El mundo mira a Catar. Aquí, dos entrevistas en una. Raphaël Le Magoariec -doctor en geopolítica, especialista en las monarquías del Golfo y autor del libro “El imperio de Qatar. ¿El nuevo maestro del juego?”- y Fonsi Loaiza -periodista español, doctor en comunicación y autor de “Catar, sangre, dinero y fútbol”- explican los porqués de la decisión de Catar como sede del Mundial 2022, el pedido de la FIFA de centrarse sólo en el fútbol y las posibles consecuencias de un campeonato politizado y polémico.
En los últimos días fue enviada a las federaciones participantes del Mundial de Fútbol una carta firmada por el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y por la secretaria general, Fatma Samoura. El objetivo: encauzar la conversación mundial: “¡Por favor, centrémonos en el fútbol!”, dice con signos de exclamación. El comunicado agrega: “Sabemos que el fútbol no vive aislado y somos igualmente conscientes de que hay desafíos y dificultades políticas en todo el mundo. Pero por favor no permitan que se arrastre al fútbol a cada batalla ideológica o política que existe”.
Más adelante continúa: “Una de las grandes fortalezas del mundo es su diversidad, y si inclusión significa algo, es tener respeto por esa diversidad. Ninguna persona, cultura o nación es ‘mejor’ que otra. Ese principio es la piedra fundacional del respeto mutuo y la no discriminación. Ahora, en la Copa del Mundo tenemos ocasión y oportunidad de recibir y abrazar a todos sin importar su origen, religión, género, orientación sexual o nacionalidad”.
Rápidamente la Conmebol sacó un comunicado respaldando esta postura: “La Copa 2022 es la mejor oportunidad de consolidar los valores en los que se funda el fútbol. Este mensaje es poderoso porque es universal, trasciende largamente las disputas políticas o ideológicas, los desacuerdos coyunturales y enfrentamientos puntuales”. Además, se refiere a Catar como “un país deseoso de mostrar su hospitalidad y calidez”.
¿Qué motivó la comunicación de FIFA? A fines de setiembre los capitanes de ocho selecciones europeas tomaron la decisión, finalmente desistida, de utilizar un brazalete con un corazón multicolor y la leyenda “one love”. El capitán inglés Harry Kane explicó: “Como capitanes nos desafiaremos los unos a los otros en el campo, pero haremos frente común contra todas las formas de discriminación”. Siguiendo con los gestos en forma de brazaletes, Robert Lewandowski había anunciad que usaría uno con los colores de Ucrania obsequiado por Andriy Shevchenko.
Por otro lado, a fines de octubre Serguéi Palkin, director general de Shakhtar Donetsk, le pidió a la FIFA en un comunicado oficial que Irán sea eliminado del Mundial: “Mientras que los líderes iraníes se divertirán viendo jugar a su equipo nacional en el Mundial, los ucranianos serán asesinados por drones iraníes y misiles iraníes”, dijo.
Casi a la misma tiempo que se conocía la carta de Infantino y Samoura, una respuesta en conferencia de prensa de Jürgen Klopp -entrenador del Liverpool inglés- refiriéndose a las condiciones de trabajo en Qatar se hizo viral. “Todos sabemos cómo sucedió la elección de la sede y quiénes estuvieron involucrados. Ellos debían saber que no podemos jugar un mundial en verano en Catar. Además, no había casi estadios, alguien los iba a tener que construir, no iba a aparecer Aladín con una lámpara. El problema no es Catar solamente, allí hay gente maravillosa también y no todo es malo. Lo que sucedió en primer lugar es lo que está mal, y las circunstancias en que fue elegido el lugar”.
Además, el alemán opinó que no es justo que a los jugadores y entrenadores se les pida explicaciones por una decisión en la que no participaron, y dijo que la prensa no “hizo lo suficiente 12 años atrás para hablar del tema”.
Los medios ingleses son de los que más han hablado del tema, y el seleccionador de ese país, Gareth Southgate, es preguntado con frecuencia sobre estos temas. En una de las últimas entrevistas que dio a periodistas de L’Equipe, La Repubblica y Die Welt dejó clara su postura: “Al final vamos a juzgar a los seres humanos por su impacto en la sociedad y cómo tratamos a la gente. Si mis jugadores tienen la posibilidad de marcar la diferencia, deberían hacerlo”.
