritario, aunque periodística en serio y no la porquería sistémica que produce y propalan nuestros canales de noticias, a base de ignorancias elocuentes, especulaciones siempre, admoniciones constantes, espontaneísmo vacuo en la modalidad “movileros/as” y una vocación por lo más retrógrado, incluso entre aquellas voces que se proclaman o se disfrazan de progresistas, o usen ustedes la palabra que prefieran para designar a quienes intentamos formar parte del campo de los justos.

Leo en portales informativos: Los rastrillajes en busca de Guadalupe Belén Lucero, la niña de cinco años, desaparecida en un barrio de la capital de San Luis, el 14 de junio último…El caso de Guadalupe Lucero es el “más difícil” al que se enfrenta el Sistema Federal de Búsqueda. Así lo consideró María Leticia Risco, coordinadora del Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (Sifebu)…

Pero en la TV nada, ni media palabra, al menos en sus horarios o espacios centrales de los últimos días.

Ahora todos sobre Santiago “Chano” Chanpentier, el músico del “brote psicótico” reducido por un balazo policial en el abdomen. Internado en grave estado. Centro del más reciente capítulo de la bazofia mediática.

TN tomó la delantera. La presentadora Sandra Borghi trató de convertirse ella misma en la noticia al vanagloriarse de sus contactos con la madre del tal Chano, leyendo desde su celular lo que aquella le decía, a la vez que asumía sus dichos como verdades absolutas. Y a tal punto ello fue así que un compañero la corrigió cuando afirmaba con tono adusto que el policía que disparó tenía menos de 20 años de edad.

Tonos similares rugieron desde el programa de América TV que conduce Antonio Laje, una suerte del campeón argentino del sentido derechista más ramplón. Ni que hablar de su colega de señal, la obscena vespertina llamada Viviana Canosa.

El 26, Crónica TV y C5N – este último con menor intensidad cacareante y algunas excepciones – no se quedaron atrás.

Las programaciones de los cinco canales, desde el lunes temprano hasta esta media tarde del miércoles en la que escribo compartieron un común denominador: qué y cómo hacer para, esta vez, castigar y condenar en forma prejudicial al policía que disparó contra Chano, puesto que el canon de siempre propone lo contrario, que los gatillos del Estado son héroes a imitar, casi “chocobares”.

En este caso, para presentadores, editores y gerentes de noticias el escenario era otro: está muy bien que se tire sin miramientos contra delincuentes malos, pobres, sucios y feos, pero cuando se trata de uno de “los nuestros” no; con los “blanquitos” no se jode.

En una especie de marabunta discursiva, sin fuentes o con interpretaciones sin fundamentos, los bastoneros de la desinformación no se dedicaron a cuestiones de fondo, como lo son la salud, los sistemas de atención sanitaria y la existencia de fuerzas de seguridad capacitadas y respetuosas de normas y protocolos democráticos.

No. La especialidad de esta suerte de torquemadas de la era global consiste, y a toda costa, en ser agentes de la semántica punitivista, auxiliares prejudiciales del castigo clasista; y entre los dilemas que proponen apareció uno como central: Taser o no Taser, picanas legales o no.

Demás esta apuntar que esa TV no tuvo en su agenda aquello que acaba de emerger, peligroso, en Mar del Plata.

Según publicaron varios diarios, en esa ciudad quedó conformado el “Escuadrón Espartano de Reparto”, un grupo parapolicial liderado, entre otros, por una ex integrante de la Policía Bonaerense allegada al referente de ultraderecha Carlos Pampillón. Virginia Luján “la Rusa” Sosa fue vocera del levantamiento policial de septiembre de 2020 y se reconoce admiradora de Patricia Bullrich, con quien se encontró personalmente al menos en dos eventos de Cambiemos durante 2018 y 2019, puntualizo Ámbito Financiero.

Pero atención que los dispositivos mediáticos tienen competencia, o más o menos, porque está se expresa sobre todo a través de ellos.

Se trata de políticos y funcionarios. En bloque, la derecha de Juntos por el Cambio (o como se llamen) aprovechan la situación para volver con el proyecto picanero de las pistolas Taser, hecho que no sorprende.

Sí es muy preocupante que aun siga enarbolando ese y otros argumentos represivos el ministro de Seguridad bonaerense, el rámbico Sergio Berni, quien, además y respecto del caso Chano, no esperó la voces de los investigadores y la justica para salir en defensa cerrada del oficial subayudante Facundo Nahuel Amendolara, de 27 años, quien “fue formalmente notificado sobre la pericia balística (a realizarse) para que eventualmente pueda nombrar al perito (de parte), tal como dispone el código para los imputados”, conforme informó La Nación.

Y tan o más preocupante, porque lo de Berni ya es habitual, resulta que el precandidato primero a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires del Frente de Todos, Leandro Santoro, también se haya sumado a la vocinglería derechosa. Sostuvo Infobae: (…) Santoro se mostró a favor de que las fuerzas de seguridad puedan utilizar las pistolas Taser, aunque advirtió que no sería recomendable usarlas en casos como los del músico Santiago “Chano” Charpentier… ”Es increíble que todavía lo estemos discutiendo. A mí no me gusta ningún arma pero las fuerzas las deben tener”, concluyó el precandidato oficialista.

En definitiva, el aparato mediático viene logrando su cometido; es que a veces parece que todo gira a la derecha.

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