Emmanuel Macron y Marine Le Pen se volverán a medir en segunda vuelta como en 2017. Esta vez, las encuestas señalan una mínima diferencia en favor del actual presidente. En tercer lugar quedó el candidato de izquierda Jean-Luc Mélenchon, que ya anunció su apoyo a Macron. Eric Zemmour, el periodista y postulante de extrema derecha, llamó a votar por Le Pen. Si gana en el balotage, Macron será el primer mandatario francés que revalida el cargo en las últimas dos décadas.
Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen finalmente fueron los dos candidatos más votados en los comicios del domingo y se enfrentarán en la segunda vuelta electoral por la presidencia de Francia. Macron obtuvo el 27,6 por ciento de los votos, mientras que su oponente el 23,4 por ciento. En tercer lugar, cerca de la líder de Agrupación Nacional, se situó el candidato de izquierda Jean-Luc Mélenchon con un 22 por ciento de los sufragios, quien ya lanzó su propuesta: “Ni un voto a Le Pen”.
El balotage será el 24 de abril y el nuevo período de gobierno comenzará el 13 de mayo. Más allá del apoyo explícito que significa la consigna de Mélenchon al actual presidente, los analistas coinciden en que no será sencillo para Macron derrotar a Le Pen. Si lo hace será un hito histórico. En Francia, el presidente solo puede aspirar en una ocasión a la reelección inmediata, y cada período dura cinco años. De ganar Macron será el primer presidente que revalida en el cargo en los últimos veinte años.
Hasta el momento, las encuestas lo ubican como favorito, aunque por un muy estrecho margen. Según Ifop-Fiducial, Macron obtendría el 24 de abril el 51 por ciento de los sufragios, contra el 49 por ciento de Le Pen. Otro sondeo, en este caso de Ipsos-Sopra Steria, le da al actual presidente una ventaja más amplia: 54 por ciento contra 46 por ciento. Tras conocerse los resultados, Macron solicitó a los franceses detener a la extrema derecha: “Invito a todos, incluidos aquellos que no votaron por mí en la primera vuelta, a que nos apoyen – dijo-. Complacer al populismo y la xenofobia, eso no es Francia”.
El desafío para Macron, de cara al escaso margen que le dan las encuestas para la segunda vuelta y el alto porcentaje ausentismo electoral, será movilizar a los franceses para que concurran a las urnas. Apenas conocido el resultado apuntó en ese sentido. Dijo que “nada está decidido” y pidió a sus seguidores no “escatimar esfuerzos”. Macron también agradeció a los candidatos que perdieron y que públicamente solicitaron un voto por su candidatura. Lo hicieron, además de Mélenchon, Valérie Pécresse (4,7%), Yannick Jadot (4,5%), Fabien Roussel (2,3%) y Anne Hidalgo (1,7%).
Macron llegó al Elíseo en 2017, tras imponerse sobre los partidos tradicionales. El descontento contra las élites políticas que por años habían administrado el país hizo que el electorado se volcara a favor del entonces joven exbanquero de 39 años que participaba de su primera elección. Se convirtió así en el líder francés más joven desde Napoleón. Con la nueva agrupación ¡En Marche! (¡En marcha!), prometió alejarse de los espectros políticos tradicionales, fortalecer los lazos con Europa e implementar importantes reformas en materia social y económica.
En 2017, cuando venció a Le Pen en segunda vuelta, su única experiencia en el gobierno había sido como asesor económico y ministro de Economía del expresidente socialista François Hollande. Hoy, no le faltan críticos. Tras cinco años en el poder, Macron es el personaje dominante de la política francesa. Su voz también resuena a nivel internacional y ha jugado un papel importante en varias crisis. También en la ocasionada por la invasión rusa a Ucrania. En síntesis: el 24 de abril será juzgado por su desempeño en el Elíseo. Ya no es una página en blanco como en 2017.
En materia laboral, durante su mandato aprobó una reforma que flexibilizó las regulaciones para contratar y despedir empleados. También redujo los impuestos y avaló estrictas leyes de seguridad para combatir el terrorismo. La reforma laboral fue una importante victoria en su recién inaugurada presidencia, porque representaba una promesa de campaña, pero a la vez supuso un desafío cuando los trabajadores tomaron las calles para protestar. En 2018 tuvo que dar marcha atrás en su plan de aumentar el precio de los combustibles ante la erupción de las violentas manifestaciones que en toda Francia lideraron los llamados “chalecos amarillos” (gilets jaunes). Entre sus logros, tal vez el principal, estuvo reducir el desempleo del 10 al 7,4 por ciento, muy cerca de su promesa de llevar la tasa al 7 por ciento. En el pasado inmediato, su respuesta a la guerra en Ucrania, uniéndose decididamente a las duras sanciones impulsadas por Washington y Londres contra Rusia, impulsó su candidatura.