Quien respondió directamente a la carta de la FIFA fue Steve Cockburn, director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional: “Gianni Infantino tiene razón cuando dice que ‘el fútbol no existe en el vacío’. Cientos de miles de trabajadores y trabajadoras han sufrido abusos para hacer posible este torneo y sus derechos no pueden ser olvidados ni ignorados. Merecen justicia y compensación, no palabras vacías, y el tiempo se está agotando”.
El padre de la criatura
Joseph Blatter concedió una entrevista al medio suizo Tages-Anzeiger en la que se refirió al momento de la elección de la sede: “La elección de Catar fue un error. Y yo era responsable de eso como presidente. En ese momento, en realidad acordamos en el Comité Ejecutivo que Rusia debería tener la Copa del Mundo de 2018 y Estados Unidos la de 2022. Habría sido un gesto de paz si los dos opositores políticos de larga data hubieran organizado la Copa del Mundo uno después del otro”.
Además, apuntó directamente a Michel Platini, por aquel entonces presidente de la UEFA, al que acusa de cambiar su postura a favor de Qatar a pedido del presidente francés Nicolas Sarkozy, y aporta un dato: “Seis meses después, Catar compró aviones de combate a los franceses por 14.600 millones de dólares”.
Pero no se quedó ahí Sepp, también tuvo duras palabras para Infantino: “¿Por qué el nuevo presidente de la FIFA vive en Catar? No puede ser el jefe de la organización local de la Copa del Mundo. Ese no es su trabajo. Hay dos comités organizadores para esto: uno local y otro de la FIFA. Un ejemplo: hay una propuesta para crear un fondo para los trabajadores fallecidos y lesionados. Qatar dice que no. ¿Qué debería decir la FIFA, si su presidente está en el mismo barco que Catar?”.
En la cancha de las bibliotecas
En medio de estas discusiones se editaron dos libros que buscan explicar lo que significa una Copa del Mundo en Catar. Uno de ellos estuvo a cargo del francés Raphaël Le Magoariec, doctorando en geopolítica que centra su trabajo en las monarquías del Golfo. El libro se titula “El imperio de Qatar. ¿El nuevo maestro del juego?” El otro es del periodista español y doctor en Comunicación Fonsi Loaiza: “Catar, sangre, dinero y fútbol”. Ambos respondieron a las preguntas de la diaria.
-¿Por qué creen que la FIFA escogió a Qatar como sede de un mundial?
Raphaël Le Magoariec: La elección de Catar se impuso a la FIFA en una lógica de extensión a una nueva zona cultural, la árabe, que era hasta ahora una de las grandes ausentes de la Copa del Mundo.
Fonsi Loaiza: Fue una decisión basada en el dinero y las corruptelas. Hubo muchas comisiones para que fuera sede un lugar sin ninguna tradición futbolística. Los grandes beneficiados han sido los presidentes de federaciones y constructores.
-¿Qué objetivos persigue Qatar organizando una copa del mundo?
Raphaël Le Magoariec: Visto desde Qatar, este Mundial parece ser el producto de un cambio de orientación de la política exterior del emirato iniciado a mediados de los años 90. Catar es un país pequeño con una población nacional que no supera los 350.000 habitantes, pero que cuenta con los terceros recursos de gas del mundo desde los años 70. El emirato invierte en los campos del entretenimiento y los medios de comunicación para convertirlos en la base de su política de influencia. La Copa del Mundo es la expresión concreta de esta política, de un emirato débil que desea reforzarse a través de su imagen apoyándose en sectores que aparecen en el lenguaje global de los dominantes.
Fonsi Loaiza: El objetivo real de esta dictadura es lavar su imagen, y lo está consiguiendo. Es una dictadura que será aplaudida sin críticas ni boicot por los participantes. Miles de periodistas, futbolistas y aficionados acudirán a la cita, que será retransmitida a bombo y platillo a todas horas.
-La mano de obra de las construcciones ha sido un asunto muy discutido. ¿Cómo han visto la actuación de FIFA y de Qatar ante las denuncias de maltrato laboral y las muertes ocurridas?
