El oficialismo apunta contra la prensa estatal en momentos en que todo empieza a caerse a pedazos. Y los patrones privados siguen sus pasos, paritarias a pura pérdida, salarios pagados en cómodas cuotas y hasta vales de supermercado como remuneración. El derecho de todos a la información no se negocia y la lucha sigue.
De Corrientes y 9 de Julio a Corrientes y Bouchard, pasadas las dos de la tarde, conté 23 personas durmiendo en la calle y 6 revolviendo tachos de basura. Las columnas empezaron a moverse todavía con los ecos del abrazo al Ministerio de Salud, a unas cuadras de allí. Se colaron bombos, gritos y puteadas de trabajadores del Ministerio de Justicia y un mensaje a mi teléfono que pedía (más bien, rogaba) que mañana viernes alguien fuera a contar la protesta en el (ex) Ministerio de Trabajo. A lo largo de 500 metros, del Obelisco al Centro Cultural Kirchner, vi seis negocios cerrados, cuatro locales de comida al peso y una decena de mesas y canastos de mimbre con sándwiches de salame y queso, empanadas fritas, pan relleno y otras ofertas de la gastronomía informal.
¿Qué tiene que ver este desfile de postales con la manifestación de TELAM? Que no se puede describir el desguace de la agencia oficial de noticias sin advertir que, con sus distintos personajes y sus argumentos variables, sin señalar que todo se anota sobre renglones torcidos de una hoja sepia que lleva como título “Composición Tema: Miseria Planificada”. (Siempre Walsh, perdón el recurso).
El paro en TELAM supera los 70 días. Se nota en la caminata. Hay un núcleo entusiasta y una mayoría que lleva en sus caras las huellas de un tiempo difícil. Unos y otros parecen ponerse de acuerdo para gritar, sin fisuras, “los compañeros, a laburar; a Hernán Lombardi y a Pousá tienen que echar”. Desde hace días, el titular del Sistema de Medios públicos y el director de la agencia incumplen con el fallo judicial que ordenó la reincorporación de los 357 despedidos. Hay una pequeña lucecita de esperanza, que los delegados del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) compartieron con la asamblea el viernes. “Hay un interés oficial en terminar con este conflicto, ellos aceptaron sentarse a conversar y eso es algo que hasta hace poco ni parecía posible”, explica Ariel Bargach. El sismo en la organización de ministerios puso ahora a la agencia bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete y eso, si bien no implica barajar y dar de nuevo, sacude la mesa y desacomoda los naipes de la precaria jugada que estaba formándose.
Mientras tanto, el Gobierno repite consignas. “Son usurpadores”, había dicho el presidente Macri sobre los trabajadores de Tiempo Argentino que acaban de sufrir los destrozos en la redacción del diario por una patota paraoficial. “Nos leen un acta cada vez que entramos al edifico, los empleados de seguridad nos avisan que estamos usurpando el espacio”, cuenta Cecilia Geller. Finalmente ingresa, sus compañeros y ella, porque algún delegado pone su huella digital en el lector de la puerta. Se alternan para no dejar sus puestos, los que viven más lejos se van a bañar al Sindicato de Encargado de Edificios. Con los dedos índice y pulgar de ambas manos sobre su cámara de fotos, Carlos Brigo, reportero gráfico, asegura que “vamos a seguir peleando, vamos a unirnos a la lucha de todos los estatales”. Los despidos en TELAM fueron los primeros que sufrió el sector público tras la firma del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
“Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, jode”. La consigna truena. Y es más que una arenga. Porque por ahí viene Ana, de Página 12, a contar del paro por 24 horas, de las paritarias que no se pagan, de los aumentos del 2017 que se cancelarán –ojalá- en diez cuotas de ahora a julio próximo. Se cruza Ignacio, de Canal 13, que cuenta que mientras las pantallas de su canal proyectan un 42% de inflación, a ellos les dieron unilateralmente un 10%. Y agrega el método “La Forestal” con que la empresa devolvió el día de huelga que le había descontado a los que se adhirieron al último paro del Sindicato Argentino de Televisión (SAT): “les pagaron con tickets de supermercado”. Laura, de la TV Pública, es una de las que cobra un 50% menos de su salario desde hace meses, por la quita ilegal que impuso Lombardi. Todos tienen paritarias al 0% para este año. “Pero peor la pasan los asistentes de cámara, que están ahora por debajo de los 15 mil pesos y a veces no tienen plata para la SUBE”, dice.
Desde el escenario frente al Luna Park, Tato Dondero, secretario general del SiPreBA convoca a “un plan de lucha que unifique todas las luchas”. Es Mariano Suárez, delegado de la agencia, el que cerrará la lista de oradores. Señala los pisos superiores del CCK y apunta a “los funcionarios irresponsables que quieren eliminar los medios públicos”. Enmarca los despidos que padecieron no como un ajuste, sino como una estrategia de disciplinamiento social. “El Gobierno necesita periodistas obedientes, acríticos, domesticados por la pauta”, concluye. Son ya cerca de las 4, faltan dos horas para que empiece el programa de Eduardo Feinmann.