¿Qué propone de ahora en más? Pleno empleo en un plazo de cinco años y un recorte de impuestos de unos 16 mil millones de dólares al año para los hogares y las empresas, que financiaría con un aumento gradual de la edad de jubilación de 62 a 65 años. En términos de defensa, su propuesta pasa por incrementar el gasto militar con miras a una mayor independencia de Francia, sobre todo en el contexto de la invasión rusa. En cuanto a al tema energético, su idea es crear seis nuevas centrales nucleares, mientras que en la educación prometió darles mayor autonomía a las universidades.
Le Pen, por su parte, una vez difundidos los resultados de la primera vuelta, afirmó que será la “presidenta de todos los franceses” y abordó los temas sobre los que hizo eje durante su campaña, incluida la reafirmación de lo que suele llamar como “valores franceses”, el control de la inmigración y la seguridad. Aunque comenzó mucho antes que Macron en el terreno político, Le Pen es un rostro familiar en la vida pública francesa desde hace una década, cuando por primera vez aspiró a la presidencia.
A los 53 años, a menudo es descrita como una política “serena” y con capacidad de transformarse, cualidades que demostró claramente en 2011, momento en el que salió de la sombra de su padre, Jean-Marie Le Pen, para ubicarse en la cúspide del partido Frente Nacional. Hasta entonces, la agrupación que promueve ideales nacionalistas, en ocasiones vinculado con un discurso racista y antisemita, había sido ligado de forma indisoluble a su progenitor, quien se postuló a la presidencia en cinco ocasiones.
Sin embargo, bajo dirección de Marine Le Pen, el Frente Nacional expulsó en 2015 a su padre tras una serie de comentarios que restaban importancia al Holocausto. Desde entonces, la también abogada y exeurodiputada lideró un esfuerzo para renovar la imagen radical de la ahora llamada Agrupación Nacional. A través de los años, Le Pen, la menor de tres hermanas, buscó proyectar una imagen inclusiva, con acercamientos a la comunidad judía y a las nuevas generaciones de ascendencia norafricana. Además, reformuló su discurso antieuropeo. En los comicios de 2017, cuando compitió en segunda vuelta con Macron, su plataforma contempló un referéndum para retirar a los franceses del bloque europeo.
Hace unas semanas, la cúpula de Agrupación Nacional expresó que prefería reformar la Unión Europea “desde adentro”, sobre todo luego del ascenso de otros líderes de extrema derecha en la región. Sin embargo, Le Pen no ha abandonado su acérrima defensa de lo que define como “lo francés”, una herencia paterna. Su discurso contrapone el patriotismo a la globalización, aboga por reducir la inmigración y también por reforzar la producción local. En la práctica, sus giros parecen haber tenido efecto en los votantes. Así lo señalan las encuestas de cara a la segunda vuelta.
Hace tan solo un mes estaba 10 puntos por debajo de Macron y peleaba por el segundo lugar. Ahora, una posible victoria está dentro del margen de error. Más todavía luego de que Eric Zemmour, el periodista y candidato de extrema derecha, hiciera público la noche del domingo su apoyo a Marine Le Pen. Según los analistas, Zemmour le dio aire a la carrera de la candidata de Agrupación Nacional. La razón: las posiciones más extremas de Zemmour le permitieron a Le Pen mostrarse como una candidata más moderada y apelar así a un grupo de votantes que en la pasada votación la consideraban demasiado “radical”. Zemmour quedó cuarto con un 6,92 por ciento de los votos.
¿Qué propone Le Pen? Básicamente, poner fin al derecho de asilo que califica como “abusivo” mediante un referéndum que apunta a restringir la inmigración. También prohibir el uso del hiyab islámico en las áreas públicas, además de convertir a la Unión Europea en una alianza de naciones cuyos integrantes no puedan ser cuestionados por las leyes del propio bloque. Finalmente, dice que si gana eximirá de impuestos a los menores de 30 años y que reducirá las contribuciones patronales a las empresas que aumenten un 10 por ciento el salario mínimo que pagan a la mayor parte de sus empleados.
Fuente: BBC.