Raphaël Le Magoariec: Ha habido avances por ambas partes, pero esto es más bien una comunicación, una forma de enmascarar las deficiencias. Por parte del emirato, hay varias reformas que van en la dirección correcta, pero sigue siendo demasiado poco. El principal problema es que los textos pueden haber cambiado, pero los medios humanos para controlar su aplicación no se mueven. Aquí es donde hay que actuar. Muchos trabajadores extranjeros viven en situaciones inhumanas. Y Catar, debido a la situación energética mundial, se siente más que nunca en una posición de fuerza. La FIFA hizo poco, sólo ha adoptado una carta de derechos humanos. La institución sigue guiándose por el afán de lucro y no por los derechos humanos y la ecología, que quedan muy atrás.
Fonsi Loaiza: No han hecho absolutamente nada salvo intentar negarlo y que no se investigue sobre ello, con declaraciones bochornosas como las de Infantino diciendo que les daban futuro en esas condiciones.
-¿El fútbol sigue siendo solo un juego?
Raphaël Le Magoariec: No es una novedad que el fútbol ya no es sólo un juego. Desde sus inicios, ha estado en el centro de los problemas sociales entre la burguesía y las clases trabajadoras, luego en el corazón del imperialismo europeo, y ha inspirado a más de un nacionalismo… Pero fue el giro neoliberal de los años 80 el que aumentó la impresión de que el fútbol se ponía al servicio de múltiples intereses alejados del campo. Catar es el ejemplo mismo de esta forma de concebir el fútbol; en su caso, el deporte se pone al servicio de la razón de Estado, es un relevo para afirmar su poder.
Fonsi Loaiza: El fútbol es el mayor negocio para el blanqueo de capitales en la actualidad. Football Leaks destapó toda esta organización criminal que sigue operando con impunidad. El fútbol debería ser un deporte popular y no el juego de oligarcas como Florentino [Pérez] o jeques árabes.
-Catar organizó un Comité de Entrega y Legado. ¿Cuál será el legado de esa Copa del Mundo?
Raphaël Le Magoariec: Está el legado social y el legado político. Creo que esta Copa Mundial tendrá un legado político sobre todo en el papel que desempeña Qatar en la escena mundial, ya que el emirato ha pasado a ser mucho más central en la mente de la gente gracias a esta Copa Mundial. En el plano social, este acontecimiento da a su sociedad la impresión de formar parte plenamente del sistema mundial, especialmente a sus jóvenes. Por último, habrá un legado legal, las reformas del derecho laboral son un ejemplo, habrá que ver si realmente se aplican.
Fonsi Loaiza: El legado de este Mundial será el recuerdo de la competición deportiva más indecente de la historia. Será para siempre el Mundial de la vergüenza.
-¿Qué significa este mundial para el mundo árabe y para Medio Oriente?
Raphaël Le Magoariec: Del área cultural árabe y de Oriente Medio es difícil tener una visión precisa porque esta zona es muy extensa. Se tiene la impresión de una terrible hipocresía por parte de Occidente. Existe la sensación de que hay un doble rasero en el tema de los derechos humanos y que, por ser un país de Oriente Medio, las críticas son mucho más agudas. En cuanto a las cuestiones de moralidad, hay una sensación de falta de respeto por la cultura y por los ritmos de las sociedades.
Fonsi Loaiza: La vida de las personas musulmanas no importa. No se va a mejorar sus vidas con este Mundial. Si una persona llega en patera a España será insultado y deportado como un moro, y si llega con un yate se le abrirán las puertas de par en par y será un árabe. Es una cuestión de clases sociales, y los medios de comunicación son culpables por incidir en el odio a los inmigrantes si son pobres.
-¿Cómo conviven en los países occidentales las críticas al régimen qatarí y la necesidad de negociar con ellos por cuestiones de energía?
Raphaël Le Magoariec: En este punto es interesante ver que las críticas rara vez proceden de los gobiernos, sino de la prensa, la opinión pública u otras instituciones alejadas de la geopolítica energética. En los últimos meses, los representantes europeos han desfilado por Doha tratando de conseguir acciones del gas qatarí. Las cuestiones de interdependencia están tomando el relevo de las cuestiones fundamentales de derechos humanos. En esta configuración, Catar rara vez ha estado en una posición tan fuerte.
Fonsi Loaiza: Cinismo, hipocresía son palabras que definen las actuaciones de los países europeos con Qatar o Arabia Saudí. Hacen grandes negocios con ellos y se llevan morteradas de dinero en sobres, en cuentas en paraísos fiscales, como el caso del nuevo rey en Gran Bretaña o de Juan Carlos I.
Fuente: La diaria a través de sinpermiso.info